Hoy el yacimiento de Río Turbio es una llaga abierta en el corazón de ese pueblo. Es un agujero negro, un barril sin fondo y sin carbón. Producen la misma cantidad de minerales que en 1953. Un verdadero despropósito cuyos autores intelectuales fueron Néstor y Cristina y cuyo autor material fue Julio de Vido, el más turbio de los ministros, el jefe de coimas y afines del cártel pingüino. Son cientos los millones de pesos que fueron a parar a los bolsillos de los integrantes del Frente para la Valija y fueron robados de los 26 mil millones de pesos que el Estado nacional puso en ese lugar.
Utilizaron distintos mecanismos para desviar el dinero. Por esta causa está preso el arquitecto Julio de Vido, pese a que su mujer diga que se trata de un perseguido político.
La explosión de esta bomba K dejará muchos trabajadores heridos por la falta de trabajo. Es difícil explicarle esto a quien tiene que llevar la comida a su casa familiar y que no le interesan los chanchullos de la mala política. Pero deberían saber que ni Cristina ni De Vido son inocentes.
De Vido está preso con casi todo su estado mayor. Ahora salió Roberto Baratta pero en un momento estaba con José López y Ricardo Jaime. Todos juntos podrían haber hecho una reunión del ministerio de Planificación. Solo faltan Abel Fatala y la mano ultraderecha de don Julio, el ex espía José María Olazagasti.
Pero todo llega. Julio de Vido está preso.Y este misil para el lado de la justicia nos habilita a hacernos algunas preguntas inquietantes. ¿Cristina será la próxima? Porque De Vido fue el responsable de estos crímenes de lesa indignidad. Pero insisto, la autora ideológica fue Cristina.
Fue tanto el océano de dólares sucios que robaron que alcanzó para todos y todas. De Vido robó para él y su familia. De Vido robó para la corona de la Reina Cristina y sus compañeros de celda, también robaron. La relación entre Cristina y don Julio nunca fue buena. Se despreciaban mutuamente.
Pero eran socios en los negociados y las trampas. En su momento, don Julio quiso renunciar y Cristina, como una madrina de la mafia le dijo: “De acá solamente te vas preso o con los pies para adelante”. ¿Se entiende, no?
Cristina todavía no emitió una palabra, un sonido gutural, ni un emoticón, ni un tuit por De Vido. Los diputados camporistas lo dejaron solo y ni siquiera bajaron al recinto. Por eso De Vido perdió en su momento la votación para desaforarlo 176 a cero. Eso don Julio no se lo olvida jamás en su vida. Y Lali, su esposa, hace responsable de eso a Cristina, de la cual fue muy amiga.
Tal vez por eso, Cristina dijo que no pone las manos en el fuego por De Vido. Pero de nada vale que corra, el incendio va con ella. Se lavan las manos, se tiran la pelota uno al otro. ¿Yo señor, no señor? ¿Y entonces quién lo podrá tener? En este Gran Bonete hablo del botín ultra millonario que se llevaron en más de 12 años los familiares, socios, cómplices y testaferros de los Kirchner.
Don Julio, el reo esposado y custodiado como el jefe del Cártel de Santa Cruz, habrá sentido la traición en carne propia. Está bajoneado anímicamente, tiene que auto inyectarse todos los días hasta ocho veces porque es insulinodependiente y la última sonrisa que recuerda fue cuando nació su cuarta bisnieta.
En ese estado: ¿callará para siempre como algunos o prenderá el ventilador y llenará de estiércol a todos y a todas empezando por la jefa espiritual del Frente para la Valija? Es la principal pregunta. Pero de esa inquietud se desprende otra incógnita. ¿Denunciará De Vido a los empresarios, sindicalistas, políticos y jueces con los que compartió a modo de coimas parte de los 740 mil millones de pesos que manejó en la docena de años K? Si eso ocurre, podría desatar una especie de Lava Jato o Mani Pulite. Sería extraordinario que eso ocurriera. Que De Vido se arrepintiera y presentara todas las listas de la corrupción. Todos los que cobraron y pagaron. Sería refundacional para la democracia. Un cambio de época. Un barajar y dar de nuevo que escucharía la gran demanda social que existe: basta de robar, que vayan presos y que devuelvan el dinero. No importa ni la camiseta partidaria ni sus amistades. Si son amigos o parientes de Cristina que vayan presos. Si son amigos o parientes de Macri, también.
Julio de Vido está preso. No solamente comparte el mate y las noches de encierro con viejos compañeros de ruta. También existe el riesgo de que parte de su familia lo acompañe. Para empezar ya lo tiene a su lado a Claudio “El Mono” Minnicelli, su cuñado. Fue parte de la banda de contrabandistas de la mafia de la aduana y los contenedores. Pero Alessandra, la esposa de don Julio y la hermana del Mono, también está involucrada en algunos manejos turbios con su fundación y la sociedad que armó con la esposa de Guillermo Moreno. Y hasta Facundo de Vido, el hijo, aparece comprometido.
Es impresionante la potencia que tiene la democracia cuando es republicana y hay independencia de poderes. Hasta hace poco todo el mundo decía: “En esta Argentina nadie va preso”. Pero hay muchos presos. Algunos inimaginables, como Julio de Vido.
Elisa Carrió fue la heroína de esta lucha durísima contra la corrupción. Se le fue su salud en esa batalla desigual. Ella dijo que pudo aguantar tantos agravios y amenazas sostenida por su fe en Jesús y en la Virgen de San Nicolás. Otra metáfora bíblica nos habilita a decir que Lilita, convertida en David, con una honda y una piedra volteó a un gigante Goliat llamado Julio de Vido. Y no exagero. Durante 13 años fueron muy pocos los políticos que, como Elisa Carrió arriesgaron su vida para construir una Nación decente, con las manos limpias, las uñas cortas y la frente alta. Se la jugaron un puñado de dirigentes y de periodistas independientes. Y no mucho más.
Juan Carlos Morán uno de los denunciantes en la causa de Río Turbio, dijo que este proceso judicial contra De Vido es uno de los más importantes de nuestra historia después del juicio a las juntas militares.
El Patrón del Mal de la Corrupción Argentina, Julio de Vido está preso. Como es debido y con el debido proceso. Algo muy profundo nació en la Argentina: la esperanza de construir entre todos un país menos turbio y más transparente. ¿Podremos?