Independiente Rivadavia sumó un puntazo en su visita a Ferro Carril Oeste, tras un 1-1 que llegó luego de una magra producción mendocina. El elenco de Alfredo Berti no estuvo en una buena sintonía y sufrió más de lo previsto ante el asedio del Verde. Finalmente, a fuerza de mucha entrega, terminó sumando un punto con sabor que vale.
Aunque sorprendió por el protagonismo que suele exhibir Independiente Rivadavia cada vez que sale de Mendoza, anoche fue sorprendido por la firme intención del Verde para jugar desde el minuto inicial en campo mendocino. Ferro insistió con esa propuesta, apostando a poblar el sector rival con mucha gente en las inmediaciones del área, con un ritmo frenético para buscar el arco defendido por Maximiliano Gagliardo. Y esa insistencia tuvo su premio a los 2′, cuando el colegiado Pablo Giménez compró una acción dentro del área mendocina, tras la caída de Jonathan Herrera ante el achique del “1″ azul. El penal lo tomó el propio delantero y el arquero se reivindicó yendo sobre su derecha para enviar el balón al córner.
Fueron minutos de zozobra, donde el visitante no conseguía hacer pie en la zona media y debía retroceder hasta las inmediaciones de su área para intentar ser prolijo y ordenado en defensa.
De a poco fue cambiando la tonicidad del encuentro. Creció Franco Romero en el corte y la distribución y Ezequiel Ham se sumó con su buen pie para intentar dar destino seguro al balón. Ese fue el clic que le bajó intensidad a la propuesta local y le dio tranquilidad a los mendocinos. Sin embargo, siguió careciendo de profundidad y apenas algunos lanzamientos largos llevaron el balón a las inmediaciones del arco defendido por Luciano Jachfe. La única chance clara fue un error grosero en la salida de los de Caballito, que derivó en un centro y el posterior cabezazo de Juan Manuel Elordi, que se fue apenas ancho.
Ferro contaría con un par más de situaciones para abrir el marcador, pero la gran noche de Gagliardo iba a impedírselo.
Y como el más viejo de los axiomas futboleros, todo lo que despilfarró en el arco contrario, Ferro lo sufrió en el propio. Un córner de Ham fue desviado por la cabeza de Arena y la Lepra arriba en el marcador_(y en las posiciones).
El encuentro volvió a incorporar condimentos que dejaron más cómodo en el campo al conjunto mendocino. Ferro apostó a la velocidad de Retamar a espaldas de los centrales, aunque perdió precisión. El apuro lo llevó a errar los caminos y le dio a Independiente Rivadavia los espacios para contragolpear.
Ferro se sumergió en un shock del que no pudo salir durante un largo rato. Ese momento lo transitó con mucha calma el Azul, que no fue capaz de detectar lo que llegaría sobre los 25 minutos, cuando Rodríguez le dejó el balón en la cabeza a Herrera para el empate que a la postre sería definitivo.
El resto del encuentro se debatió en intentos vanos de un lado y del otro. Al Azul le costó conectar líneas y casi no pesó en ofensiva. Por eso, el punto conseguido cotizó en bolsa. Fuera de Mendoza, no perder tiene un valor especial.
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