El 80% de los mayores de 65 años no terminó la secundaria

El dato surge de la última Encuesta de Condiciones de Vida de la provincia. Quienes nacieron a mediados del siglo pasado tuvieron un contexto social y educativo diferente.

El 80% de los mayores de 65 años no terminó la secundaria
El 80% de los mayores de 65 años no terminó la secundaria

De acuerdo a los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida publicada en 2011 por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), la gran mayoría de los mendocinos que superan los 65 años no alcanzó a terminar la escuela secundaria: 37,37% del total (178.720 adultos mayores) sólo logró cursar algunos años del nivel primario o directamente nunca asistió a clases, en tanto que 45,2% dijo haber completado la escuela primaria, pero no así el nivel medio.

Así, el panorama en materia de escolarización para los hombres y mujeres que nacieron entre principios y mediados del siglo pasado, reviste características particulares. De hecho, varias causas explican por qué gran parte de quienes vivieron su adolescencia y juventud hace no más de tres generaciones no necesitaron de un título para poder construir sus vidas, proyectarse y mantener a sus familias.

Un escenario diferente en lo económico, laboral, social y político se planteó en décadas donde sólo las familias pertenecientes a una elite tenían la posibilidad de estudiar. Incluso, los especialistas en educación advierten que a diferencia de hoy, la oferta educativa estaba limitada a unos pocos, dejando aún más relegadas las zonas rurales.

Analizar las causas de este fenómeno exige volver la mirada al pasado educativo del país y la provincia. En ese sentido, la doctora en psicopedagogía, Mónica Matilla, explica que para comprender por qué más del 80% de los adultos mayores de la provincia no logró completar el nivel medio, está ligado justamente, al origen fundacional de la escuela secundaria, a principios del siglo 19.

La especialista asegura que ese formato de escolarización estuvo pensado para brindar un mayor nivel de instrucción a las personas de grupos económicos más favorecidos, interesados en ingresar a la universidad.

Por su parte, los más humildes podían aspirar a aprender competencias básicas, como leer y escribir; para lo cual les alcanzaba con asistir sólo a los primeros años de la primaria. Así, explica Matilla, en sus orígenes la escuela secundaria estaba destinada sólo a las elites. "Esto hace que no sea vista como un medio para la inserción laboral, sino más bien como un aspecto que determinaba la pertenencia a una clase social", detalla la experta en educación.

Estela Pérez de Flamarique, directora de Adultos Mayores de la Provincia, coincide: "Las personas que vivían en el campo, por ejemplo, como mucho podían terminar hasta cuarto grado", explica la funcionaria y aclara que en realidad, todas las personas que deseen concluir los estudios lo pueden hacer si se lo proponen. Las aulas satélites destinadas a la tercera edad, que funcionan en los hogares estatales son una alternativa para quienes se propongan volver a estudiar.

Evolución de la escuela secundaria

De la mano de los cambios económicos que marcó la Revolución Industrial, surgió la necesidad de preparar mandos medios dedicados a aspectos técnicos. Con el pasar de los años y la llegada del desarrollismo en el país durante la década del ?50, la enseñanza media se sistematizó y comenzó a popularizarse como el medio de ascenso social por excelencia de la clase media trabajadora.

Pero fue recién en 2006, con la aprobación de la actual Ley de Educación Nacional, cuando la escuela secundaria se volvió obligatoria en todo el país. "Con el avance de la sociedad del conocimiento se elevó el nivel de exigencia respecto del umbral básico de escolaridad. Por eso hoy no se puede pensar en lograr, por ejemplo, tener un trabajo sin tener como mínimo el título secundario", asegura el director de Jóvenes y Adultos de la Dirección General de Escuelas, Jorge Galleguillo.

Desde el punto de vista del funcionario, "los gobiernos en general no tuvieron una política activa en materia de escolarización de jóvenes y adultos. La escuela secundaria había tenido un lugar marginal y recién hace unos años pasó a ser una modalidad más del sistema educativo".

En la actualidad, el gobierno escolar contabiliza un total de 40 mil mendocinos que asisten a los centros de alfabetización primaria, Cebas y CENS. Del total, se estima que 70% son jóvenes menores de 24 años, en tanto que la matrícula de adultos mayores es baja.

Por eso, uno de los objetivos a corto plazo consiste en fomentar el acceso a la alfabetización y la terminalidad educativa de los adultos mayores logrando una amplia llegada en los centros de jubilados y las uniones vecinales, entre otras entidades. "Tenemos un nivel alto de analfabetismo entre nuestros abuelos. Por eso vamos a reforzar los programas existentes", reconoce Nora Chaves, a cargo del área de Educación Primaria de Adultos de la DGE.

Sabiduría que no se encuentra en los libros

Haber asistido hasta tercer grado no fue para Prudencio Díaz (92) un obstáculo para proyectar su vida, planificarse y abrirse camino. A base mucho esfuerzo, el hombre asegura que logró todo lo que en su vida se propuso.

Desde chico aprendió las bondades de la tierra y no dudó en poner lo mejor de sí cuando su padre lo llevó a las plantaciones de alfalfa en Nueva California (San Martín). Muy joven llegó a ser capataz en la finca. "Trabajaba a la par de los obreros, hasta 18 horas por día", recuerda.

Eran tiempos difíciles, pero en los que la palabra era sinónimo de un compromiso ferviente y duradero. Interesado en los cultivos, Prudencio aceptó todas las enseñanzas de un enólogo que conoció cuando su tío, aún siendo él muy joven, lo puso al frente de una bodega. Cuenta este mendocino que las labores diarias eran muchas y muy sacrificadas, por lo que anotarse en el servicio militar le significaba algo así como una pausa, un descanso. Tal fue su buena disciplina y dedicación, que obtuvo un ofrecimiento para ocupar un alto cargo en la milicia.

Pero su amor por el campo y la naturaleza pudo más: "No acepté", asegura aún convencido de su decisión. En los ?50, Prudencio fue presidente de la Federación Agraria y logró forjar una empresa dedicada a la exportación de productos agrícolas.

Fue presidente de una cooperativa de agua en los ?90 y presidió el ex Banco Libertador. Siempre actualizado y preocupado por las cuestiones políticas y económicas del país, el hombre muestra en su hablar esa sabiduría que sólo dan los años.

"Aprendí siempre trabajando. Creo que teniendo ganas, salud y voluntad es posible lograr todo lo que uno desee", dice Prudencio, quien hasta hoy sigue armando proyectos para dejar como legado, una finca a sus nietos.

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