Jandy Kuipers y Carlitos Bajach pueden dar fe de que este tipo de casualidades o los milagros del deporte existen.
No se conocieron, pero sí se enfrentaron en una cancha. Kuipers jugando para Tala y Bajach defendiendo los colores de Liceo de Mendoza.
Pasó más de la mitad de sus vidas y un día, sucedió lo inesperado.
Ambos se encontraban de vacaciones en el Caribe y como en cualquier charla entre dos turistas argentinos que no se conocen, surgió la charla que desencadenó esta historia.
Reencuentro en el Caribe
-¿Ah, sos de Tala? Una vez jugamos contra ustedes. Y yo salí en la tapa de un diario de Córdoba.
-¿Quéeeeeeee? Yo también jugué contra Liceo y salí en la tapa de La Voz.
-No te lo puedo creer
-No puede ser…
-Es más. Sabía que esa foto existía, pero nunca la pude encontrar.
-Yo la tengo…
De esta forma, Jandy y Carlitos descubrieron que eran protagonistas de la imagen que muestra a uno portando la pelota y a otro intentando bajarlo de un tackle.
Lágrimas, abrazos y un sinfín de anécdotas siguieron la escena de dos exrivales unidos por la vida y la pasión por el rugby.
Después de aquel encuentro disputado en marzo de 1992, cada uno siguió con su vida.
Carlitos trabajó como ejecutivo en medios y vivió en Paraná, donde también jugó al rugby. Hoy desarrolla urbanizaciones privadas.
Jandy vivió en cinco provincias antes de radicarse junto a su familia en Ushuaia. Fanático del ski y la gastronomía, se desempeña como funcionario en una dependencia de la Aduana.
Su amor por el rugby y su “Tala” siguen inalterables como hace 40 años.
“En la vida pasan cosas. Podrían decirse loops o casualidades. Tal vez solo suerte. Pero encontrarse con un antiguo rival de Liceo de Mendoza que nunca conocí y encima 40 años después. es mágico”, le contó Kuipers emocionado a Mundo D.
“Y las lágrimas de Carlitos, te dicen que todo valió la pena”, cerró.
*Este texto fue publicado originalmente por La Voz. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.