Su buen olfato y astucia lo llevaron a convertirse en uno de los hombres más ricos de Chile y su perseverancia, a ser el primer mandatario de derecha en cinco décadas. Pero ayer Sebastián Piñera asumió su segundo mandato dando muestras de templanza.
Intenso e inagotable, en sus primeros años en política él mismo se acuñó el apodo de “La locomotora”. Y aunque hoy sigue diciendo que duerme solo cinco horas y mostrando una energía exorbitante, el Piñera que gobernará Chile los próximos cuatro años muestra un carácter mucho más templado.
“Chile cambió y también yo cambié”, dijo el magnate en una reciente entrevista de televisión, sobre los ocho años que pasaron desde que por primera vez se ciñó la banda presidencial, en 2010, cuando rompió con décadas de hegemonía de gobiernos de centro-izquierda.
“Siento que ahora tengo más experiencia, madurez, más sentido de la importancia de unir a los chilenos. Más humildad para escuchar, con lo ojos y los oídos más atentos”, agregó el mandatario electo, de 68 años, quien se impuso en las urnas en diciembre por 54% de los votos al oficialista Alejandro Guillier.
Fue la segunda vez que la socialista Michelle Bachelet le entreguó la banda presidencial a Piñera, y la primera que un político de derecha gobierne Chile en dos ocasiones desde hace casi un siglo.
Su reelección corona un largo camino que Piñera siempre transitó juntamente con el manejo de sus negocios, que lo llevan hoy a tener una fortuna valorada en 2.700 millones de dólares.