Las 24 horas de Le Mans es mucho más que una simple competencia de automovilismo. Es un evento de resistencia, donde los pilotos y sus escuderías deben demostrar no solo rapidez, sino también estrategia, resistencia y trabajo en equipo.
Se ha consolidado como una de las pruebas más prestigiosas en el mundo del motor, atrayendo a los mejores talentos de distintas disciplinas, incluyendo la Fórmula 1. Con una historia rica y emocionante, Le Mans no solo ha sido un escenario de victorias épicas, sino también de tragedias inolvidables.
La 24 horas de Le Mans es una competencia de resistencia que se celebra cada año en el circuito de la Sarthe, en Francia, desde 1923. Se trata de una prueba única donde los autos deben recorrer la mayor distancia posible durante 24 horas continuas.
La carrera se desarrolla en formato de equipos, con dos o tres pilotos por coche, que se van relevando durante la jornada para mantener la concentración y la resistencia. La duración extrema y las condiciones cambiantes del terreno convierten a Le Mans en una prueba de resistencia física y mental.
En la historia de Le Mans, algunas de las escuderías más exitosas incluyen a Audi, Porsche, Toyota, y Ferrari. Estas marcas han dominado la competencia, logrando múltiples victorias.
Muchos corredores de Fórmula 1 también han participado en Le Mans, como Fernando Alonso, quien ganó en 2018 y 2019 con Toyota. Otros pilotos notables que han corrido en Le Mans son Jackie Stewart, Jim Clark y Michael Schumacher.
La carrera tiene lugar durante todo un fin de semana, comenzando un sábado y terminando el domingo, su formato único la convierte en una de las pruebas más desafiantes para los pilotos, quienes deben equilibrar velocidad con la gestión de los recursos del auto y las condiciones meteorológicas cambiantes.
El peor accidente de la historia: 1955
El accidente de 1955 en Le Mans es considerado uno de los peores de la historia del automovilismo. Durante la carrera, el piloto Pierre Levegh perdió el control de su Mercedes-Benz 300 SLR, lo que provocó una colisión con otro coche.
Su vehículo se desintegró, esparciendo escombros entre la multitud, resultando en la muerte de 83 personas y dejando cientos de heridos. Este trágico evento tuvo un impacto profundo en las medidas de seguridad de las carreras, siendo un parteaguas en la historia de los deportes motorizados.
Tras la tragedia, se implementaron reformas significativas en los protocolos de seguridad en Le Mans y otras competiciones de resistencia, como la mejora de las barreras de seguridad y la introducción de medidas más estrictas en los vehículos y circuitos.