En la vida como en el fútbol, y aún en tiempos de pandemia de coronavirus, hay momentos en que es preciso parar la pelota, levantar la cabeza y meter un cambio de frente. Analizar antes de continuar. Sacar algunas conclusiones, testear, y ahí sí retomar la marcha. El concepto en cuestión bien puede ser utilizado por los representantes del fútbol mendocino en las principales categorías del país. Tanto Godoy Cruz como Independiente Rivadavia, Gimnasia, Maipú y Huracán tienen por delante objetivos claros que los pueden llevar al éxito o al fracaso, según cómo encaren los meses venideros.
Godoy Cruz, entre la alegría centenaria y la angustia en los promedios
El Tomba de Sebastián Méndez lo sabe bien: no hay margen para más errores. La emoción de haber vuelto a jugar en el estadio Feliciano Gambarte después de 15 años y el centenario de la institución, que está a la vuelta de la esquina, chocan duro con la floja cosecha de puntos que se traduce en el preocupante promedio en la tabla por no descender.
Con una ecuación de 0.891, el Expreso ocupa el último puesto entre los 26 clubes que participan de la Copa de la Liga Profesional, es decir, el torneo de Primera división.
Aunque no hay descensos en la actualidad porque así lo decidió la AFA en tiempos de Covid-19 (virus que no se privó de interrumpir el andar de varios jugadores desde 2020 a esta parte), estos números sí serán vinculantes para cuando regresen las pérdidas de categoría. Esto quiere decir que, si en la segunda parte de este año o bien la primera del año que viene vuelven los descensos, Godoy Cruz comenzará la carrera detrás de todos y con un complejo panorama por delante.
Hay que remarcar que, hoy por hoy, nada se sabe concretamente sobre el tema descensos. Igualmente, la preocupación en el Tomba seguirá porque más allá de la (des) organización reinante en la AFA será el de Méndez el elenco más complicado de todos, seguido por Aldosivi y Sarmiento de Junín.
En cuanto a lo estrictamente futbolístico, el Expreso ha perdido prestigio. Alternó buenas y malas en la actual Copa de la Liga. Recuperó identidad, juego y puntos si comparamos el proceso actual con el del ex DT Diego Martínez, que fue decididamente malo. Sin embargo, la falta de jerarquía en el plantel se notó y para recuperar terreno perdido deberá apostar a refuerzos de renombre, en todas las líneas, con la cabeza puesta en la segunda mitad del año.
La Lepra, con el sueño intacto y la misión de sostener la regularidad
En Independiente Rivadavia reina la felicidad después de mucho tiempo. Después de años y años de más malas que buenas, con pobres rendimientos en la tabla de posiciones, ascensos que aprovecharon otros y los conocidos problemas económicos y financieros, podemos decir que este 2021 es totalmente distinto para el conjunto del Parque.
El plantel que dirige Gabriel Gómez es líder de la zona B de la Primera Nacional. Tras la pésima gestión del ex DT Marcelo Straccia, este nuevo tiempo en el Azul parece perfecto. Es el equipo más goleador del certamen (17) y candidato a pelear por el ascenso a Primera, ya sea a través de la final o mediante el reducido. Aunque lo peor que le puede pasar a la Lepra es dormirse en los laureles porque ya sabemos cómo termina esa historia.
Con Luciano Sánchez, Daniel Imperiale y Diego Cardozo como banderas, Independiente luce bien. Se planta tanto de local como de visitante e imprime respeto en cada uno de sus rivales. Las líneas funcionan y hay poder de fuego. Hay acción, reacción y argumentos. Aunque también los once goles en contra al cabo de nueve fechas preocupan y llevan al análisis. Si quiere continuar por la senda del triunfo y seguir soñando en grande, Gómez deberá trabajar por sostener la regularidad en un torneo al que le resta mucho, nada menos que 25 fechas.
Otra buena: dejaron atrás al coronavirus Aracena y Palacio, habituales titulares. También el pibe Castro, una apuesta a futuro.
El Lobo, visitante letal y débil anfitrión
Cuesta mucho explicar por qué le pasa lo que le pasa al Mensana. Por qué no es líder al igual que Independiente, pero en el grupo A. En casa, muy débil. Fuera de ella, implacable. Toda una rareza para el fútbol argentino. El elenco de Diego Pozo pierde muchos puntos en el estadio Víctor Antonio Legrotaglie y le gana a cualquiera más allá de Mendoza.
Esta dicotomía permite un diagnóstico claro: el aspecto psicológico pesa mucho en el fútbol; y si no miren el camino de Gimnasia por las nueve primeras fechas de la Primera Nacional. Derrotas ante Atlanta, Chicago y Tigre en el Parque; triunfos claros frente a Chacarita, Mitre (SdE) y Alvarado, por citar algunos ejemplos, dan cuenta del extraño momento que atraviesa el blanquinegro.
Podríamos hablar de la zona defensiva, de las desconcentraciones, etc. Pero no. El tema es simple: Gimnasia sufre el recuerdo de la vez anterior en cancha propia cuando salta a su campo de juego, y eso ya es un gol en contra. La presión y la ansiedad de no creerse apto de dar vuelta la historia. Es empezar perdiendo. Entonces, superar la situación será fundamental para avanzar casilleros en busca del objetivo: dar el salto de categoría. Armas tiene muchas. Y en el volante Cristian Llama, una bien cargada.
El Cruzado, entre hacer pie en la categoría y la búsqueda de algo más
Maipú, recientemente ascendido a la segunda división del fútbol argentino, sigue en la búsqueda de la estabilización. Con una interesante propuesta de juego por parte de su entrenador Luciano Theiler, el Botellero aún no logra el ritmo deseado aunque no baja los brazos en ningún momento. Intenta imponer condiciones tanto en el estadio Omar Higinio Sperdutti como en el resto del país, lo que lo ha llevado a ganar y perder. A veces mereciéndolo y otras no.
Si se mira la tabla de posiciones de la zona A, uno encuentra al Cruzado en la 13ra ubicación, con 9 puntos. Parece estar muy lejos de los puestos de vanguardia, pero no. Porque resulta que está a solo 4 unidades de un puesto de clasificación al reducido, y es ahí cuando el hincha infla el pecho a la espera de más. Puntualmente por la paridad reinante en la competencia, ya que no hay grandes “cucos”.
Hacerse muy fuerte en condición de local será clave para soñar. No dejar innecesariamente puntos en el camino servirá de colchón para preparar la performance en la segunda mitad del año. Equipo tiene.
El Globo, con el anhelo de dar el gran golpe en un torneo más que difícil
El quinto elemento, Huracán Las Heras. El único conjunto mendocino en el Torneo Federal pelea por escalar posiciones en un certamen que, sabido está, es uno de los más complicados de toda la geografía nacional.
Con un triunfo ajustado frente a Camioneros y al cabo de cinco jornadas, el Globo se ubica en la décima posición de la Zona 1 con siete unidades. La diferencia de gol (0) lo priva por el momento de ocupar un lugar en el grupo de clasificación al reducido eliminatorio, aunque las chances está intactas. El líder provisorio es Cipolletti, con 13 puntos, puesto principal que otorgará la chance de jugar la final por el primer ascenso a la Primera Nacional.
El elenco de Darío Alaniz ganó dos, empató uno y perdió otros dos en lo que va de campeonato. Una victoria en la siguiente jornada le permitirá acceder a sitios de privilegio, aunque no será pada nada sencillo ya que el rival de turno será Ciudad Bolívar, que luchará por sostenerse en zona de reducido. El juego se desarrollará el domingo 16 de mayo desde las 15.30, en Las Heras.
No despegarse del pelotón que intenta fecha a fecha meterse en zonas clasificatorias es crucial porque, como sabemos, el Federal A no perdona.
Así las cosas, quienes nos representan semana tras semana en los tres torneos más importantes de la Argentina comparten un claro diagnóstico: el de la necesidad de mantenerse en camino sin renunciar a los objetivos primarios, más allá de todos los contratiempos que arrastró la pandemia. Para eso deberán poner la redonda bajo la suela, testearse a más no poder y definir una estrategia para ir por puntos fundamentales. Tan fundamentales como necesarios en las tablas de arriba y abajo.