No será noticia decir que el 2020 resultó ser un año complejo, extraño, incómodo y hasta triste para todos los argentinos. La pandemia de coronavirus y la muerte de Diego Armando Maradona, entre otros eventos, se imprimieron negativamente no solo en el futboleros sino en la sociedad toda. Cómo cuesta arrancar, qué difícil se hace rendir como nos lo habíamos propuesto allá por enero y febrero. Una sensación que nos abarca a todos. Y los mendocinos no teníamos por qué ser la excepción.
Poniendo la lupa directamente en el rendimiento puesto de manifiesto por tres de los representantes de Mendoza en el fútbol nacional, notamos un saldo deudor tanto en Godoy Cruz como en Independiente Rivadavia y Gimnasia, haciendo la salvedad de que estos dos últimos jugaron solo un partido (con flojos rendimientos, igualmente).
Para este trío de equipos nuestros, mejorar cualidades tanto individuales como colectivas será clave para el futuro inmediato.
Tomba: cinco jugados, cuatro perdidos y un punto que no conforma
La situación del Expreso es bastante particular. Con Diego Martínez como nuevo DT y sin la presión de sumar para escaparle al descenso, el primer equipo no ha estado a la altura de la Copa de la Liga y los problemas fuera de la cancha se instalaron con fuerza. Caídas inobjetables ante Rosario Central, Banfield, el mix de River (local) y de nuevo el Canalla (local). Empate luego ante el Taladro (local) y a la espera de cerrar el grupo ante el Millonario, en Avellaneda, en lo que será solo un juego por cumplir ya que Godoy Cruz no logró meterse en la zona Campeonato y jugará en la Complementación.
Claramente, y a pesar de que no le faltó actitud y empuje en cada encuentro, el andamiaje de este nuevo Tomba no convence al hincha. ¿El eterno parate por la pandemia habrá influido en el rendimiento que se demuestra hoy? Es muy posible. La temporada es extraña desde todo punto de vista y el reflejo en las canchas es evidente. Así y todo, la falta de refuerzos de jerarquía, la cantidad de jóvenes sin el rodaje suficiente y la situación poco clara de Santiago García -el mejor del plantel, hoy habitual suplente- son un cóctel explosivo en la tabla de puntos.
Martínez no logra aún su primera victoria en Primera (viene del fútbol de ascenso) y cuando la consiga se traducirá en la primera del Expreso en tiempos de coronavirus. La buscará ante el elenco de Gallardo, que tiene la cabeza en la Copa Libertadores. Puede dársele, claro que sí, pero para eso deberá definir una idea clara de juego y mejorar la eficacia de tres cuartos en adelante. Si no exhibe estos aspectos tan básicos, complicado será.
Lepra: de menor a mayor, perjudicado y con las manos vacías
Vale volver a destacar que tanto Independiente Rivadavia como su primo blanquinegro han disputado un solo partido en la inentendible Primera Nacional, que fue rediagramada por la pandemia y entregará dos ascensos a Primera.
¿Cabe el análisis productivo cuando el conjunto de Marcelo Straccia jugó poco más de 90 minutos? Sí, porque el cruce ante Barracas Central en Buenos Aires dejó mucho para la argumentación. El Azul, que volvió a disputar puntos por primera vez desde que se decretó el desastre sanitario allá por marzo -y sintió el parate-, fue de menor a mayor. Primer tiempo flojo en todas las líneas, mejor en el complemento. Interesantes ideas de creación, pero carente de efectividad al pisar el área contraria.
En defensa, buenas y malas. Fue complejo enfrentarse no solo al rival de turno, sino al juez principal Lucas Novelli. Barracas fue notoriamente favorecido al minuto de juego con un penal inexistente y atención al dato: Barracas Central es el club del presidente de la AFA Claudio Tapia, el estadio se llama Claudio Tapia y el injusto gol desde los doce pasos lo anotó su hijo, Iván Tapia. No seamos malos, no pensemos mal...
Así y todo, Independiente llegó al empate por la vía aérea con un cabezazo de Rébola, pero no logró sostener la concentración y el rendimiento físico para llevarse al menos un punto. El local hizo valer esa condición y con otro gol más que polémico (¿fuera de juego?) Barracas se quedó con todo.
La Lepra deberá trabajar en todas sus líneas para que, a pesar del largo tiempo de inactividad, pueda encaminarse si es que quiere cumplir el sueño del ascenso. Próximo objetivo: Belgrano, en Córdoba.
Lobo: un punto agridulce y mejor en amistosos que por los porotos
El Mensana es otro de los que, evidentemente, sintió los tiempos de vacío total en el fútbol argentino. De la mano de un Diego Pozo que está decidido a mostrar sus credenciales como DT en busca del salto a la máxima división, Gimnasia fue a Buenos Aires a buscar los tres puntos ante un Defensores de Belgrano siempre molesto.
Si uno se guiaba por la performance de Gimnasia en todos los amistosos disputados en 2020 hubiese jurado que el partido ante Defensores lo ganaba. Pues no. Poco tuvo que ser una cosa con la otra. El colectivo blanquinegro no funcionó fuera de casa como el hincha esperaba, aunque el 0-0 no cayó del todo mal a pesar de haber terminado con nueve hombres por las expulsiones de Marchiori y Carrizo, dos piezas importantes que el entrenador deberá reemplazar.
El Lobo sabe muy bien que su camino hacia Primera es más corto que el de la Lepra por haber terminado mejor posicionado en “el viejo” torneo de principios de año. Chances tiene, equipo también, actitud le sobra. Sacarse el sabor agridulce y despertar rápido será fundamental de cara a lo que viene: Sarmiento de Junín en el Legrotaglie.