Mayra Tous sonríe y transmite la paz de su pueblo, de los paisajes que lleva tatuados en sus pupilas y que la hicieron emocionar hasta las lágrimas el día que volvió a su tierra convertida en la Reina Nacional de la Vendimia 2020.
Llegó a su departamento el miércoles a la tarde porque el jueves a la noche iba a ser su recibimiento. Desde la comuna habían organizado todo para que la gente pudiese saludarla e, inclusive, tenían listas varias sorpresas.
Sin embargo, el evento debió suspenderse como medida preventiva, en el marco de una serie medidas para frenar el avance del coronavirus.
"Me produjo mucha tristeza porque todo Tupungato estuvo conmigo desde un principio y quería agradecerles. Igual, entiendo que son medidas necesarias por prevención", acepta.
Sin embargo, cualquier señal de desánimo desaparece cuando habla de su lugar en el mundo, ese que la define tanto, tal vez más de lo que ella se da cuenta. "Viví cuatro años en la Ciudad de Mendoza mientras estudiaba. Pero todos los fines de semana me venía para acá, y el año pasado me volví. Amo la vida de pueblo, soy muy familiera", confiesa con orgullo.
Tiene 22 años, es periodista, está a poco de ser licenciada en Comunicación Social y sueña con generar cambios que impacten en la gente, "pero sé que tengo sólo un año y es difícil", reflexiona.
Por eso, ve cercana la posibilidad de encarar una iniciativa que tiene que ver con la cultura y la educación. "Me gustaría que se enseñe en las escuelas sobre la historia de Mendoza y su tradición. Para que, en un futuro, si viene un turista cualquier persona pueda explicarles la Vendimia. No creo que esté fuera de mi alcance", explica con ilusión.
Esa idea la viene acompañando, inclusive, desde que era representante de El Peral, antes de ser elegida reina de Tupungato. Entonces, decidió promocionar con videos los diferentes distritos que este año no tenían candidatas "para mostrarlos, porque tenemos lugares hermosos acá".
Asimilando la corona
Las primeras horas como Reina Nacional fueron una carrera entre los tantísimos eventos, públicos y privados, a los que debe asistir la flamante soberana durante el domingo posterior a la elección.
"Esa noche dormí dos horas y media. Me gustaría proponer que eso cambie porque es mucho y no parás. Recién en la noche empecé a caer en lo que estaba viviendo y empecé a llorar de alegría", rememora con humor.
En cuanto a la noche del Acto Central, Mayra recuerda: "Escuchaba que cantaban los votos y sentía que el corazón me iba a explotar. Cuando dijeron mi nombre le dije a Laura (Micames, Reina Nacional 2019) que sentía que me iba a desmayar. Ella me dijo 'Qué te vas a desmayar, dale'. Fue muy emocionante", describe acompañando todo con gestos de sus manos y ese brillo en los ojos que no la abandona.
El regreso a casa no estuvo lejos de ese revuelo de emociones. La noche del miércoles la esperaban sus papás, Daniel y Norma. "Nos abrazamos los tres en la cocina y lloramos un rato", describe, agregando que "después estuvimos charlando y me fui a acostar".
Al llegar a su habitación, descubrió que su hermana de 11 años, Morena, le había dejado un cartel sobre la cama diciéndole que la había extrañado. Las lágrimas brotaron de nuevo. "Soy muy llorona", reconoce entre risas. Sobre la pequeña, indica: "Es mi persona favorita en el mundo".
La familia, a la que Mayra describe como “muy trabajadora”, se completa con su hermano Martín (20), quien está viviendo en Capital. Además, está su novio Diego, que es de perfil bajo y se está adaptando a esta nueva realidad.
"Mi mamá es muy solidaria", destaca. Un claro ejemplo de eso es el mensaje que les transmitió a ella y a sus hermanos al explicarles que tenían "mucha suerte de que no nos faltara nada", pero que existen personas cuya realidad no es así (ver aparte).
Volviendo a su familia, la tupungatina aún tiene a dos de sus abuelos: Soledad (mamá de su papá) y Héctor (papá de su mamá). Este último elabora un vino con un amigo suyo de toda la vida y hasta le colocan una etiqueta con una foto de ambos.
Inclusive, Héctor se pone al frente de una tradición familiar que comenzó hace tiempo. "Hacemos vendimia en familia: tenemos unas hileritas de Malbec y todos los años nos juntamos con mis tíos y mis primos y hacemos la cosecha, Después elaboramos vino casero", describe ilusionada, al tiempo que anticipa que será en "dos semanas, más o menos" que les llegará el día tan esperado este año.
El cariño de su gente
El viernes a la mañana se despertó con el timbre que anunciaba una linda sorpresa: "Era un vecino que me traía el desayuno con su familia", comparte la soberana. Después, salió a comprar algunas cosas y muchos aprovecharon la oportunidad para saludarla y abrazarla.
Es que, al suspenderse su bienvenida al departamento, aún muchos vecinos no tuvieron la posibilidad de felicitarla. Por eso, mientras camina por la vereda o se traslada a algún lugar, el pueblo de Tupungato aprovecha para hacerle llegar su cariño. Ella responde a cada uno con la misma atención y simpatía.
Inclusive, fue difícil elegir dónde sacar las fotos que acompañan la nota, porque había que buscar lugares donde su presencia no revolucionara todo. Mayra entiende con orgullo que se trata de "su" pueblo, y lo disfruta.
Cuando realizó las pasantías, tuvo la posibilidad de trabajar en un medio de la capital y luego en una bodega de su departamento, lo que le permitió descubrir su interés por la comunicación institucional y no descarta hacer posgrados para especializarse en la materia.
En consecuencia, su intención es quedarse a vivir en su tierra, donde tiene a su familia y donde su novio se desempeña profesionalmente. "Yo amo a Tupungato", confirma.
Crecimiento personal
Toda la previa a la elección nacional suele ser muy estresante para todas las candidatas, quienes se ven expuestas en los medios y "bombardeadas" por tantas actividades y compromisos. Si bien desde hace años se ha buscado un balance para que no lleguen tan cansadas a los eventos finales, la realidad es que el agotamiento las alcanza.
Eso, y la distancia de los afectos personales (en especial quienes tienen a sus familias en departamentos alejados del Gran Mendoza), suelen afectar a las soberanas. Y la flamante Reina Nacional 2020 no fue la excepción.
"Esto me ha hecho más fuerte. Durante esa semana extrañé, pero no lloraba. Creí que me iba a costar más y creo que fue por el grupo humano que formamos con las chicas. Nunca me faltó un abrazo ni una palabra de aliento. Al igual que mi coordinadora, Eugenia, que siempre me dio su cariño y sus consejos", manifiesta agradecida.
Compromiso con los niños
Desde hace un tiempo la mamá de Mayra, Norma, es parte del equipo que trabaja en Con Infancia, una organización que nació con un objetivo similar al de Conin, pero que luego fue mutando. "Descubrieron más necesidades que las nutricionales y que eran tan importantes como esas", señala. La joven colabora desde hace tiempo y despega este proyecto de su reinado: "Es algo personal".
Según explica, desde Con Infancia trabajan con otras instituciones para hacer frente a las carencias detectadas y mejorar las realidades de quienes las sufren. Hoy, la organización está enfocada en crear un Centro de Equiniterapia.
Mayra no se olvida de las otras reinas departamentales. "Todas tienen proyectos enfocados en lo social, lo cultural y lo turístico. Un año es poco tiempo para poder hacer todo, pero voy a intentar colaborar", confirma.