Mucho tuvo que suplicar para que sus papás le permitieran jugar al fútbol. En aquellos días era un “deporte de hombres” y ellos no estaban de acuerdo con que lo hiciera. Sin embargo, a los 14 años llegó el salvoconducto que le permitió comenzar: su hermana Florencia logró el permiso familiar y ya no hubo más negativas para que ella también lo hiciera. Así, Don Bosco fue el puntapié inicial para una carrera que ahora llevó a Tamara Agostina Falconi al futsal de Italia, donde ya entrena en el Cagliari, de la Serie A. Un paso gigante en su vida deportiva y un sueño que la empuja a seguir buscando una carrera profesional.
“Nunca quise ser arquera”, cuenta risueña, en una charla telefónica con Diario Los Andes. “Me gustaba jugar como pivot, pero un día se lesionó nuestra arquera y tuve que entrar. Como no pudo volver a atajar me tuve que quedar en el arco y de a poco le fui agarrando el gustito al puesto”, relata esta mendocina que viajó hace unos días rumbo a Italia, donde la espera el desafío más grande de su carrera. Atrás quedan los recuerdos y la menciones a Sebastián Giachi, su primer entrenador; el salto de Don Bosco a Pacífico, el club de sus amores, y la pasión por un deporte que la atrapó desde muy pequeña, cuando jugaba con sus hermanos y amigos del barrio.
Ahora, desde el otro lado de mundo, en sus primeras 48 horas en suelo italiano, Tamara se muestra feliz, aunque su voz suena un poco cansada por el viaje y el inicio de los entrenamientos. “Estoy instalada en el nuevo departamento con una compañera brasilera. Ya estamos entrenando y estoy muy contenta”, cuenta.
-¿Cómo surge esta pasión por el fútbol en general y por el futsal en particular?
-Surgió de muy chiquita, cuando jugaba con mi hermano y los chicos del barrio en la calle. Siempre quise jugar, pero mis papás se negaban porque creían que era un deporte de hombres. Siempre me gustó y siempre quise practicarlo.
-Jugar en Italia era algo que venías soñando desde hace mucho...
-Hace un tiempo decidí hacerme la ciudadanía italiana y todo se fue dando muy lento: cuatro años duró el trámite. Siempre tuve ganas de viajar para jugar y acá estoy. El acuerdo es por dos temporadas, aunque en medio de cada una tengo unas vacaciones y puedo volver a casa, para retornar a mediados del año que viene.
-¿Qué sabes del Cagliari, tu nuevo equipo?
-Que ascendió hace poco tiempo a la serie élite y juega en la A. Por ahora siempre peleó por no descender y el objetivo es mantener la categoría.
-¿Este salto te agarra en tu mejor momento deportivo?
-Considero que estuve mejor en otras ocasiones, porque estuve mejor físicamente. Sin embargo, me agarra en el punto exacto de madurez. Igual me preocupa la falta de entrenamientos. Quiero formar una base para comenzar de nuevo acá, con los conocimientos que traigo de Mendoza. Sé que comienzo como arquera suplente, pero buscaré dar lo mejor de mí para atraer la atención de otros clubes.
-Si en algo complicó la pandemia a los deportistas, más allá de la competencia oficial, fue en los entrenamientos...
-En mi caso no pude entrenar mucho y solo lo hacía dos veces a la semana en el club. Cuando aparecieron las ofertas, empecé a trabajar de forma particular con Matías Ligutti, mi preparador.
- ¿Alguna vez jugaste con varones?
-En el barrio, siempre (risas); pero compitiendo nunca. Si lo hice en los entrenamientos con el equipo femenino, cuando los entrenadores mezclaban los equipos y jugábamos varones y mujeres.
-¿Con qué sueña Tamara Falconi?
-Hacer una carrera en el futsal.
Su perfil
Nombre: Tamara Agostina Falconi.
Edad: 22 años.
Padres: Gustavo y Andrea.
Hermanos: Maximiliano y Florencia.
Hincha: De Pacífico.
Un ídolo/a: Eimi Morales.
Un sueño: “Poder concretar esto de Italia y que me vaya bien para hacer una carrera con el futsal”.
Trayectoria: Don Bosco, Pacífico y Cagliari.
Convocatorias: Formó parte de cinco selecciones juveniles y en 2017 jugó el último mundial femenino de la Asociación Mundial de Futsal (AMF).