Max Casá: “La cocina perdió cuando se hizo hincapié en lo molecular”

El chef llegó a Mendoza para coordinar un taller gratuito de pastelería y repostería para 18 mujeres del barrio La Favorita. Con Estilo habló sobre la gastronomía actual, los realities y su idilio con la provincia.

Max Casá: “La cocina perdió cuando se hizo hincapié en lo molecular”

Es casi un mendocino más, no sólo por la cantidad de tiempo que lleva en la provincia sino por el amor que le profesa. "No quiero sacar la cuenta pero fácil hace unos 15 años que estoy acá", cuenta en entrevista con Los Andes el prestigioso chef Max Casá.

“Mi decisión de quedarme acá me tomó sólo 48 horas, desde que conocí Mendoza y decidí venirme con mi familia. Quizá influyó que estaba un poquito cansado de Buenos Aires y de andar como loco. Además se dio una posibilidad laboral que me cerró y me vine. Mis hijos están de muy chiquitos y son más mendocinos que bonaerenses”.

Fue esa misma pasión y enamoramiento las que llevaron a Casá a pensarse (en teoría y en acción) como un gran docente a la hora de capacitar y brindar diversas clases por medio de su Instituto (Instituto de Gastronomía Internacional Max Casá).

Desde ese punto partió la Dirección de Acción Social de la Municipalidad de la Capital, que coordinó un taller de pastelería y repostería en su instituto. A través del programa “Ellas hacen”, 18 mujeres del barrio La Favorita pudieron así capacitarse de manera gratuita en panadería y pastelería con Max Casá. Bombones, trufas, budines y jaleas fueron parte de los productos que realizaron.

“Me dio la sensación de que por medio de estos cursos apuntaban a poder desarrollar la realización de diversos productos para, de esta manera, generar la posibilidad de un pequeño emprendimiento propio, obviamente comenzando de manera casera. Hay muchas mujeres que ya lo vienen haciendo pero que quieren, con estas capacitaciones, poder enriquecer un poquito más lo que sería su oferta. De hecho lo que desarrollamos en este curso se basó en armar una canasta de productos para el Día de la Madre.

- ¿Qué potencialidad ves en este tipo de acciones?

- En la medida en que se pueda dar una mano, uno tiene que internalizar que ayudar es una obligación moral, a no ser que no se pueda. En mi caso tengo todo para hacerlo. No me cuesta nada generar algo positivo para estas personas, como el hecho de que puedan gestar productos que les permitan un ingreso extra a lo que ya hacen.

- ¿Cómo ves el desarrollo que se ha generado en el mundo de la gastronomía mendocina y qué aspectos considerás que lo potenciaron?

- Lo veo muy sólido y potenciado por los medios y las redes sociales. Hoy internet genera que si ves algo que te gusta, y deseás aprenderlo, con un solo click puedas hacerlo. Desde tutoriales, hasta recetas y blogs.

- ¿Considerás que los realities al estilo "Master Chef" también influyeron en el interés del público en aprender?

- Sí, por supuesto. Es una herramienta que te vende gestos, realidades, un montón de aspectos. Y eso sucede con este programa. Además tiene de bueno que, de alguna manera, y gracias a los que están ahí (delante y detrás de cámara), se volvió a una cocina tradicional. Cuando hacían cocina francesa, por ejemplo, las recetas que se realizaban eran de postres que se elaboraban en otros tiempos, años atrás.

Obviamente se exponían con otra estética, tal vez un poquito más moderna en las presentaciones. Eso me pareció buenísimo porque hubo un momento en que se llegó a perder, cuando se hizo tanto hincapié en la cocina moderna y molecular.

- ¿Es decir que la gastronomía viró de opciones más pretenciosas, a otras más simples y accesibles para todos?

- Tal cual. Lo que pasa es que hay que entender que la gran cocina nace de la pobreza, no de la riqueza, como se cree. En su momento, y en épocas difíciles, el problema era que existía una clase social que no podía acceder a ciertos productos: recibían lo que se desechaba o tenía un valor muy bajo. Así armaron grandes cosas. Es justamente a eso a lo que se está volviendo. Hoy un guiso de lentejas es una maravilla, algo preciado más allá del bolsillo.

- ¿Qué proyectos puntuales manejás en este momento?

- Sigo en el Instituto y con las capacitaciones: siempre me gustó enseñar.

- Si te llamaran de un reality, ¿qué dirías?

- Ese perfil no me va mucho... Tal vez porque yo he pasado por ese tipo de contextos y he visto el otro lado de la historia, en donde no todo es realidad. A mí me gustaría que hubiera más realidad.

- ¿Sentís entonces que se vive más la parte de reality, que la que tiene que ver con lo que se enseña?

- Tiene parte y parte. No me gusta cuando en los realities se trata mal a la gente... Esas partes me ponen realmente nervioso, pero bueno, es parte del juego y así está planteado. A ellos les da resultado y como producto les cerró y está bien... Quizás el equivocado soy yo.

- Uno tiende a creer que en la cocina de tu casa no hay folletos de deliverys, ¿es así?

- Trato de no llamar, pero no estoy en contra del delivery. Intento hacer las cosas en casa. En lo que respecta a consumir comida chatarra, en realidad como poco y nada, porque me da mucha bronca el precio que tiene. Se paga el marketing y no el producto. Por eso es más lo que cocino en casa que lo que pido... ¡Pero ojo!: que la comida que hago es muy sencilla.

- ¿Tenés algún plato favorito o especial?

- El asado. No hay con qué darle. Y más si hablo del asado de Mendoza, porque hay que tener en cuenta que no en todos lados existe la leña que hay acá. Se trata de un sabor totalmente distinto al del asado en Buenos Aires.

- ¿Qué creés que le falta a la gastronomía mendocina para seguir creciendo?

- No sé si le falta mucho. Creo que hay muy buena oferta gastronómica, tenemos de todo. No podría criticarla. Para mí está bien porque ha cambiado y hay ofertas de todo tipo; no sólo económicamente hablando sino a nivel producto.

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