La salida de Diego Flores de Godoy Cruz estuvo marcada un arranque frenético, pero que se fue apagando en el camino hasta que llegó el trágico partido con Arsenal.
Como pasa con varios entrenadores, el cordobés se “casó” con su libreto, con su idea y por momentos dejó de lado la idea general que necesitaba Godoy Cruz: sumar puntos para subir en los promedios.
El Tomba del “Traductor” era un equipo vertical y que lastimaba cada vez que atacaba, pero el desequilibrio fue una marca registrada en los 28 partidos que disputó, ya que recibió 41 tantos (casi un gol y medio por partido).
En esta Copa de la Liga Profesional es el cuarto equipo más goleador con 17 tantos, pero el más goleado con 19. Una muestra clara del desequilibrio del equipo.
Las decisiones de Flores también minaron su estadía en Mendoza, ya que un par de veces decidió no utilizar los cinco cambios (en una conferencia aseguró que se “confundió” y por eso no realizó la variante). Ante Arsenal también se sufrieron esas elecciones, ya que el cambio de Leonel González por Nelson Acevedo, con el partido 3-1 para el Expreso, hizo mucho ruido.
Los últimos empates (Independiente, Estudiantes y Arsenal) dieron una muestra clara que Godoy Cruz era incapaz de sostener un resultado producto de errores y distracciones infantiles.
Si bien el nivel de los defensores no fue el mejor en estas fechas, las preferencias del Flores también tuvieron incidencias. En el torneo pasado la dirigencia hizo el esfuerzo de contratar a Nicolás Sánchez (con Sebastián Méndez todavía en el banco), pero el entrenador le dejó en claro que no lo iba a tener en cuenta y eso aceleró el retiro del defensor.
En este último mercado de pases la cúpula dirigencial quería sumar un marcador central de experiencia, pero el DT aseguró que estaba conforme con los cuatro que tenía en el plantel (Ortíz, Ferrari, Breitembruch y González) y por eso llegó Jhostín Medranda como una apuesta a futuro. Sin duda la zaga central fue lo más flojo del equipo en este 2022.
Si bien la campaña de Flores no fue mala (cosechó el 41% de los puntos), la situación del Tomba obligó a un cambio de timón en busca de un equipo más equilibrado para seguir sosteniendo el sueño de quedarse en Primera.