Los ojos, quizá, estaban más puestos en un Racing alborotado que en el rival que tenía enfrente. Es decir, el terremoto Milito y una carga de cuatro derrotas al hilo pintaban un óleo con colores oscuros y se esperaba la cara que iba a poner el equipo en este arranque de octavos ante el Flamengo. Y se puede decir que fue ambiguo el gesto, pero Racing tendría que haber ganado si no le hubiesen anulado un lícito golazo a Licha.La Academia pegó primero a través de Fértoli:
De inmediato, igualó la historia Gabigol:
Mena, quien levantó mucho en el ST, metió una linda corrida por la izquierda, hizo pasar de largo a Everton Ribeiro y se la sirvió al ídolo para que metiera un frentazo enorme. Enorme golazo, que el venezolano Alexis Herrera anuló por falta del chileno que no existió. Fue insólito todo el accionar del juez...
En el inicio no pareció que los de celeste y blanco andaran sobre arenas movedizas. Un dibujo renovado metía presión en el medio y la dinámica de los primeros 12 minutos hacía rato que no se veía en Avellaneda. Cinco defensores pero con Mena y Fabricio Domínguez trepando por las bandas fueron el método de Beccacece para que el campeón de América no inquietara a Arias. Pero claro, la presión no se pudo sostener y la alegría ante el gran desborde de Fabricio y la definición de Fértoli anticipando al central duró lo mismo que el diluvio del comienzo del partido: al toque, Bruno Henrique demostró que algo juega y le sirvió el gol a Gabigol, valga la redundancia.
El plan BKCC se repitió en el segundo tiempo, y hasta pareció un calco del primero el arranque. Mucha presión de salida, con Mena más adelantado y otra vez un Fabricio Domínguez peligroso por el otro costado. Si bien en ese lapso Racing generó el gol mal anulado a Licha, otra vez se fue apagando y el Flamengo volvió a agarrar la pelota.
Otra vez volvió la lluvia y regresaron los roces. El partido fue extremadamente caliente adentro y afuera de la cancha, ya que en la platea había un grupo de personas del equipo carioca que no paraba de insultar al juez y todo lo que se les cruzara. En ese barro, el local trató de ganarlo pero no tuvo acompañamiento en los pies de Matías Rojas, quien no pesó nunca como interno ni de asistidor.
Por eso a Racing se le fue haciendo cada vez más difícil. Siguió buscando por las bandas pero se perdió en centros y pelotazos sin sentido, durante varios minutos.
El Fla se quedó sin Gabigol por una molestia, Bruno Henrique, quien dio cátedra en el primer tiempo, reguló en los últimos minutos para guardar nafta para la revancha. Entonces, la cosa se hizo algo desordenada, Rogerio Ceni metió un par de cambios para ganar tiempo y cuidar piernas y Diego Alves también empezó a jugar con el reloj tirándose seguido.
Pero Racing, ese Racing castigado por los resultados y golpeado por su interna, jugó un buen partido. Terminó entero ante un rival muy complicado y lo más importante: tendría que haber ganado 2-1. El gol de Licha fue lícito y al árbitro se le antojó anularlo. Hay revancha, pero la cosa en Brasil será todavía más complicada. Y el gol de visitante lastima.