Mientras en el país y en el mundo se habla del sorprendente equipo de Diego Flores, tras la victoria ante Racing en los penales, el destino volvió a poner a Godoy Cruz en un lugar de privilegio: los cuartos de final de la Copa Argentina, algo que ya sucedió en 2012-2013 y 2017.
Una vez más, y después de cuatro años, el Expreso Bodeguero se encuentra en una estación de ensueño. A tan sólo dos partidos de la final de un copa nacional, lo que sería otro logro histórico para la institución y ni hablar para el fútbol mendocino.
En la temporada 2012-2013 cayó 1-0 contra Arsenal de Sarandí, que convirtió por intermedio de Mauricio Sperdutti. El Tomba era dirigido por Martín Palermo y el raro dato estadístico indica que el equipo sólo convirtió goles en uno de los cuatro encuentros disputados (victoria 3-2 ante Olimpo de Bahía Blanca). Los del Viaducto eran dirigidos por Gustavo Alfaro y meses después se dieron el gusto de alzar el trofeo tras golear 3-0 a San Lorenzo en la final.
Una nueva oportunidad de meterse en las semifinales del certamen integrador le llegó a Godoy Cruz en 2017. Tras dejar en el camino a Santamarina de Tandil, Newell’s Old Boys y Banfield, el Tomba sufrió una eliminación muy dolorosa a manos de Rosario Central. En la cancha de Instituto de Córdoba, el Tomba de Mauricio Larriera tenía de rodillas al Canalla: le ganaba 2-0, pero le perdonó la vida, pecó de inocente y los rosarinos -con un hombre menos- marcaron tres goles en la última media hora de juego.
El Club Atlético Tigre, uno de los animadores del certamen de la Primera Nacional y firme candidato al ascenso a la Liga Profesional de Fútbol, será el siguiente rival de un equipo que se mantiene invicto en el ciclo de Diego Flores, quien en 23 días de trabajo supo meterle al plantel su propuesta ofensiva, la intensidad, dinámica, la intención de buen pie y su incipiente impronta de entrenador serio y convincente a la hora de trabajar. Y también modesto a la hora de enfrentar los micrófonos en un momento tan dulce como el que está viviendo en lo personal.
Para este Godoy Cruz en plena reconstrucción de sus raíces futbolísticas, esta Copa Argentina aparece como un micro objetivo dentro de otro mayúsculo como es mantenerse en Primera División a partir de 2022, cuando los promedios volverán a ser decisivos para los descensos.
Excepto Boca, no hay otro equipo grande y mucho menos algún “cuco”. Argentinos y Talleres de Córdoba son los otros cuatro elencos de la máxima categoría del fútbol argentino que sueñan con dar el batacazo y sumar la estrella. Y para el oficialismo dirigencial del Tomba, que dentro de un par de meses tendrá elecciones de renovación de autoridades con una lista opositora después de 43 años, colgarse la tan mentada estrella en el escudo de la camiseta significaría mucho más que la frutilla del postre de sacar boleto por quinta vez a la Copa Libertadores de América.
Mientras el país y el mundo le siguen tirando “flores” justamente a este fortalecido Godoy Cruz de Diego Flores, a los hinchas del Expreso se les dibuja una gran mueca de satisfacción luego de que en la semana conocieran la (mala) noticia de que, a raíz de la vuelta del público a los estadios, el equipo abandonará el barrio para volver a actuar como local en el estadio Malvinas Argentinas.
Después de todo, últimamente la vida deportiva de Godoy Cruz Antonio Tomba se viene desarrollando entre malas y buenas. El señor destino lo pone nuevamente en un lugar de prestigio. Y como dice el refrán, ojalá la tercera sea la vencida, Tomba...