Después de tres años de frustraciones en la Copa Libertadores, River llegó ilusionado a estadio Arena do Galo, donde lo esperaba Atlético Mineiro para disputar el encuentro de ida de una de las semifinales de la Copa Libertadores. El 3-0 final fue un mazazo a la ilusión de los de Núñez, que nunca encontraron la forma de sostener los embates rivales y terminó siendo disminuido a la mínima potencia.
Ahora, de cara a la revancha, que se disputará el martes 29 de octubre en Buenos Aires, deberá mejorar ostensiblemente para buscar un triunfo por una diferencia mayor a tres goles. En ese marco, el arranque del encuentro mostró las intenciones del local, que se hizo de la tenencia y generó la primera chance a partir de un córner y la definición de Deyverson, que fue anulado por offside del goleador. Antes hubo una mano de González Pirez, que el colegiado Valenzuela sancionó como casual.
El estadio era un hervidero y el Millonario no conseguía sostener la pelota para evitar los veloces ataques del local. El partido se presentó con demasiados roces y el visitante buscó defender con uñas y dientes en su propio campo.
River encontró algún desequilibrio desde un lateral rápido, con la velocidad de Colidio para llegar al fondo y lanzar un centro que Borja cabeceó apenas por arriba del travesaño. Toda una señal de River de querer ser protagonista en la noche de Minas Gerais. Con muchos duelos individuales y demasiado rigor en la marca, el encuentro se sostuvo durante un largo rato en el mediocampo, donde River hizo pie promediando la etapa.
Sin embargo, bastó un lanzamiento largo para Hulk, quien chocó con Pezzella y el balón le quedó a Deyverson, para la definición ante el achique estéril de Armani. Todo cuesta arriba para el Millonario, que no podía hacerse de la tenencia y sufría la potencia ofensiva rival.
Pasada la media hora, River se plantó en campo rival, intentando circular el balón sobre las bandas, especialmente sobre la derecha, con Bustos y Colidio para incursionar. Pese a esos intentos, no fue preciso en el tramo final del campo y apenas tuvo algunos intentos.
Colidio, el hombre más desequilibrante que presenta esta noche la visita, aprovechó una serie de malos despejes para avisar que River estaba en partido. El remate del delantero se fue apenas desviado. Camino del vestuario, la cara de Gallardo dejó en claro que no estaba conforme con el rendimiento del equipo argentino.
Deyverson retornó del descanso más encendido que antes y un cabezazo suyo se fue apenas desviado.
Pasado el cuarto de hora, River equilibró y los ingresos de Villagra, Lanzini y Meza le dieron otra movilidad al equipo. Mientras, Atlético Mineiro se refugió atrás, tomando impulso para lanzar algún contragolpe mortal. Pero curiosamente, el local llegó al 2-0 tras una buena acción donde eligió cuidadosamente los caminos hacia el arco rival. Deyverson, la gran figura del partido, picó al vacío, a espaldas de los centrales argentinos, y cruzó su remate para ampliar diferencias.
River quedó al borde del nocaut, que llegaría un puñado de minutos después. Deyverson aprovechó otro quedo defensivo y jugó para Paulinho, que remató y, tras desviarse en Paulo Díaz, llegó 3-0.
Fue el cachetazo final para el Millonario, que perdió toda forma en esos minutos fatales y quedó mal parado para el choque de vuelta, previsto para la próxima semana en el estadio MAS Monumental.