Luego de un ascenso a la Primera Nacional teñido de polémicas por los complacientes fallos arbitrales, Güemes de Santiago del Estero volvió a estar en el centro de la escena, no por la victoria en sí ante Villa Mitre de Bahía Blanca, sino por lo que sucedió un rato antes, con una aberrante arenga que generó repudio en el fútbol argentino.
Antes del duelo crucial, Diego Kofler, preparador físico del equipo, reunió a todos los jugadores y, a puro grito, buscó la manera de impactar en sus fibras más sensibles. Sin embargo, equivocó el camino de la “motivación” y sus lamentables palabras se pasaron de la raya.
El integrante del cuerpo técnico del conjunto santiagueño empleó una repudiable analogía: “Hasta hoy, Güemes se venía cu...ndo a la negrita del pueblo, a la que se cul.. todos, la que tiene olor a pingo. A ésa se cul... Y acá tengo una rubia, se llama Nacional B. ¡A ésa la voy a buscar, a ésa me la quiero cul...! Tengo que romperme el orto para cu...me a esa mina”.
Lejos de la sorpresa o la indignación, los futbolistas escucharon atentamente cada segundo de la charla y la invadieron de aplausos sobre el final.
Lo cierto es que Güemes, con el aporte del árbitro Lucas Novelli, pudo consagrarse horas después por penales y sacó boleto al segundo escalón del fútbol nacional. En el banco de suplentes del estadio de Instituto, Kofler festejó el logro y, en las redes sociales, la gente demostró su desaprobación por las barbaridades que salieron de su boca y que debieran ser desterradas para siempre del fútbol y de la sociedad.
