Último lugar que visitaste: Nueva York.
¿Qué no puede faltar en tu equipaje? Bolsas ziploc.
¿Matás o te matan las horas en los aeropuertos? En general las mato. Cuando no hay enchufes disponibles para recargar baterías, me matan.
¿Ventanilla o pasillo? La ventanilla del avión está sobrevalorada; la del micro, subvaluada. Aunque la ruta sea aérea, siempre banquina.
¿Qué es lo primero que hacés cuando llegás a un nuevo lugar? Reviso los placares y el baño. Uno nunca sabe lo que se puede encontrar.
Un sabor nuevo que hayas descubierto en un viaje. El mamey o mammea americana. Es horrible pero parece que hace bien para la caída del cabello, ¡Cómo no lo probé antes!
¿Cuáles son los requisitos para tus vacaciones ideales? Lo inesperado. Si no pasa algo para contar exageradamente después, no pasó nada.
¿Cumplís con algún ritual personal cuando viajás? Googlear todo. Desde las posibles enfermedades a contraer, hasta el precio de la pasta de dientes. Soy un viajero muy austero, por lo que la planificación es fundamental para el ahorro.
¿Qué traés de tus viajes? Mucha ropa sucia y una que otra especia.
¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de la vida de hotel? Sólo puedo recordar un hotel por su desayuno. Me encantaría pensar que "he dormido en mejores hoteles" pero todos son parecidos.
Una ciudad del mundo en la que vivirías: Todavía la estoy buscando. Debería tener mucho sol, algo de mar y un costo de vida muy bajo. Parece que Karachi en Paquistán cumple todos los requisitos pero todavía no la conozco.
Una ciudad para compras: Me gusta recorrer mercados (de pulgas, de ladrones, de antigüedades) como una manera de encontrarme con las ciudades. Andar por ahí como un etnógrafo curioso en busca de algún sentido oculto. Afortunadamente Santa Rosa ahora tiene La Saladita.
Un destino romántico: Una caminata por el Central Park los últimos días del invierno.
Un sitio para visitar con amigos: El Club Social y Deportivo Barrio Cano.
Un destino que te sorprendió: Berlín. Y bailar "La Luna y Tú" de Ráfaga desaforado en Clärchens Ballhaus.
Y uno que te decepcionó: La República de los Niños, en La Plata.
Un recuerdo de vacaciones: Mis primeros recuerdos de vacaciones son en carpa en Pichidangui con mi familia. Todavía éramos dos hermanos y dormíamos en frazadas atadas con hilo sisal. En las noches se empuñaban guitarras alrededor del fuego. Creo que ahí conocí a Violeta Parra, el mar y los videojuegos.
El lugar al que siempre podrías volver: El atardecer en Sintra, Portugal.
Un destino pendiente: México DF. Podría escribir una hermosa crónica de este lugar para un suplemento de viaje.
Tu próximo viaje: A donde llegue, con las millas de viajero (no tan) frecuente.
