Más que alto, Gigante

Luis Bonacci, el arquero de casi dos metros de altura que tiene Huracán Las Heras, fue la gran figura del duelo de ayer ante Argentino. Contuvo dos penales y se erigió como el héroe del Globo que, por primera vez, será finalista del torneo.

Más que alto, Gigante
Más que alto, Gigante

Se paraba en la mitad del arco, estiraba los brazos por sobre su cabeza y el arco parecía uno de Papi Fútbol. Posición de arquero de handball, Bonacci intimidaba con sus casi dos metros de altura a los ejecutantes de Argentino que, al verlo de frente y tan cerca, dudaban que la pelota pudiese filtrarse por algún rinconcito de la humanidad de Bonacci.

Los nervios también jugaban su partido. La sensación siempre fue que si Bonacci iba hacia el mismo palo donde el ejecutante había decidido disparar, era casi un hecho que la pelota no ingresaba.No tenía manera de hacerlo.

Si el portero desparramaba sus casi dos metros para uno u otro lado, más los brazos que funcionaban como una especie de limpiaparabrisas en el aire, no había manera de que el esférico besara la red. Era una utopía.

Por eso había que engañarlo de alguna manera para que el arquero optara por un palo distinto al del shoteador. Poblete fue el primero que debía enfrentar al Gigante. El defensor de Argentino lo miró una vez, lo miró dos veces y debatía en su interior la estrategia a emplear para vencer al grandote.

Por votación dividida, en su interior, ganó la decisión de cruzar su remate. Entendemos que la decisión fue dividida porque en ningún momento se lo vio muy persuadido de la determinación. Diestro, fue a la derecha de Bonacci, quien percibió cierto dejo de indecisión en Poblete.

Dicen, que los que dudan optan casi siempre por cruzarla fuerte, buscando quizá en la potencia soluciones que la precisión no puede dar. Pelota a la derecha y Bonacci a la derecha. La peor ecuación para el local. Atajó el “1”. Jofré era el segundo. Pucheta había convertido y la presión era doble para la Joya (debía igualar la serie y vencer al grandote).

Dúctil, habilidoso, la naturaleza fue generosa con Jofré y la Joya no podía traicionar sus principios. Abrió bien el pie derecho y buscó colocar el remate sobre la izquierda de Bonacci. La puntería había sido muy buena, la potencia quizá no tanto. Pero Bonacci fue a la izquierda. Si ese Obelisco acierta el lado de la ejecución, ya sabemos todos lo que pasa. Y sucedió nomás.

El Fideo Fernández ponía el 2-0 para el Globo y Bonacci ya era el Increíble Hulk, Ese lungo, ahora agrandado, ya no entraba bajo los tres palos. El pobre que debía ponerse frente de la pelota era esta vez Jairo Pérez.

El volante de Argentino en ningún momento en su carrera hacia la pelota tuvo en claro dónde dispar y el resultado se caía de maduro. Le pegó mitad al piso y un cuarto a la pelota. Jairo pretendía ponerla lejos de Bonacci y tan lejos fue el disparo que terminó contra el alambrado. Benito, luego, hincha de la Academia, puso fin a lo que ya era un suplicio para su querido Argentino. Bonacci había sido demasiado para los de Cloquell.

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