Brasil constituye el principal mercado hacia el cual van dirigidos los productos mendocinos de base agraria, a punto tal que muchos suelen considerar a la economía mendocina como Brasil-dependiente. De allí también que los mendocinos estamos también a expensas de lo que sucede con la economía del gigante sudamericano. Debería señalarse, por ejemplo, que cuando la economía brasileña logró un crecimiento importante, el beneficio también alcanzó a Mendoza, en razón de que hubo un fuerte crecimiento en el consumo y, por ende, las exportaciones locales resultaron favorecidas.
Hacia Brasil va dirigida la mayor parte de la producción de ajo local, superando en años los 100 millones de dólares. Es un fuerte importador de aceituna en fresco y de aceite de oliva; consume un importante porcentaje de la producción de peras y manzanas mendocinas y, en el caso del vino, se ubica en el cuarto lugar hacia los cuales van dirigidos los productos locales, después de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido.
Mientras la economía de Brasil creció y, por ende, el poder adquisitivo de la población, a la producción de Mendoza le fue muy bien, aun a pesar de que debió profundizar los procesos de competitividad, porque otros países también pusieron la mira en un mercado de casi 200 millones de personas. Pero en los últimos años la situación se revirtió y el comercio bilateral en 2016 cerró 2,5 por ciento por debajo de 2015, aun cuando se produjo una leve recuperación hacia fines del año pasado, especialmente en lo relacionado con los cereales y productos alimenticios.
Sin embargo, con miras a futuro cabría destacar lo señalado por un informe que indica que los analistas ven una mayor recesión en Brasil y consideran que la economía caerá 3,37 por ciento. Atribuyen el problema a lo que consideran el “efecto Trump”, que podría poner trabas al ingreso de productos brasileños a los Estados Unidos. En ese marco, señala el informe que a pocos días de celebradas las elecciones en Estados Unidos, el mercado brasileño revisó a la baja sus proyecciones para 2016. Para 2017, según la Agencia Brasil, el pronóstico de avance del Producto Bruto Interno cayó por cuarta vez consecutiva a 1,13 por ciento.
Luego de indicar que las posibilidades de una expansión fiscal más fuerte en Estados Unidos presionará las monedas de las economías emergentes, el informe indica que la recuperación tendrá que apoyarse en la inversión, frente a la baja del consumo ligada al deterioro del mercado laboral, con una destrucción de 100 mil empleos formales por mes y una masa salarial en caída.
El informe concluye indicando que en este escenario empieza a desvanecerse la esperanza de una clara recuperación de la economía brasileña. Dos de los economistas consultados señalaron que en un principio se aguardaba un crecimiento del 1,7% de la economía y ahora señalan que será muy difícil llegar al 1 por ciento, mientras un tercero señala que directamente no habrá crecimiento para el año en curso.
Frente a la situación planteada, Mendoza debe estar alerta. Intentar mantener el mercado porque sigue siendo importante a pesar de los problemas económicos, pero paralelamente continuar en la búsqueda de mercados alternativos, partiendo especialmente desde la base de que nos encontramos en contraestación con el Hemisferio Norte. También establecer que resulta fundamental la relación precio-calidad, como lo ha demostrado la vitivinicultura durante los últimos años.
