Sinónimo de gol. De alegría, entrega y pasión. Ídolo y héroe de generaciones de pibes que crecieron con el Tomba como bandera del fútbol mendocino. Y argentino también. Porque a nuestro Godoy Cruz se le hizo costumbre jugar Copas internacionales como la Sudamericana y la Libertadores.
Y el Morro García era el ídolo máximo. El del póster en la pieza. El del abrazo eterno en la sobremesa cuando una familia se sentaba frente de la televisión y el Tomba pisaba fuerte en el Monumental, Avellaneda, Bombonera, Rosario, Córdoba, Brasil, etc.
Una revolución provocó el Tomba en el fútbol del Interior. Y desde el año 2016, el Morro García fue su máximo artillero. Su ídolo. Su figurita repetida. La más difícil.
Santiago Damián García, un superhéroe sin capa, sin marketing. Un ídolo de carne y hueso, que rompiendo redes, se ganó el amor eterno de todos los mendocinos.