Un empate con sabor a poco, un punto que vuelve a castigar la ineficacia ofensiva de un Godoy Cruz que, en la faz ofensiva, insinúa mucho más de lo que concreta en la red adversaria. El Tomba no pudo sostener la intensidad del buen primer tiempo que jugó y debió conformarse con un 1-1 ante un pobre Huracán que “vivió” gracias a los errores individuales y colectivos de un equipo al que le cuesta cubrir espacios en retroceso y peca de distraído e inocente en situaciones de juego aéreo en contra.
El equipo del Gallego Méndez es entusiasta y efervescente. De hecho, impuso condiciones en la mayoría de los partidos. Propone un juego directo y ofensivo. Se planta en campo rival con la sana intención de asociarse y llega con mucha gente al área adversaria. Sin embargo, suele cometer pecados capitales que en un fútbol de elite como el de la Liga Profesional resultan imperdonables.
En la primera de cambio, alguno mete la pata y el equipo tiene que remar en un mar de dulce de leche. En el partido frente a Lanús, el lunes pasado, fue Leonel González al que le tocó pagar los platos rotos. Y ayer fue Elías López quien tuvo que pasar por caja a pagar una cuenta bonificada con un importante descuento. Es que podría haber sido aún más cara si el uruguayo Candia no mandaba a las nubes el penal que el ex lateral derecho de River le cometió en el amanecer mismo del complemento.
Antes de ese suceso, el Quemero había encontrado la inmerecida ventaja tras un ataque tan aislado como anunciado: Quiles jugó en paralelo para Candia, quien “pinchó” el centro desde la derecha con la intención de buscar a Jonás Acevedo por el segundo palo, pero López (¿no se habló con Espínola?) saltó e hizo un gesto técnico poco ortodoxo que terminó con el balón en el ángulo izquierdo de su propio arco.
Con su funcionamiento aceitado del medio hacia adelante, el Tomba gobernó durante todo el primer tiempo. Aunque lejos de la gran intensidad que había mostrado ante River (el viento Zonda también hizo lo suyo), el equipo del Gallego jugó una primera parte más que aceptable. Fue paciente en la circulación, inteligente para asociarse por los carriles internos y profundo para llegar hasta posiciones de gol poniendo al menos cinco jugadores adentro del área.
Respetuoso de ese funcionamiento exhibido por Godoy Cruz en los últimos partidos, el equipo de Frank Darío Kudelka saltó a la cancha con una línea de cinco en el fondo, otros cuatro futbolistas por delante de ese vallado y un punta (Candia) con características de Llanero Solitario.
Claro que la estantería se les vino abajo a los de Parque Patricios cuando su DT leyó que jugar de esa manera era una invitación al suicidio. Entonces no extrañó que en el complemento moviera algunas fichas: entró el hábil mediocampista Lucas Vera por el marcador central (amonestado) Santiago Moya y Leandro Grimi suplió a César Ibáñez para darle mayor recorrido y pegada a la banda.
Así, Huracán no sólo emparejó el trámite, sino que encontró petróleo a las espaldas de Elías López. Cristaldo filtró el pase para Candia, el uruguayo se frenó y el lateral se lo llevó puesto. Penal claro en la sanción, pero no en la ejecución del ex Arsenal, quien buscó ángulo con cara interna y se topó con el alambrado de la tribuna Este del Gambarte.
Daba la sensación de ser la señal que Godoy Cruz necesitaba para reaccionar e ir por la victoria. Pero no. Ya sin el vigor del primer tiempo, al Expreso le costó encontrarle la vuelta al nuevo esquema de Huracán, que con otra disposición táctica de sus intérpretes pudo emparejar el trámite en base a una cobertura de espacios más eficaz y a transiciones defensa-ataque más rápidas y convincentes.
Más allá de la frescura esporádica que aportaron los ingresos de Colmán, Leyes y “Tin” Burgoa, a Godoy Cruz no le alcanzó para someter al Globo al dominio ni al acorralamiento del primer tiempo. Para colmo, el paraguayo Cristian Colmán dilapidó la situación más clara del complemento luego de una defectuosa salida de Marcos Díaz.
Los minutos finales fueron bastante activos. Tuvo el triunfo Huracán con el cabezazo de Yacob que pasó cerca y el Tomba fue puro empuje hasta el pitazo final de Pitana. Entre aplausos al equipo e insultos al árbitro, el termómetro de los “allegados” ofreció indicios claros de las sensaciones de un resultado con sabor a poco para Godoy Cruz. Gracias al fixture, la revancha está a la vuelta de la esquina.