El apellido Alfieri en el mundo de la fotografía es como el de Picasso en el arte plástico. Cualquiera sea la generación del ’78 en adelante conoce bien la icónica imagen “El abrazo del Alma”. Esa secuencia en la final del Mundial de 1978 que tantas pieles hizo erizar, incluso hasta en la actualidad. Su hijo, Ricardo Alfieri, dialogó con Los Andes sobre aquella famosa secuencia de imágenes que recorrió el mundo y ganó premios y distinciones. Y fundamentalmente de su autor, su padre, don Ricardo. Siendo éste el principio de una dinastía sin igual, de profesionales de la fotografía.
Bajo la conducta, la humildad y la concentración los Alfieri lograron registrar cada momento especial en el mundo del deporte. Sin secretos y más olfato y percepción, este linaje sorprendió a los lectores de varias generaciones.
"Antes había que ensuciarse para obtener la mejor foto", cuenta Ricardo hijo sobre los sacrificios que un fotógrafo debía realizar para obtener la mejor foto.
“Mi padre registró una tremenda imagen qué bien grafica esta idea. Fue en el Turismo Carretera. Hacía muchísimo frío, y sólo contaba con un rollo de 12 fotos. Y a poco de completarlo pudo obtener el vuelo del auto de Víctor Marchesín en 1950, en Casilda, Santa Fe. Allí estuvo hora y media aproximadamente tirado cuerpo a tierra, esperando que algo sucediera. Sólo él, en el lugar indicado, pudo percibir ese accidente, en el cual, desafortunadamente el piloto falleció”, valoró.
Ricardo contó cómo su padre le predicó de situaciones y posibilidades de la fotografía: “Fue como estudiar en una academia. Yo había repetido el cuarto año de la secundaria y mi padre me llevó a la Editorial Atlántida para que comenzara a practicar con la fotografía. Me enseñó cada paso, dentro de un cuarto oscuro. Un exhaustivo trabajo desde el revelado a la impresión. Como un médico estudia el cuerpo humano por dentro, para recibirse en Medicina. Así comenzó mi camino. Por día veía más de mil fotos y fui aprendiendo de estos profesionales (eran cerca de 35 trabajando en esa editorial) y del estilo de los mejores. Al trabajar allí se me abrió la mente”, simplificó el fotógrafo con diez Copas Mundiales, diez Copas Américas y nueve Intercontinentales en Tokio en su haber y cuyo momento más preciado fue el ’78, donde pudo compartir horas de partidos junto a su papá.
-¿Cómo fue el momento en que don Ricardo logró captar "El abrazo del Alma"?
-Nosotros habremos ingresado a la cancha de River en la mañana, y pese al frío del mes de julio argentino, estuvimos con otros compañeros aguardando por el partido que se jugaba en la tarde. Permanecimos allí sentados en las valijas metálicas de los equipos hasta el momento del partido. Y después, finalizado el tiempo suplementario, se desató el festejo desenfrenado. Antes no era como ahora, que ningún fotógrafo puede invadir el campo de juego. Antes sí podías tener acceso con más facilidad para entrar. Y todos los fotógrafos más jóvenes salimos corriendo al área para registrar la celebración del campeón. Y mi papá, ya mayor porque tenía 66 años, se quedó en el lugar, a un costado. Desde allí, con su gran angular observó lo que nadie vio: a Víctor Dell'Aquila -el hincha sin brazos- acercarse a Alberto Tarantini y el 'Pato' Fillol. Sólo él pudo verlo. El único.
Y continuó: “Ese día los fotógrafos que cubrimos esa final, publicamos nuestras fotos. Al otro día había que elegir las mejores, para una edición especial. ¡Cuándo vimos el rollo de mi papá! ¡Fue tremendo! No hubo ninguno que no se emocionara con esas imágenes. Pero lo magnífico fue que 40 años después, en la revista de FIFA de la edición del Mundial de Rusia le dedicó doble páginas a esa historia detrás de la foto. Siendo que nada tenía que ver con el campeón Francia y todo lo referente a esa selección. Lo increíble fue que la historia superó al Mundial”.
Con gran admiración, Ricardo no dejó de elogiar a la persona que era su padre: “Mi papá era amigo de Pelé, Alfredo Distéfano, Juan Gálvez, Antonio Rattín, Roberto Perfumo, Silvio Marzolini, Roberto De Vincenzo, lo quería mucha gente. Y fue también porque en aquella época, muy distinta a la actual, una nota en un medio gráfico era la máxima promoción y publicidad. Por lo que los artistas, o deportistas famosos, le daban tiempo y respeto a quienes los entrevistaban. Hoy, con las redes sociales y la televisión, eso cambió. Los tratos son distintos”, aseguró Ricardo quien se jubiló en Clarín.
Los Alfieri son de Barracas, Capital Federal. Don Ricardo nació en 2012 y a los 24 años compró su primera cámara. El era linotipista y cuando se abrió un cupo para pasarse a otra sección de Atlántida probó en la sección de fotografía, y se quedó pese a significar un sueldo menor.
“Él siempre fue aficionado de las fotografías. De hecho cuando éramos chicos nos vivía sacando retratos. Una anécdota fue que una mañana se levantó con la idea de fotografiarnos a mi hermana Gloria y a mí. Y para lograr lo que él tenía en mente, nos puso una gorra y se las ingenió para hacernos llorar. Después nos reíamos. Él ya tenía todo en la mente, se adelantaba, observaba y buscaba la imagen”, afirmó.
-¿Cuál fue el recuerdo más grato en sus momentos compartidos con don Ricardo?
-Son muchos, porque cuando podía, en algún fin de semana donde la nota no requería tanta acción solía llevarme. Yo habré tenido seis años cuando un domingo en la mañana fuimos a la casa de Luis Sandrini. Grande, hermosa, y creería que era la única en aquella época con pileta de natación. Mientras mi papá le sacaba fotos, yo jugueteaba por ahí. Hacía calor y Sandrini me dijo ‘¿querés meterte a la pileta?’ y yo le dije que no tenía malla, sólo un short. Pero me dijo que me metiera igual y lo hice, en calzoncillos. No me importó nada. La anécdota de este relato fue que pude ir ‘mamando’ y de a poco encantándome con el trabajo de la fotografía.
-¿Qué secretos le transmitió?
-No diría secretos, eran enseñanzas de vida. Él se basaba en el respeto y en la disciplina. Y sobre todo decía que en el momento de fotografiar, era la cámara y uno. Las distracciones, y más en una cancha de fútbol, eran inevitables. Por lo que la concentración debía ser absoluta y no había que hablar con nadie. Lo adopté. Mi papá fue un tipo especial. No sólo miraba, veía. Siempre atento y preciso. Supo siempre ver la vida desde otra perspectiva a través de un lente. Y el tiempo me da la razón porque sus fotografías toma mayor importancia con los años. Entre sus enseñanzas recuerdo que inconscientemente me daba tips. Un día íbamos hacia la Editorial en colectivo. Y él me decía, por ejemplo,‘mirá esa pared, pondría a una modela allí o sobre una escalera, que se destaque el empedrado con la artista... Siempre imaginaba posibilidades.
-¿Y en el momento de fotografiar una acción?
-El reflejo es fundamental. Y allí donde entra en juego la concentración. Es meterse dentro de un caparazón mental.
Ricardo Alfieri hijo también fue un privilegiado. “Tuve una gran trayectoria porque agarré una época brillante del periodismo gráfico, trabajando con grandes deportistas y en empresas destacadas”, sostuvo quien recorrió el mundo de la fotografía por más de 50 años, pasando por El Gráfico, Conmebol, la revista Soccer Magazine de la empresa japonesa Baseball Magazine Sha y finalmente en Clarín.
Para él, su época de esplendor fue después del ’78, donde hizo vínculo con los japoneses por ser de los pocos entre los profesionales en manejar el idioma inglés. Sin embargo, el Mundial ’86 fue muy significativo. No solo por obtener la mejor foto de Maradona levantó la copa de Campeón del Mundo, sino por abrirse a nuevos horizontes.
"De 12 meses que tiene el año, 6 estaba viajando", confió el fotógrafo.
-¿Cuál fue tu mejor fotografía?
-Más que por estética, fue por lo que significó. Fue aquella que atestiguó la bengala en el Maracaná, en el clasificatorio para el Mundial de Italia ’90, en la que el ‘Cóndor’ Rojas se lastima la cara. Estaba en un costado, donde se ubica el línea, hacia el ataque de Brasil. Juan Carlos Laustau era el árbitro. En todos los medios se lo ve al arquero cayendo entre la humareda de la bengala. Pero desde mi posición, la misma había caído claramente atrás de Rojas. Lo que no se explicaba por qué tenía el rostro ensangrentado. Me hicieron revelar las fotos en la Editorial Abril. En conclusión, fue la prueba para que luego la FIFA suspendiera de por vida al arquero quien luego reconoció que él se había herido con un estilete que tenía en el guante. Creo que fue esta una foto especial, porque fue un documento y única prueba de este hecho, que ni la TV lo pudo comprobar.
La dinastía Alfieri no quedó aquí. Esta genética se pasó y cayó en Mauro, nieto de don Ricardo e hijo de Ricardo (h). Es fotógrafo de La Nación y más allá de su apellido ilustre, se destacó a su corta edad por sus instantáneas.
"Mi hijo hizo tres años de abogacía y un día me dijo que quería comenzar con la fotografía. Nunca antes se había interesado. Entonces lo invité a que me acompañara, fue como repetir la historia. Y pese a existir cámaras más avanzadas, estaba convencido que lo primero era que conociera la cocina de la fotografía. También empezó en Clarín y como practicante".
Y contó: "En un partido de campeonato en el 2000, éramos varios fotógrafos del medio buscando la mejor foto. Jugaba Boca, no recuerdo contra quien, y al finalizar la nota y ninguno teníamos la foto de gol. Le preguntamos a Mauro, y él sí la tenía. Con dos meses de práctica, ya había metido una foto de tapa".
"Después, y con orgullo lo digo, en el Mundial de Corea-Japón 2002, la revista japonesa emitió 12 revistas. De estas cinco fueron tapa las fotos de mi hijo, tres mías y cuatro de los cinco fotógrafos japoneses abocados al Mundial", dijo.
-¿Qué proyecto tiene a futuro?
-Quiero hacer una muestra que recorra el país. Estábamos con el nombre “Dinastía Alfieri” o “ADN Alfieri”. Necesitamos un poco el apoyo, había avanzado pero el coronavirus nos frenó. La idea es llevar unas 100 fotos de nuestros archivos con los ídolos de diferentes deportes, con videos y una presentación en una gran pantalla.
Ricardo (h) en “Visualizando al Máximo” vía zoom
Ricardo (h), de 70 años, será el invitado especial en “Visualizando al Máximo”, el próximo miércoles vía zoom, en el Espacio de Fotografía Máximo Arias. El encuentro, que comenzará a las 19.30, estará a cargo de Ana Pronoto (Espacio Máximo Arias) y Delfo Rodríguez (Grupo Apio).
Las inscripciones estarán abiertas para el público en general, aficionados a la fotografía y profesionales en el arte audiovisual. Los interesados deberán ingresar en https://forms.gle/inFfqarhuNga4hM6
La dinastía Alfieri y su galería de fotos
-Don Ricardo, nacido el 29 de mayo de 1912, comenzó a trabajar en la Editorial Atlántida como Linotipista en 1938, como fotógrafo desde 1940 hasta 1977. Ese año se jubiló pero continuó colaborando hasta 1987.
-Ricardo Osvaldo Alfieri nació el 12 de octubre de 1949. Inició su trayectoria en la editorial Atlántida en el 1970 hasta el ’89. Trabajó en Conmebol de ’90 al ’14. En Soccer Magazin de Japón del 90 hasta el 2010. En Clarín desde el ’94 al 2017.
-Mauro Alfieri, nació el 2 de octubre de 1981. Fotógrafo de la Nación desde el 2000 y supo colaborar en Conmebol y FIFA.