Por Mariela Encina Lanús
PARECERÍA UN JUEGO DE PALABRAS, SIN EMBARGO, NO LO ES: COMER NO ES LO MISMO QUE ALIMENTARSE CONSCIENTEMENTE. LA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE ES UNA HERRAMIENTA PARA EL AUTOCONOCIMIENTO Y LA SALUD. LAS CLAVES PARA PRACTICARLA.
Aunque conozcamos la máxima, “Somos lo que comemos”, la mayoría de quienes vivimos en la cultura occidental aun no realizamos el cambio radical que implica practicarla. Sin embargo, deberíamos: el abordaje natural y consciente de la alimentación es el punto de partida para una vida saludable.
"La alimentación no es lo superior en la vida, pero es el terreno desde el cual lo superior puede florecer o bien perecer", sostiene Veraaj, maestro yoga que desde hace más de cuatro décadas indaga en la ciencia de la nutrición.
Ahora bien, aunque parezca un juego de palabras, no lo es: comer no es lo mismo que ser conscientes de los alimentos que consumimos. La alimentación consciente es una herramienta de autoconocimiento, evolución espiritual y salud. Y todos podemos practicarla.
El origen de esta concepción, explica Veeraj, es milenario: "antiguamente, la medicina tradicional se desprendía de los sistemas filosóficos y espirituales: el chino, el hindú, el budista. Por entonces, la salud era abordada desde un punto de vista preventivo. Más que técnicas de sanación, la medicina implementaba técnicas de desintoxicación y de mantenimiento del estado de salud".
La proliferación de enfermedades autoinmunes y de otros trastornos (digestivos, respiratorios, cardíacos) con los que lidiamos a diario, son señales de alerta; indican que es necesario volver la mirada a este tipo de mecanismo causal.
"Nuestro estado de salud es mediocre. Nos acostumbramos a la mediocridad: convivimos con colesterol, la presión o el azúcar alto, las alergias. Asumimos como normal, una situación patológica. La normalidad es la salud. La enfermedad es común. Es hora de abandonar la idea de que las enfermedades son causadas simplemente por el estrés o la mala suerte. Todo trastorno, síntoma o enfermedad (intolerancias, alergias, enfermedades autoinmunes, problemas digestivos, incluso el cáncer) directa o indirectamente está vinculado con algún alimento que hemos introducido en nuestro organismo".
Ciertos países gozan de una consciencia avanzada sobre el tema. En la Argentina, en cambio, recién comienzan a generarse movimientos en torno al tema. "La clave –asegura Veeraj- está en buscar, investigar, leer, pero también en comenzar a experimentar porque el último análisis, siempre, lo hará nuestro organismo".
Sin embargo, ¿estamos preparados para transitar este proceso de alimentación consciente? "Aunque oímos frecuentemente información en torno al tema, raramente lo llevamos a la práctica. El desafío es hacer posible el cambio de consciencia y éste tiene que nacer del deseo de una mejor a calidad de vida. El punto, tal vez, es que buscamos un elemento resolutivo: agregamos, en lugar de suprimir alimentos. El cambio se dará cuando seamos consumidores conscientes. Solo siendo conscientes de ciertas leyes y mecanismos recuperaremos la libertad de elegir".
ALIMENTOS HIPO E HIPER TÓXICOS
No existe alimento alguno que al ser incorporado no produzca toxinas. La diferencia radica que ciertos tipos de alimentos (por caso, frutos cítricos como el kiwi, el limón o la naranja) entregan el 95% de nutrientes y generan un 5% de residuos. En este caso hablamos de alimentos hipotóxicos.
Los hipertóxicos, por el contrario, aportan al organismo un mayor porcentaje de toxinas, que de beneficios. Esto implica, para el organismo, realizar un trabajo enzimático forzado.
"Todo organismo sano tiene la capacidad de eliminar un excesos de toxinas. Sin embargo, si esta situación se prolonga en el tiempo, esta capacidad disminuye notablemente. Nuestro organismo, que es inteligente, ubicará el exceso de toxinas en los lugares en donde no afecten los órganos más nobles. Así se originan, por ejemplo, la localización del tejido adiposo y el endurecimiento de las articulaciones".
TODO ORGANISMO SANO TIENE LA CAPACIDAD DE ELIMINAR UN EXCESOS DE TOXINAS. SIN EMBARGO, SI ESTA SITUACIÓN SE PROLONGA EN EL TIEMPO, ESTA CAPACIDAD DISMINUYE NOTABLEMENTE.
Si el organismo se sigue viendo forzado a destruir excesos de toxinas, estas pueden afectar los procesos metabólicos. Este es el comienzo de todas las enfermedades. "La especialización en la medicina tradicional se centra en el análisis y posterior aplacamiento del síntoma, que es el último eslabón de la cadena. La enfermedad debe ser comprendida, debemos preguntarnos de dónde proviene, indagar hasta llegar a sus causas, y éstas siempre tienen que ver con el abuso a largo plazo de algún alimento".
CEREALES CON GLUTEN Y LÁCTEOS, EN LA MIRA
Si bien, los beneficios que produce un alimento dependen, en última instancia, de cada organismo, existen tendencias a la hora de separar los alimentos entre aquellos que son más compatibles o asimilables, de aquellos que son tóxicos para todos.
Los estudios más avanzados, detalla Veeraj, apuntan a dos grandes grupos de alimentos, “sospechosos”, de ciertas enfermedades: los cereales con gluten y los lácteos; paradójicamente, dos pilares de la nutrición en nuestro país.
"Debido a los métodos de cultivo, todos los cereales con gluten tienen, ahora, un porcentaje de entre 5 a 10 veces al que contenían tres décadas atrás. Nuestros genes se acomodan a estos cambios pero no con la rapidez que cambia la industria alimenticia. Es por eso que nuestros organismos no están preparados para asimilar estos porcentajes. Por eso es aconsejable limitar el consumo de harinas refinadas".
Está comprobado, por otro lado, que los lácteos (yogures, leche, quesos) son las principales causantes de alergias y malestares digestivos.
CAMBIO DE HÁBITOS
"Poco a poco comenzamos a darnos cuenta de que la salud depende de lo que comemos. Pese a este cambio paulatino, el paladar no siempre está en relación con lo que el cuerpo pide. El desafío está en reentrenar el paladar para adaptarlo a nuevos sabores y texturas", afirma Miguel Solanes, médico gastroenterólogo y médico naturista.
"La alimentación saludable –detalla- está relacionada con la constitución física de la persona y con las actividades que realiza. Es importante saber y obedecer a lo que el cuerpo nos pide. Un alimento que hace bien, tiene que hacerte bien en todo sentido porque lo que ingerimos también influye en las emociones.
Aunque los porcentajes de consumo de grasas, proteínas e hidratos depende de cada individuo, se recomienda ingerir frutas, verduras y semillas; y también algas, que son una gran fuente nutricional; y reducir el consumo de alimentos procesados como harinas, azúcar blanco, lácteos, bebidas gaseosas, entre más.
Además de las características de cada organismo, otros factores se ponen en juego a la hora de pensar en los tipos y calidad de alimentos que conviene consumir: lo ancestral, lo cultural y nuestro entorno familiar. Practicar una alimentación consciente, muchas veces, puede ir a contrapelo de estos contextos. Sin embargo, subraya Veeraj, una dieta equilibrada, organizada y consciente no es imposible.
UN ALIMENTO QUE HACE BIEN, TIENE QUE HACERTE BIEN EN TODO SENTIDO PORQUE LO QUE INGERIMOS TAMBIÉN INFLUYE EN LAS EMOCIONES
Veeraj es un maestro yoga italiano, radicado en Mendoza. Su fascinación por la dimensión espiritual de la vida y del ser humano comenzó en su juventud. A partir de su conocimiento del Yoga, se dedicó al estudio, la práctica interior y luego la enseñanza de diferentes tradiciones espirituales, orientales y occidentales. En este contexto profundizó sus estudios sobre la Ciencia de la Nutrición, que se nutren desde los antiguos principios de la medicina ayurvédica, hasta recientes investigaciones científicas.
Descubrir la diferencia entre comer y alimentarse conscientemente es el pilar de “Sábados de Cocina Consciente”, serie de talleres quincenales coordinados por Veeraj. El programa ofrece un espacio para quienes buscan mejorar sus hábitos alimenticios, a través del abordaje teórico práctico de tema relacionados a la alimentación y a la cocina vegetariana.