Casi un sello, un copyright de su historia. Con el valor del sentido de pertenencia que le imprimieron ese puñado de jugadores formados en las divisiones inferiores del club, Godoy Cruz Antonio Tomba logró uno de los primeros grandes hitos de su rica historia: ser campeón de Primera División “A”de la Liga Mendocina de Fútbol.
Después de 21 años ininterrumpidos jugando en Primera, de aquellos primeros años pagando el “derecho de piso” ante los clubes grandes del parque, recién en 1932 pudo lograr integrar el Top Five con un recordado cuarto puesto, ubicación que repitió al año siguiente.
Tres años después, en 1936, hizo podio con un histórico tercer puesto, terminando a sólo tres puntos del campeón Independiente Rivadavia y a dos del escolta Gimnasia y Esgrima, los conjuntos que ostentaban el casi exclusivo dominio de la época. De hecho, entre 1923 y 1940, el Lobo y la Lepra se hicieron de 17 títulos entre ambos (once el Azul y seis el Mensana). Atlético Palmira (1930) y Nacional FC (1934) pudieron arrebatarle un título a los clubes del parque.
Hasta que el tricampeonato de Nacional FC/Vélez Sarsfield/Pacífico (1941, 1942 y 1943) rompió con la hegemonía de Independiente y Gimnasia y, de alguna manera mostró el camino para que el resto comenzara a envalentonarse y a soñar con alcanzar la gloria.
Y fue Godoy Cruz -en 1944- el elenco que después de recorrer 18 fechas del campeonato oficial el que consiguió continuar con la tendencia. El Tomba se quedó con un torneo del que participaron diez equipos (un dato importante es que no hubo deserciones, todos los clubes que empezaron el torneo lo terminaron).
El bodeguero terminó arriba de todos mediante un campañón: 27 puntos, producto de 11 victorias, 5 empates y sólo dos derrotas. Convirtió 46 goles y recibió 26. La Lepra, el Lobo y Nacional-Vélez Sarsfield-Pacífico, que era nada menos que el tricampeón, finalizaron cuatro puntos por debajo del Tomba.
El certamen se inició un 13 de mayo y fue justamente Godoy Cruz el que dio el puntapié inicial en un empate 2 a 2 ante Gimnasia. El Tomba formó con Pestana; Ovando y Amézqueta; Izpura, Guisado y García; Boquete, Quiroga, Godoy, Amaya y Luján. La historia cuenta que a los 2′ de juego, Luis Amaya marcó el primer gol del campeonato.
Como los clubes grandes de la ciudad de Mendoza eran los que mayor poderío ostentaban, recién en la quinta fecha los periódicos de la época empezaron a darle un poco de importancia al Expreso bodeguero. En esa jornada, tras golear 4-2 a Huracán en la vieja cancha de Castelli y Las Heras, el Tomba se subió a la cima en compañía de Gimnasia y Nacional-Vélez-Pacífico (hoy Atlético Argentino). Sin embargo, una semana más tarde perdía la punta y el invicto justamente ante su eterno rival, Andes Talleres, que lo derrotó 3 a 2.
Tras cartón, el Expreso no pasó del empate ante Luján Sport Club y luego cayó ante el Deportivo Maipú. Nacional-Vélez-Pacífico era el líder absoluto y se encaminaba a otro título, que hubiese sido el cuarto al hilo. Claro que ese 29 de julio de 1944 apareció “La Pandilla” (le llamaban así porque estaba integrado por juveniles provenientes del semillero) en todo su esplendor. Godoy Cruz goleó 4-1 al “cuco” del torneo y la inyección anímica fue tal que de ahí hasta el final no perdió más. Venció al Lobo, a la Lepra e hilvanó en total ocho triunfos en serie que fueron definitivos. A punto tal que los empates de las últimas dos fechas le sobraron para gritar campeón un 8 de octubre de 1944.
Fue 1 a 1 ante el Club Nacional Vélez Sarsfield Pacífico en la cancha cercana a la plaza departamental. El gol bodeguero, como no podía ser de otra manera, lo marcó Domingo Rafael Godoy. El “Negro”, un 9 goleador (el máximo a nivel local) y uno de los ídolos más grandes de todos los tiempos.
“Por primera vez conquista el título un club que estimula el futboler nativo”, analizó Los Andes en una de sus publicaciones. No era para menos. Ese Tomba jugaba un fútbol en el que los intérpretes se entendían de memoria, como esa otra prodigiosa del tío Luis, quien solía recitar ese once en cada encuentro familiar: “Pestana, Ovando y Frigolé; Izpura, Guisado y García; Boquete, Quiroga, Godoy, Amaya y Luján...”