Soñar con un partido de fútbol femenino de la Argentina en un estadio lleno era el deseo de muchas en esta sociedad argentina aletargada o mezquina de darle protagonismo, espacio y reconocimiento a futbolistas mujeres.
El esfuerzo de las pibas por trazar sus caminos con mucho esfuerzo durante años, con poca ayuda y apoyo de instituciones, quedó atrás. Hoy la AFA y su Selección pueden decir que tuvieron el mejor premio jamás recibido y fue la expresión absoluta de un público que quiere acompañar al equipo albiceleste femenino.
Y no se trata de una tendencia pasajera. Niñas desde 5 años en adelante, escuelitas de fútbol mixtos, familias acompañando y profes que impulsan este desarrollo no es más que el futuro en concreto. Se vio manifestado en los últimos encuentros de Seleccionado en las provincias del Interior, en Córdoba y San Luis, donde se pudo encontrar seguidoras y seguidores de otros puntos del país, allí en las plateas, con camisetas, banderas y la desesperación por querer tener un recuerdo de sus ídolas.
Sí, sus ídolas. Futbolistas que marcaron el rumbo, pusieron su huella en este deporte que hasta no hace mucho estaba truncado, considerado en esta rama como improductivo. Y esta última semana fuimos testigos de lo contrario.
Tanto en el Mario Alberto Kempes y en el Juan Gilberto Funes, escenarios que recibieron a la Selección Argentina, se vio un fenómeno difícil de pasar por alto. Los estadios se llenaron, pese a que dichos encuentros entre Argentina y Chile se transmitieron por TV. La gente quiso apoyar. Y seguirá haciendo, por más que a muchos les pese.
No se puede ignorar más lo que sucede en el deporte. Las instituciones deberán adaptarse y reconocer que lo vivido en estos últimos días es un hecho histórico y un precedente, manifestado en la expresión de nuevas generaciones que tienen incorporado el derecho de la igualdad. Que reconocen a los equipos, a sus figuras por sus nombres propios y que impulsan a más estructuras con visión de proyecto, fundamentalmente en formativas que también la ‘rompen’ y vasta con ver a la Sub 20, nutrida de talentos que pelean la clasificación al Mundial, en el Sudamericano que se disputa en Chile.
Para mi, el fútbol femenino argentino ya ganó. Aunque faltan cosas por mejorar, fundamentalmente desde las diferentes instituciones de provincias, pero tiene su rumbo que es irreversible.
¿Y desde el corazón de la Selección?
Desde el corazón de la Selección Argentina, para sus jugadoras fueron momentos impagables. Siendo ya profesionales (en el exterior como en el fútbol nacional) quedaron sumamente sorprendidas.
Hasta la propia Estefanía Banini, con vasta experiencia en el mejor fútbol del planeta, afirmó “no nos queríamos ir de la cancha. Con la alegría de la gente y el aliento, nos vamos muy felices”.
Y Julieta Cruz dijo que el mejor regalo para toda esta gente que las acompañó fue la victoria.
Y en una conversación sin micrófonos confesó: “Vi a una nena que fue a Córdoba y después la volví a ver en San Luis. Le regalé los botines. Fue emocionante ver nenas de 5 o 6 años que desesperaban por autógrafos. Escuchaba que gritaban nuestros nombres y no lo podía creer. Tan chiquitas y saben de nosotras. Eso lo vemos en el masculino, pero nos está pasando a nosotras. En Boca lo vemos, pero acá (San Luis) fue impresionante”.
Y pensar que fueron noticias nacionales los estadios llenos en la semifinal de la Champions femenina entre Barcelona y Wolfsburgo; o la final del torneo femenino en México, entre Monterrey y Tigres con récord de asistencia tres años atrás.
Para nosotras, el Kempes (capacidad de 57 mil) y el Funes (más de 15 mil) con sus localidades pobladas, ya es un récord y fue indicativo de que el fútbol femenino explotó con la Selección Argentina. Y en un futuro no muy lejano, también habrá titulares como aquellos.
Somos una sociedad futbolera y el femenino ya no tiene freno.