No hay caso. No le encuentran la vuelta al tema en Independiente Rivadavia. Doce fechas después de haber comenzado la Copa de la Liga Profesional, son 9 las derrotas y las alarmas del descenso suenan a todo volumen, lamentablemente. Porque la alegría del ascenso ya quedó muy atrás, ahora todo es preocupación por la flojísima cosecha en Primera división.
Esta vez, el verdugo fue Banfield. En el estadio Bautista Gargantini (que lució repleto como de costumbre), el Taladro se aprovechó de la pésima manera de defender de la Lepra y se quedó con los tres puntos tras el pitazo final de Echavarría que marcaría el 1-2 definitivo.
Aunque arrancó ganando gracias al muy buen gol de Federico Castro, el Azul no supo sostener la ventaja. Es que defiende mal y hasta le hizo precio Banfield. El elenco de Julio Falcioni pudo haber aumentado considerablemente la cantidad de goles en el Parque, tanto en el primer tiempo como en el segundo. No lo hizo por impreciso y hasta casi se lo empatan en el final por un pelotazo que no encontró red.
Independiente Rivadavia es un cúmulo de voluntades. Le falta todavía para ser un equipo. La última línea es desesperante: los rivales desbordan como quieren, ganan en el área con frecuencia y exigen en demasía al bueno de Gonzalo Marinelli partido a partido. Goles en contra: 23. El club más goleado de la máxima categoría.
Lo hemos dicho en otras columnas de opinión: Independiente genera adelante, sí. Y bastante. Sobre todo desde los pies de Matías Reali, el mejor. Pero casi nadie la mete. La Lepra extraña horrores a Alex Arce, el goleador paraguayo que se fue a la Liga de Quito peleado con De Paoli, el entonces DT. Nadie pudo ni puede reemplazarlo al 9, que fecha tras fecha se hace notar con su simple y dolorosa ausencia.
Arriba, donde pocos son capaces de meter la pelota, nadie es Arce. Ni por asomo. Buenos delanteros hay, pero no como Arce. El adiós del guaraní pegó muy duro en el club. Muy. Es que se llevó los goles, los importantes y todos los demás.
El DT actual, Martín Cicotello, no le encuentra la vuelta al asunto. No logra ganar en la Copa de la Liga y hasta acá solo sumó 1 punto de 12 disputados. Se dio el gusto de golear a River en un amistoso y luego vencer a Argentino de Quilmes en Copa Argentina, pero no halla la manera de sumar en Primera para salir del insoportable último lugar de la zona roja.
¿Por qué sufre así la Lepra? Porque le sigue pasando lo mismo que desde el arranque del torneo: la defensa no da pie con bola y los retrocesos de los volantes tampoco. Un problema que, hasta ahora, no tiene solución. La pregunta es: ¿Llegará a tiempo el arreglo?
Ante Banfield, Independiente comenzaba el juego sabiendo que Riestra (rival directo) había perdido ante Gimnasia LP. Y lo hacía de local, ante su gente. Ni eso sirvió de empuje para dejar en casa los porotos sea como sea.
Las constantes derrotas están golpeando mucho en lo anímico al plantel Azul, que debe dar vuelta la página y levantarse urgente. Ante Talleres de Córdoba (V) y Vélez (L) tendrá un par de oportunidades para volver a sumar y cerrar con mayor decoro su andar en la Copa liguera.
Aunque pareciera que para la definición de los descensos falta mucho, el tiempo se consume y cada vez quedan menos fichas en la mesa.