La situación no es nueva, pero se ha profundizado en la última década. Se está produciendo un proceso de transferencia de alumnos desde las escuelas de gestión estatal hacia las privadas, lo que obliga a que tanto las autoridades del área como la dirigencia política en su conjunto profundicen los estudios a los efectos de establecer las modificaciones necesarias.
En muchos de los casos, los progenitores consideran que la calidad de la educación es superior en los colegios privados.
Sin embargo, la realidad determina que tanto unos como otros tienen los mismos planes de estudios, pero la diferencia fundamental radica en que en los colegios privados las normas de conducta y de disciplina son más estrictas, mientras otros padres consideran que esas exigencias también se trasladan hacia el personal docente, en lo que a asistencia se refiere.
Un estudio realizado años atrás permitió establecer que entre 1955 y 1980 la matrícula nacional creció un 35 por ciento, mientras que en el período comprendido entre 1980 y 2002 hubo un 10 por ciento más de chicos que fueron a la escuela primaria en la Argentina.
Sin embargo, en 2003 se produjo un nuevo proceso, que comenzó con una declinación cuantitativa de la escuela primaria estatal, expresando las cifras que en 2009 se matricularon en las escuelas primarias estatales de todo el país 248.400 alumnos menos que en 2002.
En ese mismo marco, se indicaba que mientras el promedio nacional de disminución de la matrícula en las escuelas estatales se ubicaba en un 6,7 por ciento, había provincias que superaban ampliamente ese valor y daba por caso a Mendoza, que tenía un 11,6 por ciento; lo que en los hechos determinaba que nuestra provincia había perdido 5 mil alumnos en la primaria estatal entre 2003 y 2009.
Nuevos datos, conocidos días pasados, no hicieron más que ratificar aquellas cifras y pudo establecerse que en los últimos ocho años, las escuelas primarias estatales perdieron 20.472 alumnos, los que en su gran mayoría -o su totalidad- pasaron a ocupar bancos en colegios privados.
El estudio fue realizado por el Centro de Estudios de la Educación Argentina, dependiente de la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires, en base a la matrícula nacional del Ministerio de Educación de la Nación. Entre las conclusiones, el informe hace hincapié en la acentuada privatización de nuestro sistema educativo.
La decisión del traspaso surge de los propios padres, quienes señalan que en el sector privado cuentan con una oferta académica más enriquecida; que los docentes privados, por distintos motivos, falta menos; que muchos colegios pagos le dan más importancia a la educación en valores que las escuelas de barrios y que en las privadas existe una mayor adaptación de los alumnos a las normas de convivencia.
Nadie lo dice abiertamente, pero en gran parte de las decisiones tiene un peso importante la disciplina. En su intención de priorizar una escuela inclusiva para mantener a los chicos dentro del sistema, la escuela pública suele flexibilizar algunos aspectos, los que terminan lesionando el necesario respeto hacia la autoridad, ya sea del docente o de los niveles superiores.
De allí también que resulte interesante la iniciativa anunciada desde la Dirección General de Escuelas, de elevar un proyecto a la Legislatura que ratifique la responsabilidad paterna en el comportamiento de sus hijos en el colegio.
Es responsabilidad de la dirigencia política priorizar el tema educativo y otorgar las mismas posibilidades para todos los chicos, concurran a la escuela privada o a la pública. En esa tesitura, es necesario establecer metodologías que permitan la contención del alumno sin debilitar la calidad educativa y evitar así que continúe la sangría que la gestión pública viene sufriendo en los últimos años.
