Masacre del Trapiche: el ADN de Zalazar está en las armas, en las víctimas y en la casa

La sangre del acusado del triple femicidio quedó en un cuchillo, una tijera y una botella, los elementos que habría usado para asesinar.

Masacre del Trapiche: el ADN de Zalazar está en las armas, en las víctimas y en la casa

Las manchas de sangre y restos de ADN en la escena y los objetos utilizados durante la masacre del barrio Trapiche de Godoy Cruz – ocurrida el 23 de octubre pasado- pertenecen al único acusado del atroz hecho: Daniel Zalazar. Las pericias confirmaron las hipótesis de los investigadores y la situación del imputado por el triple femicidio es cada vez más complicada.

Zalazar está cercado y ya no sólo por las averiguaciones sino por pruebas contundentes, como las pericias que se conocieron en las últimas horas. El ADN del único acusado de la masacre fue hallado en distintas manchas hemáticas que se encontraron en la reja de ingreso a la casa ubicada en calle Entre Ríos de Godoy Cruz. Los rastros de sangre también estaban en el patio y en el auto de la familia que estaba estacionado en la cochera. Eso lo ubica en la escena de los crímenes.

En el cuchillo y en el mango hallado por cuidacoches en una bolsa cerca del hospital Central también se halló ADN de Zalazar. Como así también en la campera que estaba en esa bolsa.

Pero además, los trabajos de los peritos permitieron encontrar ADN mezclado de las víctimas y de Zalazar: hay rastros genéticos de uno de los dos niños atacados y del instructor de Taekwondo en el cuchillo secuestrado, en la campera encontrada y en una de las zapatillas del acusado.

La huella de esa zapatilla es coincidente con una que quedó marcada en la escena del crimen.

Rastros genéticos de Zalazar también fueron encontrados bajo las uñas de Silda Díaz, la abuela asesinada esa madrugada. Pero en las manos de la mujer también había restos de ADN de su hija Susana Ortíz y de su nieta Claudia Arias, también asesinadas. Los pesquisas presumen que el asesino ya estaba manchado con la sangre de las otras víctimas y transmitió ese ADN a las uñas de la mujer de 90 años.

Un cuchillo, una tijera y una cita por WhatsApp

El avance de la pesquisa permitió conocer que Daniel Zalazar y Claudia Arias acordaron reunirse a través de un chat de WhatsApp para hablar sobre la mantención de la pequeña Mía, la beba de 10 meses que finalmente resultó atacada. Se supone que la niña es hija de Zalazar y el hombre habría llegado a la casa de la mujer en el barrio Trapiche alrededor de la 1.30.

El homicida utilizó un cuchillo tipo tramontina para cometer los crímenes, pero además, usó una tijera que también tiene ADN de Zalazar y fue encontrado en la bolsa. También habría usado una botella, que está rota y a la que también se le encontró ADN.

A la hoja del cuchillo le falta un trozo, que fue extraído del cráneo del pequeño Lucas (11) cuando fue operado en el hospital Notti tras esa fatídica noche. Ese fragmento es coincidente con el que le falta al cuchillo.

Como si las pruebas en su contra no fueran suficientes, los análisis psiquiátricos a los que ha sido sometido Daniel Zalazar durante su estadía en el penal de Boulogne Sur Mer tampoco lo ayudan. Los peritos determinaron que el hombre es violento, hostil y que pierde el control, sobre todo, cuando lo contradicen o lo ponen en una situación en la que se frustra".

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