La final de la Carabao Cup se juntaban dos de los mejores equipos de Inglaterra y del mundo: Chelsea y Liverpool. Con la premisa de que iba a ser un partido intenso y con goles. Pero dieron un show mucho mejor en la consagración de los Reds.
Los 90 minutos obligatorios terminó con el marcador en cero, aunque hubo cuatro tantos, todos anulados por el VAR. Aunque hubo dos que estuvo bien que el árbitro no los cobre, pero los otros dos es para abrir una polémica, pero fue parejo porque fue uno para cada uno.
Entre Rojos y Azules iban palo a palo, ninguno fue superior a otro y se vio reflejado en el resultado final del partido y del tiempo extra. Obviamente que los palos, defensores y los arqueros tuvieron mucho trabajo. Justamente hablando de porteros, Thomas Tuchel decidió cambiar a su guardameta para los penales. Salió el campeón de la Copa África con Senegal, Édouard Mendy, para que ingrese el vasco Kepa Arrizabalaga, un profesional en la material.
21 penales se ejecutaron, todos fueron gol menos uno. El bueno de Kepa no atajó ninguno pero en algunos llegó a rozar en balón. Al ejecutar todos los jugadores de campo, llegó el turno de los que usan guantes: el irlandés Caoimhin Keleher marcó para el equipo de Jürgen Klopp.
Era el momento de Kepa, para el decisivo, si convertía se seguía pateando y sino los Blues se quedaban sin nada: fue el único que mandó la pelota por arriba del arco e inició los festejos del Liverpool en Wembley