Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
El año 2014 fue malo para nuestra fruticultura. Las heladas registradas en plena época de brotación produjeron una pérdida de inmensas consecuencias ya que, además de las pérdidas de producción se agregó la perdida de mercados y las suspensiones de personal de galpones de empaque y fábricas, algunas de las cuales ni siquiera trabajaron.
Este año la producción vino bien, pero hacia fines del año pasado se produjo la fuerte devaluación de Rusia, que complicó a uno de nuestros principales clientes. También la devaluación del euro complicó los envíos hacia ese destino y, finalmente, la devaluación del real en Brasil completó la “tormenta perfecta” junto a la revaluación de nuestro signo monetario.
Pero si faltaba algo, el martes se publicó en Brasil la resolución del ministerio de Agricultura de ese país que suspende el ingreso de peras, manzanas y membrillos de origen argentino que hasta la fecha no tuvieran licencias de exportación. La explicación fue que se habían encontrado 15 envíos con larvas de carpocapsa, una plaga que afecta a las frutas de pepita y sobre la cual hay protocolos de un plan de mitigación de riesgos acordados entre ambos países.
Esta situación crea incertidumbre, aunque los que conocen el negocio dicen que todos los años pasa lo mismo. En esta época se cosechan en Brasil productos similares y los productores presionan para limitar la oferta extranjera a fin de poder vender sus productos.
El año pasado técnicos de Brasil hicieron una inspección, pero este año insistieron en hacer una nueva, que se había confirmado para 5 y 6 de abril próximos. Pero, el Senasa le habría pedido a sus pares brasileños postergar la misma. No hay que descartar que esta decisión se haya tomado, además de los problemas detectados, como una respuesta a las evasivas de Argentina en aceptar la inspección.
Según datos que circulan entre las autoridades y las entidades que agrupan a productores, de los 15 cargamentos con problemas, 6 son de origen mendocino, pero lo llamativo es que de ellos 5 corresponden a un mismo empacador. El resto tenían origen en Río Negro.
Es muy complicado tener empresarios que lleguen a estos extremos ya que la picardía de uno hace peligrar al resto que trabaja con seriedad. Es en estos casos en los que la sociedad espera sanciones ejemplares por parte de las autoridades para que este tipo de conductas no se repitan.
En estos momentos, donde por los problemas cambiarios es casi imposible acceder a la mayoría de los mercados, es muy penoso que por la irresponsabilidad de algunos empresarios y la indolencia de otros funcionarios, nos encontremos en una situación como la que viven hoy los productores de frutas de pepita.
De todos modos, no hay que descartar que la decisión esté motivada por una suerte de proteccionismo, como una barrera para arancelaria, pero lo cierto es que las cargas no tenían el estatus sanitario que debían llevar y eso es muy grave porque les pone nuevos argumentos a los compradores acerca de la falta de conducta de los argentinos. Aunque sean uno o dos, lamentablemente, después se generaliza y afecta a todos.