Según publicó el diario británico Daily Mirror, los casilleros no estaban correctamente asignados en las tarjetas oficiales. Así, el multicampeón invicto estaba en el "rincón azul", mientras que el retador estaba en el "rincón rojo". Esta terrible equivocación en las tarjetas de los jueces Glenn Feldman, Burt Clements y Dave Moretti, no hace más que alimentar nuevas teorías conspirativas alrededor de lo que ya se califica como "el Fraude del Siglo".
Es que la tarjeta oficial de la Comisión Atlética de Nevada muestra el combate en la esquina roja por delante, en las puntuaciones de los tres jueces, pero Mayweather era en realidad el de la esquina azul en Las Vegas. Y según los papeles, el ganador de la velada fue el filipino
“Manny” Pacquiao por decisión unánime. Los jueces, identificados en las tarjetas oficiales bajo los seudónimos “blanco”, “azul” y “rosa”, completaron sus respectivos puntos en el lugar equivocado. El error sería un bochorno mundial e histórico, y no hace más que alimentar la teoría de que la pelea fue un gran negocio. Y se suma a las declaraciones de Pacquiao, que admitió que había peleado con un hombro lesionado.
“Tres semanas antes de la pelea, tuve que saltar la formación de un par de días debido a la lesión", dijo Manny, al tiempo que avisó: "Tuve una resonancia magnética y no había una lágrima en mi hombro derecho”. La Comisión del Estado de Nevada, que se anotició de la lesión dos horas antes de la pelea, le negó una inyección de analgésico.
La salud de Pacquiao alimentó las sospechas de los fanáticos del boxeo y de los periodistas especializados luego de observar que la intensidad de la pelea no había sido la esperada. Dudas, sospechas, y una desilusión histórica. Y así, el negocio una vez más le ganó al deporte.
Pacquiao podría ir a la cárcel
Ya pasaron tres días desde el fin de “la pelea del siglo”, pero sus repercusión aún continúan. La principal es la lesión en un hombro confesada por Manny Pacquiao tras el combate, la que lo obligará a ser operado y a estar un año sin pelear profesionalmente. No obstante, esta situación podría exponer al filipino a una grave sanción que lo podría llevar, incluso, hasta la cárcel, luego que se divulgara un “incriminador” documento.
El DailyMail publicó el cuestionario médico respondido por Pacquiao antes del combate, donde al ser preguntado si tenía “alguna lesión a
tus hombros, codos o manos que necesitara evaluación", su respuesta fue "no".
Además, considerando que se trató de una declaración jurada, el filipino habría violado el capítulo 199 de las leyes de Nevada, estado donde se llevó a cabo la pelea, donde, si se considera culpable, podría recibir una pena entre uno y cuatro años de prisión, además de una multa que alcanza los 5 mil dólares.
No obstante, su asesor Micheal Koncz, aseguró que fue él y no Manny el que llenó la planilla, que no leyó bien al llenarla y que “voy a asumir la responsabilidad por lo que pasó”.
Mayweather abre la puerta para una revancha
Floyd Mayweather declaró que “está abierto” para darle una “revancha” al filipino Manny Pacquiao, después que el asiático se recupere de una cirugía en el hombro derecho que le realizarán en la ciudad de Los Ángeles. “Pelearé con él un año después de su cirugía”, dijo Mayweather luego de su triunfo por decisión unánime. A su vez, el doctor Neal ElAttrache, de la Jobe Ortopedics en Los Ángeles, que intervendrá a Pacquiao, manifestó: “tenemos una resonancia magnética que confirma que tiene un desgarro del manguito rotador (del hombro derecho).
Tiene un desgarro significativo”, afirmó. El doctor ElAttrache es un reconocido cirujano que operó a atletas de élite como Kobe Bryan, de los Los Ángeles Lakers, el lanzador Zack Greinke, y Tom Brady, mariscal de campo de los patriotas de Nueva Inglaterra, entre otros. Mayweather (48-0-0/ 26 ko), de 38 años, que tiene una pelea en su contrato con la cadena televisiva Showtime, manifestó en varias ocasiones que “tiene la intención de retirarse después de una pelea final en setiembre”, aunque admitió durante la conferencia de prensa posterior a la pelea que él es “humano” y, ocasionalmente, "se contradice a sí mismo".
