Los ingenieros hablan de la "matriz energética", que es una representación cuantitativa de toda la energía disponible en un determinado territorio. Por ejemplo, del total de energía consumido en el país, ¿cuánto proviene del petróleo y del gas?
Parafraseando aquella definición, la "matriz productiva" sería una representación cuantitativa de toda la producción de una región. En otras palabras, cuánto aporta cada sector productivo a la economía.
En Mendoza, circula la opinión sobre la necesidad de cambiar su matriz productiva. ¿Por qué? Existe una relación directa entre la producción y los ingresos de la población. Si se produce mucho y de alto valor, es altamente probable que los ingresos promedios de sus habitantes sean más interesantes.
Según los datos, Mendoza, aun siendo la quinta economía provincial más grande del país, tiene salarios similares al promedio nacional, y está muy por debajo de varias jurisdicciones. Un razonamiento similar ocurre con el tamaño promedio de las empresas, que son relativamente pequeñas comparadas con las de varias provincias. Sensación de que nos hemos quedado en el tiempo.
Para pensar en el cambio, primero es necesario un diagnóstico. ¿Cómo es la matriz productiva mendocina? Los datos del PBI indican que, comparado con otras provincias, Mendoza es más intensiva en sectores primarios (agropecuario y petróleo) y secundaria (industria). Y estos sectores vienen perdiendo participación en los últimos sesenta años.
Es decir, crecen, pero a un ritmo inferior al de otros.
Es una tendencia que se nota también en el país y en el mundo, pero en nuestra provincia es más acentuado ese cambio. Eso implica que pasan a tener mayor importancia los servicios. En parte ha crecido el sector público, pero también otros servicios, entre los cuales se destaca el comercio, en toda su variedad.
¿Por qué es así? Se sabe que las industrias prefieren concentrarse cerca de los grandes centros de consumo, donde están los clientes, salvo que su materia prima o principal insumo presenten altos costos de transporte y convenga instalarse cercanos a dónde se hallen estos insumos. Un ejemplo claro es la industria vitivinícola.
En este sentido, a Mendoza se la puede incluir en el grupo de provincias que se hallan alejadas de los grandes centros de consumo, y que cuenta con muchos recursos naturales. Por lo tanto, tienden a tener una estructura productiva relativamente más primaria y secundaria (agro, petróleo e industria), que justo son las que van perdiendo fuerza en el tiempo.
Suena razonable que los servicios vayan cobrando más importancia a medida que pasa el tiempo. La población consume cantidades similares de alimentos, y como cuenta con más ingresos, puede destinar mayor porcentaje del mismo a la adquisición de otros bienes y servicios. Por eso, es esperable que el sector agropecuario y la agroindustria vayan perdiendo participación en la producción de las distintas regiones y países.
Aunque estas tendencias no juegan a favor de Mendoza, todavía contamos con varios recursos, y la pregunta es cómo aprovecharlos para dar un salto en nuestros niveles de ingresos.
Hay mucho por decir, sólo rescatemos algunas experiencias argentinas. Una es la oportunidad de hallar un recurso natural todavía no aprovechado, como es la minería.
¿Qué ocurrió con San Juan? Es verdad que tuvieron un antes y después de su actividad, mejorando sus ingresos promedio. Aun así, el resto del sector primario e industria siguieron perdiendo importancia. Y en los servicios, hubo una caída del sector público a mediados de la década anterior, pero el resto de los servicios continuaron mejorando su participación.
Otra alternativa es especializarse en servicios es una estrategia interesante, como informática o logística. Mi impresión es que los servicios tienden a concentrarse en las grandes ciudades, que no es el caso de Mendoza. Puede haber presencia de estas actividades, pero difícilmente generen un cambio estructural en la economía provincial.
Además de cómo realizar ese cambio, otro interrogante es quién debería llevar adelante la política regional. En este sentido, a Mendoza no le conviene que lo realice la Nación, porque generalmente nos verá como una provincia rica en comparación a sus vecinas.
Esta situación no sólo se vivió con la promoción industrial, sino también con el reparto de fondos nacionales. Por ser "relativamente grande", la provincia mendocina aporta más fondos, vía impuestos nacionales, que los recibidos, vía coparticipación.
Una política ejecutada por el mismo gobierno provincial resultará más acotada por contar con menos recursos que la Nación. Aun así, a diferencia de provincias pequeñas, no es baja la recaudación impositiva provincial, lo que le permitiría atraer inversiones a través de beneficios impositivos. Además, cuenta con fondos extras, las regalías petroleras, que podrían usarse como espalda financiera para aquellos beneficios impositivos. Para esta estrategia es vital que las finanzas gubernamentales dejen de ser deficitarias.
Un último punto es que para cambiar se requiere tener un contexto de estabilidad económica, es decir, precios, dólar, tasas estables y razonables. Mientras se mantenga esta situación de incertidumbre, difícilmente se produzcan cambios hacia sectores más productivos.
Con un buen diagnóstico, hay todo un camino para discutir las mejores estrategias para un cambio sustentable en la matriz productiva.