Raven Saunders es una de las atletas olímpicas más destacadas de los Juegos Olímpicos de París 2024. Con una máscara que tapa su cara por completo, lentes de sol y el pelo teñido de violeta y verde, la lanzadora de bala se convirtió en una de las figuras más notables de la actual competición.
Tras dieciocho meses de suspensión por incumplir tres controles de anti doping, Saunders regresó a la competición, logrando clasificar a la final en séptimo lugar. Logró realizar un lanzamiento de 18,62 metros. En una de las últimas conferencias de prensa, explicó el motivo de su llamativo ‘‘look’', algo que ya había sorprendido en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde compitió con una máscara de “Hulk” y otra del ‘‘Guasón”.
“Lidié con problemas de salud mental y aprendí a superarlos”, afirmó Saunders. Según sus propias palabras se acostumbró a usar una máscara durante la pandemia y decidió continuar con ella en estos Juegos Olímpicos.
La competidora señaló que el uso de la máscara le ayuda a concentrarse y a evitar distracciones y conversaciones con otros competidores. Además, expresó que su apariencia busca visibilizar a otras deportistas: “Quería atraer las miradas y enfocar la atención en nuestra disciplina. Somos lanzadoras de peso y tenemos nuestro propio estilo. Podemos lograr cosas tan impresionantes como los velocistas y merecemos ser reconocidas”, explicó Saunders, de 28 años.
La estadounidense también es una defensora y activista en favor de distintas luchas sociales. Siempre ha hablado abiertamente sobre su infancia en un entorno de pobreza y sus luchas contra la depresión.
Durante un largo periodo, estuvo en contacto con un terapeuta universitario y se internó en un centro de salud mental, donde le diagnosticaron depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático. Este viernes, Saunders buscará el oro olímpico que se le escapó en Tokio, donde obtuvo la medalla de plata.