Sebastián Alberto Torrico, santificado sea tu nombre... Quizá sean esos guantes que el Papa Francisco recibió de sus propias manos y hoy se exhiben en el Vaticano junto a la foto de su mítica atajada a Allione. Lo cierto es que detrás de “San Torrico”, ese santo milagroso que volvió a escribir otro capítulo de sus hazañas nada menos que ante el River de Gallardo y en el Monumental (otra vez, como en 2019, y con él como figura), hay una historia de superación constante de adversidades. La última y más reciente, la luxación de su hombro derecho que lo dejó afuera de las canchas durante cinco meses. Pero como el Ave Fénix, regresó. Y demostró que a los 41 está intacto y más vigente que nunca. Como el vino mendocino, mientras más añejo, mucho mejor.
-Seba, ¿cuál es el secreto para no parar nunca de reinventarte?
-La clave es no rendirse, entrenar mucho, perseverar y ser siempre optimista y positivo por la nueva oportunidad que se pueda llegar a presentar. En la cuarentena del año pasado no detuve jamás el entrenamiento para luego retomar lo mejor posible. Lamentablemente tuve la mala suerte de volver a lesionarme y tras la operación me puse los objetivos claros, que era tratar de recuperarme lo mejor y más rápido posible.
-Ante River te tocó sacar varias pelotas y fuiste la figura, pero ¿cuál te costó más o fue más difícil?
-Creo que fue la del segundo tiempo, un mano a mano con De la Cruz porque él estaba de frente al arco y con la pelota picando y alcancé a tapar con las piernas. En cambio el otro mano a a mano ante Borré, creo que él no estaba perfilado tan cómodo.
-Se habla de “San Torrico” por los milagros que lográs en San Lorenzo. ¿Creés que hay algo divino en tus intervenciones? ¿Te sentís un tocado por la varita mágica?
-Qué se yo, no sé cómo explicarlo. Yo confío mucho en el trabajo y en la mentalidad positiva. Trato de predisponerme siempre de manera positiva ante cualquier situación. Por ahí me ha tocado aparecer en momentos importantes, pero yo confío en que el trabajo es la base de todo.
-¿Cuanto tiene que ver Dabove en este nuevo regreso tuyo?
-Apenas llegó al club, Diego (Dabove) sabía de mi situación y estuvo siempre muy cercano y atento, ocupándose él y el resto del cuerpo técnico de manera conjunta con el cuerpo médico para conocer el día a día y los tiempos de mi recuperación. Cuando me incorporé a los entrenamientos con el grupo, sentí toda su confianza. Y si bien lo conocía porque lo tuve de entrenador de arqueros en Argentinos, gran parte de su trabajo ha sido clave por su gran manejo de grupo, la confianza y la motivación que le da a cada jugador.
-Quedaron en zona de clasificación, pero están todos cerca y se viene Godoy Cruz y después Racing. ¿Son dos finales?
-La zona está para cualquiera, el objetivo es meternos entre los mejores cuatro y tenemos dos partidos muy difíciles. Godoy Cruz viene sacando buenos resultados y será muy complicado. Pero antes tenemos el primer objetivo en la Sudamericana, que es tratar de recuperar en Rosario los tres puntos que perdimos contra Huachipato. Así que tenemos una agenda con muchos partidos y todos serán definitorios.
-¿Hasta cuándo pensás jugar profesionalmente al fútbol?
-Todavía tengo ganas de seguir jugando un tiempo más. Mientras tenga ganas de entrenar, me sienta competitivo y disfrute del día a día, voy a seguir. La diferencia es que quizá ahora hay que ir semestre a semestre o año a año, pero me siento con ganas.
-Por el ambicioso proyecto de FADEP y tu idolatría en el Ciclón, uno te imagina siempre ligado al fútbol. ¿Será así?
-La idea es seguir ligado al fútbol, he tenido charlas para seguir ligado a San Lorenzo en alguna función el día que decida dejar de jugar. Ahora me estoy preparando y luego se verá en qué función puedo ser más útil.