Nada es fácil en la Copa Libertadores. Ni ayer ni hoy ni mañana. Nada resulta sencillo con el VAR de por medio, que llegó para aportar justicia y genera enredos porque, en definitiva, lo manejan personas. Y River, el River de Gallardo, lo conoce a la perfección.
Gonzalo Montiel, desde los 12 pasos, puso en ventaja a River ante Nacional:
Otra vez el VAR fue protagonista en la madre de todas las copas en general y con River en particular. Porque en un primer tiempo en el que el equipo de Gallardo no tuvo la lucidez necesaria para desequilibrar a Nacional, hubo tres intervenciones del video análisis que resultaron determinantes. Primero, por una mano de Laborda, zaguero uruguayo, que acertaron en no sancionar como falta. Al ratito, en el penal que el colombiano Rojas sancionó -y le ratificaron desde el VAR- por un leve contacto de Oliveros a Matías Suárez (Rochet le atajó el remate a Borré y sobre el final, cuando el propio Suárez convirtió un muy lindo gol que fue invalidado porque partió -por centímetros- en posición adelantada.
El gol de Bruno Zuculini sobre el final del partido:
Y esta historia no terminó ahí ya que el resultado se rompió por otra situación de VAR por otra mano de Laborda tras un toquecito de De la Cruz: ahí, en medio del maleficio de River con los penales, agarró la pelota Gonzalo Montiel y definió perfecto, como en aquella definición contra Cruzeiro, en Belo Horizonte.
El 1-0 de un equipo inicial con el que Gallardo sorprendió a todos (afuera Pinola y Casco, adentro Angileri y Carrascal) sonaba corto por las chances que desperdició River, como ésa de Borré solito y solo delante de Rochet, al comienzo de la parte final. Hasta que llegó, en el cierre, el cabezazo de Zuculini, otra vez el VAR como protagonista y el tanto convalidado para el 2-0
El ganador de la llave jugará una de las semifinales ante el vencedor de la serie entre Libertad, de Paraguay, y Palmeiras, de Brasil, que igualaron 1-1 en el primer cruce jugado en Asunción y la semana próxima definirán en San Pablo.