La gran polémica de la noche en Vélez-Newell’s fue protagonizada por Pablo Pérez, que por una combinación fatal entre un mal pase de Nadalín y el césped mojado por la lluvia, fue al piso para cortar la recuperación de Agustín Bouzat, a quien le terminó cometiendo una dura falta que lo sacó del partido. El experimentado mediocampista fue amonestado, aunque en el segundo tiempo terminó yéndose expulsado.
El lateral derecho le dio un mal pase al medio, y Pérez no tuvo otra que tirarse al piso para intentar recuperar, pero la suela de su botín terminó pegando contra el tobillo izquierdo de Bouzat, que intentó seguir por unos instantes, pidió el cambio enseguida y ya en el banco recibió una bota para inmovilizar la zona.
De todas maneras, la decisión del cuerpo técnico fue no esperar y llevarlo a una clínica de la zona para realizarle estudios y conocer el grado de la lesión. Lo llamativo fue que Patricio Loustau, árbitro del partido, solo le mostró la amarilla, probablemente por no ver de frente la acción: si había VAR, se iba directo a las duchas.
En el primer tiempo, el 8 de la Lepra se salvó de la expulsión tras ese tremendo planchazo sobre Bouzat, pero no pudo evitar la segunda amarilla: perdió la pelota en la mitad de la cancha y terminó agarrando de la camiseta a Lucero para que no iniciara la contra.