Daniel Gonzalo Giménez es uno de los pocos, sino el único, foráneo que es homenajeado por un mural que hicieron los hinchas de Godoy Cruz… y eso es algo que no pasa desapercibido.
El “Tanque” es un animal que vive, come y consume fútbol, por eso la pasó tan bien y tan mal gracias a este deporte.
En los próximos días este goleador de mil categorías será homenajeado en un mural que un grupo de hinchas del Tomba pintaron en el Barrio La Estanzuela, nada más y nada menos que junto a dos íconos tombinos: Daniel Oldrá y Alejandro Abaurre.
“Es fuerte, me sorprendí cuando me lo contaron porque no me lo esperaba. Que me pongan a la par del “Gato” y del “Cachorro” es un orgullo”, le contó a Los Andes este goleador que le dio los tantos del ascenso al Tomba en el 2006 ante Nueva Chicago y se metió en el corazón de los hinchas para siempre.
“No soy mendocino, no hice inferiores en Godoy Cruz, sólo jugué 3 años y estar en ese mural representa mucho y eso demuestra el cariño del hincha por ese momento tan importante para el Tomba”, confirma emocionado.
SUS INICIOS EN SAN LORENZO Y SU SALIDA PORQUE LO QUERÍAN DE DEFENSOR
Giménez llegó a los 8 años a las inferiores y se fue a los 17 porque se peleó con el coordinador porque lo quería hacer jugar de marcador central, después de ser goleador en casi todas las categorías que jugó. Casi una historia sacada de “Papeles en el viento” del enorme Eduardo Sacheri y la historia de Mario Pittilanga, un promisorio delantero que pasó a jugar de defensor y que fue vendido a Arabia.
“En las inferiores de San Lorenzo jugaba en el medio 8, 5 o 10, cualquiera y como hacía muchos goles un entrenador me mandó de 9 en la novena y anduve mejor”, cuenta el “Tanque”.
A medida que fueron pasando los años, Giménez se destacó como delantero y Ricardo Calabria (ex árbitro y por ese entonces Coordinador de la inferiores del Ciclón) lo tenía en cuenta para subirlo a la Reserva.
“En ese momento Rubén Bernuncio (quien lamentablemente falleció a los 23 años) era goleador de la quinta y pasó a Primera, entonces yo era titular en la Sexta y Ricardo Calabria me tenía en carpeta para subirme a Reserva, pero cuando se fue Calabria llegó Osvaldo Diez y me dijo que quería que jugara de 6 por el físico, como le dije que no me fui del club”, recuerda.
Y agrega: “Si me dejaban en San Lorenzo mi historia podría haber sido otra, estaba a dos años de debutar en Primera… para que te des una idea, yo tenía el físico y la potencia de Adolfo Gaich, es decir que podría haber llegado y jugado”.
Con el pase en su poder, Giménez comenzó a jugar en un equipo de jugadores libres hasta que llega la chance de sumarse a Flandria donde se encontró con Pedro Fernández, quien fue su mejor entrenador y el que le enseñó muchas cosas del puesto, ya que fue delantero de Racing en los 60.
“En Flandria fui goleador de la Primera C y pasé a Defensores de Belgrano donde compartí plantel con Blas Giunta…”
Abrimos paréntesis. La charla se frena ahí porque el pedido obvio del periodista es “contame una anécdota con Giunta”.
Y el Tanque arranca: “La empresa LoJack lo trae de Boca a Defensores de Belgrano. Yo me venía con él a los entrenamientos y después de las prácticas nos íbamos a un kiosco a tomar una gaseosa y Blas se comía dos hamburguesas cuando todos nos comíamos una. En los partidos me amenzaba que me iba a cagar a trompadas en el vestuario porque no le hacía caso, por suerte después se olvidaba”, cuenta entre risas Giménez.
Cerramos paréntesis y seguimos con la carrera del Tanque.
“En Defensores fui goleador y Miguel Ángel Lemme me lleva a San Miguel que estaba jugando B Nacional y ahí aparece Cachín Blanco en mi vida, que para mí fue como mi padre, me aconsejó y me ayudó mucho. Lo tuve en varios clubes. Siempre me pidió para los equipos donde dirigió”.
Tanta confianza le tenía Blanco al “Tanque” que casi lo hace jugar junto a “Garrafa” Sánchez: “Cuando Cachín agarra Banfield pidió tres jugadores de San Miguel: José Luis Acciari, Juan Zaragoza y a mí, pero los dirigentes de Banfield no quisieron tener conflictos con la gente de San Miguel y por eso llevaron a Darío Forestello”, cuenta acongojado.
Está claro que en casi 20 años de carrera la Primera División le fue esquiva, ya que pudo jugar menos de lo que él pretendía, aunque se siente muy orgulloso de su trayectoria: “Obvio que estoy orgulloso de mi carrera, si no estuve más años en Primera fue por culpa mía. Lamentablemente me tocó jugar en clubes que pelearon el descenso, pero jugué 11 años en el B Nacional y jugué afuera (Bolivia, Chile y Guatemala), pero la gran espina que me quedó fue no haber podido jugar con Godoy Cruz en Primera”.
En ese momento Giménez era una figura del ascenso y varios pesos pesados de la B Nacional lo pretendían y terminó aceptando la oferta de Instituto: “Prioricé lo económico porque tenía una familia con dos hijos. En ese momento Godoy Cruz no hizo el esfuerzo económico para que me quede y me fui a Instituto donde me pagaban el triple de lo que ganaba en el Tomba”.
MENDOZA SE CRUZA EN SU VIDA
Cuando llegó como refuerzo para Independiente Rivadavia todos lo miraron de reojo. Es que un tipo de casi 1,90, con rulos y corte “rolinga” no pasaba desapercibido, pero el Tanque terminó respondiendo en la cancha.
“Cuando Cachín Blanco arregla en Independiente Rivadavia me trajo y me empecé a hacer conocido en todo el país”, cuenta.
La aventura de Blanco en la Lepra no duró mucho, al punto que con ese plantel los azules descendieron al Federal A, pero el destino le tenía preparada una jugada al “Tanque”.
“En un clásico con Godoy Cruz, Gabriel Nasta me dio una patada de atrás que me provocó una rotura parcial del ligamento de la rodilla y por eso me tuve que quedar unos días más en Mendoza. En plena recuperación me fui a comer un asado al Club Pacífico y se me acercó José Mansur. Se presentó y me dijo que se iban a hacer cargo de Godoy Cruz con Acción Deportiva y que le gustaría que juegue en club. Yo le expliqué que estaba lesionado y que le contestaba en cuento me recupera”.
Si bien Independiente se fue al descenso, Giménez dejó una buena imagen y tres equipos pujaban por él: Gimnasia de Jujuy, Atlético Rafaela y San Martín de San Juan, pero Mansur hizo un esfuerzo económico y se quedó con el goleador.
Ya en el año 2002 Giménez se estrenaba con la camiseta del Tomba, pero no era prioridad para Ariel Agüero, quien con su llegada trajo a Maximiliano Benítez: "Yo no era prioridad para Agüero porque me había traído la dirigencia, pero en ese torneo hice 15 goles en 13 partidos y terminé siendo titular y goleador.
Ese buen torneo le valió que Atlético Rafaela se lo lleve para su primera experiencia en Primera División y el “Tanque” no falló, ya que convirtió el primer gol de la “Crema” en la máxima categoría en la derrota ante Quilmes.
Después de pasar por Jorge Wilstermann de Bolivia regresó al Tomba de la mando del “Gato” Oldrá, quien tenía su primera experiencia como entrenador y se quedó hasta ese glorioso 2006 que lo coronó con el ascenso a Primera División.
Tras ese logro recorrió casi todas las categorías y hasta jugó en el exterior (Instituto, Cobreloa de Chile, San Martín de San Juan, Chacarita Juniors, Los Andes, Defensores de Belgrano, Racing de Córdoba, Atlético Argentino, Unión Villa Krause, Deportivo Guaymallén) hasta que llegó el momento de colgar los botines.
“En el 2011 hago el curso de técnico y ahí me di cuenta que quería seguir vinculado al fútbol y el clic llegó tres años después”, se sinceró.
LA PESADILLA DE DEJAR EL FÚTBOL Y SU SALVACIÓN
Cada jugador toma de distinta manera el momento que deja de jugar profesionalmente al fútbol, pero no todos están preparados para hacerlo… y el Tanque era uno de ellos.
“Dejar el fútbol me mató, me costó muchísimo porque no encontré laburo rápido, la gente que yo creía que me podía ayudar no lo hizo. Yo tenía una vida y una rutina ligada al fútbol y la perdí y eso me trajo muchos problemas familiares”, confesó.
“Te empezás a comer los ahorros de toda tu vida y para evitar el colapso busqué un psicólogo deportivo, pero no lo encontré hasta que el futsal me salvó la vida, como ya lo había hecho el futbol, porque volví a sentir esa adrenalina”.
Pero también se animó a explorar otros campos como el periodismo deportivo: “Siempre me gustó la radio y el periodismo deportivo. Acá en Mendoza no habían ex jugadores que explicaran las situaciones del partido y justo apareció un grupo de amigos y armamos LTA, donde pude despuntar el vicio de hacer radio”.
SU ETAPA COMO ENTRENADOR
Cuando un ex jugador se retira y quiere ser entrenador, sueña con debutar con un logo y el “Tanque” lo hizo, ya que en su primera experiencia ascendió con Huracán al Federal A.
“Mi experiencia del otro lado de la línea arrancó como ayudante de campo de Marcelo Laciar en Unión de Villa Krause y después vino Huracán donde estuve a cargo del equipo que ascendió al Federal A. En todos lados nos presentaban como dupla con Gonzalo Torres, pero el que tomaba las decisiones era yo”, dispara el goleador.
Lamentablemente tras lograr el ascenso la dirigencia del Globo se inclinó por contratar a Esteban “Bichi” Fuertes y dejaron de lado a Giménez: "La dirigencia de Huracán nunca habló conmigo para seguir en el Federal A y se decidieron por el “Bichi” Fuertes, me dolió porque yo esperaba dirigir el equipo con el que ascendí".
Pero el camino de la dirección técnica tampoco fue fácil: “Después tuve que pasar una mala experiencia en Rodeo del Medio, donde no cobré nunca en casi un año; después me llamó Felipe Canedo para hacerme cargo de la séptima de AFA de Independiente Rivadavia hasta que me llamó Luján, donde estoy ahora para dirigir en la Liga”.
De igual manera el “Tanque” es una persona que no baja los brazos: “Siempre quise vivir del fútbol y por eso no me rindo y voy a seguir luchando para poder progresar”.
Al estar entre los ídolos tombinos, la pregunta sobre el sueño de dirigir a Godoy Cruz era casi cantada, pero Giménez tiene una respuesta clara: “La dirigencia de Godoy Cruz eligió otro perfil de entrenador y es respetable. ¿Por qué no le dan chances a los técnicos de Mendoza? No tengo respuesta para esa pregunta, la tendrían que responder los dirigentes, quizá piensan que no estamos capacitados”.
La confianza en sí mismo es algo que siempre destacó a Giménez: “Yo me siento capacitado para dirigir en Primera, pero en Mendoza siempre se creyó que los de afuera son mejores. Mi anhelo es poder dirigir B Nacional y Primera, estoy convencido que tengo las condiciones para hacerlo, también depende de tener un buen representante”.
PING PONG
-Amigo que te dejó el fútbol: “Leonel García, volante central de Deportivo Merlo, jugamos juntos en Defensores de Belgrano”.
-El mejor momento que te regaló el fútbol: “Los goles del ascenso con Godoy Cruz”.
-El peor momento: “Los no ascensos con Deportivo Maipú y Defensores de Belgrano, quedamos muy cerca”.
-Tu mejor momento: “En Instituto, hice 16 goles en la B Nacional”.
-El mejor gol: “El segundo que le hice a Talleres jugando para Godoy Cruz en el 2005. Arranqué de la mitad de la cancha, gambeteé a un defensor, enganche en la puerta del área y definí. Golazo”.
-El mejor jugador con el que compartiste plantel: “Ariel Ortega y Blas Giunta cuando jugaron en Defensores de Belgrano, pero en diferentes épocas”.
-El mejor DT: “Pedro Fernández (Flandria)”
-El peor: “Un técnico que estuvo en San Miguel y del que no me acuerdo ni el nombre”.
-Tu mejor socio: “Sin duda, Mauro Poy”.
-El defensor más duro: “Mario Artez, de San Martín de San Juan. Los clásicos eran una guerra”.
-¿Por qué “Tanque”?: “A mí me decían Búfalo, por mi porte, pero un día fui a un recital de La Renga y en el final el baterista (Jorge Iglesias, alias Tanque) tiró las baquetas y yo agarré una y la gente que estaba alrededor empezó a gritarme ‘grande Tanque’ y ahí quedó para siempre”.