“Somos campeones morales”. Viernes 14 de mayo de 2010. Zona de vestuarios del estadio Julio Humberto Grondona de Arsenal de Sarandí. Desde el pedestal que arrojaban las evidencias, la definición de Omar Andrés Asad retumbaba tan genial como concluyente. Con goles de Leonardo Sigali y el “Potro” Salinas, su Tomba acababa de vencer 2-1 a los del Viaducto y, con los 37 puntos cosechados, se transformaba en el equipo del interior del país de mejor producción desde que se jugaban los torneos cortos, allá por 1990. Atrás quedaban los 35 puntos con los que Talleres de Córdoba había finalizado tercero en el Clausura 2004. ¡Cuánta razón tenía el “Turco”!
Hoy, a diez años de aquella gesta indeleble, que meses después se confirmaría con el pasaje a la primera Copa Libertadores, el “Turco” ejercita la memoria y vuelve a lanzar sentencias que valen la pena interpretar.
-Omar, ¿cómo te trata la cuarentena?
-Como a todos, peleándola en lo anímico, pero sabiendo que si te quedás en casa, se puede sacar adelante. Pero no todos lo entienden así. Veo mucha gente preocupada por la economía, por su trabajo y por su salud mental. Hay mucha ignorancia y enojo. Se hace difícil. Volver a fase 1 es un retroceso. En casa salimos a hacer las compras una vez por semana y a pasear los perros la vuelta a la manzana una vez por día o día por medio. Por suerte tengo casa con espacio. Salimos a caminar una vez por día durante 40 minutos, pero no siempre, sólo cuando hay ganas.
-¿Estás de acuerdo con lo que dijo Marcelo Gallardo sobre la vuelta del fútbol?
-No, porque creo que no están dadas las condiciones. Si los números oficiales no mienten, la cosa está empeorando y hay que ser realistas, coherentes y mirar las cosas como son. No es momento de empezar.
-¿Para vos el equipo que empieza a entrenar saca ventajas?
-Todo lo que no está en el reglamento o en las reglas, está fuera de lo legal. Querer sacar ventajas también es muy natural del argentino, somos muy ventajeros. No es solamente un club, sino un montón de clubes que se sabe que entrenan clandestinamente. Así estamos, ¿no? De hecho, hay un montón de contagiados en el fútbol, en la televisión y en la política. O sea, no es joda. No es momento de que pase algo más grave.
-¿Cómo hace el jugador para estar seis meses sin fútbol?
-Es muy difícil, al jugador si no le das la pelota es muy complicado. Esto nos superó a todos. Tal vez ahora vamos a ver un fútbol distinto, más pausado y lento. No es lo ideal. Va a llevar mucho tiempo volver a lo que era antes. Para mí, tendrían que terminar de la mejora manera este año y pensar en el que viene.
-¿Te gustaría estar de cuarentena en Mendoza?
-Por supuesto. A la ciudad de Mendoza la conozco de memoria y siempre me encantó. Si voy, sería para dirigir y si está la posibilidad de Godoy Cruz, sería bárbaro. Aunque hoy sé que eligió entrenador. Siempre guardo un cariño muy profundo y especial con la gente del Tomba y de Mendoza. Me reciben muy bien cada vez que voy.
-Después del amistoso que viniste a jugar con Estudiantes de San Luis, ¿no volviste?
-No. Recuerdo que fue a mitad de año y ya habíamos salvado la categoría. Nos invitó el Gato (Oldrá) y fue un placer. En ese momento estaba Lucas Bernardi. Siempre que está la palabra Godoy Cruz o Tomba en el medio, siento orgullo y honor por haberlo dirigido. Al Tomba le tengo amor y nunca va a cambiar mi sentimiento hacia Godoy Cruz porque es lo que siento, esa es la realidad.
-Sacando al “Gato” Oldrá, que es de la casa, vos y Bernardi son los únicos que tuvieron segundas partes como técnicos de Godoy Cruz en Primera. ¿Por qué?
-Porque el trabajo se vio bien. La campaña del 2010 fue histórica y es imbatible porque todavía nadie la superó en cantidad de puntos en una temporada. Sacamos 66 puntos en la temporada de 38 partidos. Después, si te llaman o no y si seguís o no, son circunstancias. Hoy el fútbol son cuatro partidos. Si te va bien, seguís. Si perdés estás afuera y si empatás, estás en duda.
-Hay un refrán que dice, no hay dos sin tres. ¿Te ilusionás con una tercera oportunidad?
-(Risas). Ojalá, estuve con muchas ganas de volver varias veces. Pero no depende de mí, yo me pongo de acuerdo rápidamente en los detalles, en las circunstancias y no hay problemas.
-¿El de 2010 fue el mejor equipo que te tocó dirigir?
-Sí, ese equipo de 2010 fue único. Es el mejor equipo que me tocó dirigir por muchas cosas: el año de competencia, la calidad y el nivel de los jugadores. Eran excelentes personas y muy compañeros. Los jugadores mendocinos recibieron muy bien a los de afuera. También había lugar para los pibes como Zuqui, Garro, Moyano, Daher, Olivares, ‘Cepillo’ Sánchez, Facundo Rodríguez. Estoy muy agradecido a todo ese grupo porque me hicieron entrar en el fútbol grande de la mejor manera y mi currículum como entrenador empezó por ellos.
-¿Por qué te quedaste sin dirigir la Copa Libertadores?
-Porque los dirigentes no cumplieron con su palabra. Faltaban seis meses para arreglar lo económico y de un momento a otro, me dijeron que no iba más. Fue por decisión de ellos, yo me quería quedar. Quizá la contaron cambiada, pero nunca me quise ir del club.
-¿Te echaron?
-Claro. Yo dije que el año que me quedaba, de julio a junio, íbamos a tener que firmar un nuevo contrato y así se hizo, pero como no llegamos a un arreglo en lo económico, firmé con la condición de que en diciembre nos sentaríamos de nuevo. En ese momento me dijeron que sí, pero llegó diciembre y los dirigentes no quisieron. Me sorprendí, pero el club no quiso renegociar y al otro día contrataron a Da Silva.
-¿Te quedó la espina clavada?
-Sí, mis ganas de volver algún día son para darle a Godoy Cruz ese título que le falta. Ser campeón argentino y pelear una copa. Hacer historia, dejar huella. Creo que en ese sentido hoy estoy más preparado que en el 2010, pasaron diez años, tengo más experiencia y soy mejor entrenador. Pero es algo que no depende de mí.
-¿Y qué pasó en el 2012, cómo calificás tu segunda parte?
-No fue buena ni mala. Fue regular. Hubo una falta de comunicación en el mercado de pases. Nos llenamos de jugadores que no nos dieron solución. Así como acertamos, también erramos. Asumo mi responsabilidad, pero todos tuvieron responsabilidad, más sabiendo cómo se maneja Godoy Cruz con el tema de los jugadores.
-¿Por qué apuesta siempre por desconocidos?
-No lo sé. El de 2010 ya venía con un año de Nacional B más seis meses de Primera. Tenía una base de dos años y eso es bueno porque luego fue brillante todo. Dejamos un equipo súper cotizado. No sé a lo que apunta el proyecto ahora.
-¿Por qué no dirigís en Primera de AFA desde 2012?
-No sé si es una pregunta para mí.
-Dirigen siempre los mismos...
-Sí, pero así les va también. El tema es que está todo tan sucio, tan empantanado y hay tanto barro que se cubren entre ellos. No se elige por capacidad, sino por amiguísimo, por barato, por comodidad, por echarlos fácil, por tirar la moneda. Traigo uno que no lo conoce nadie, es barato, me sale mal y lo echo por dos pesos. Ahora, me sale bien y me saqué la lotería. Es así.
-¿Lo decís por Godoy Cruz?
-No, por todos. Se contagian. Hay muchos que lo hacen y así les va. En Belgrano, después de una gran doble gestión de Armando Pérez, se quejaban de que era muy austero porque solo se mantenía en Primera y no quería pelear un campeonato. Resulta que se fue Armando Pérez y en tres años Belgrano se fue a la B. Las malas elecciones se llevan puestos proyectos e ilusiones de los hinchas.
-¿Cómo fue la experiencia de tener como ayudante de campo al “Mago” Ramírez?
-Y, el Mago es una fiera. Lo evalué, lo pensé y le pregunté si quería hacer sus primeros pasos en la dirección técnica. Dijo que sí, trabajamos cuatro meses hasta que después, como no teníamos trabajo, agarró en Defensores de Villa Ramallo. El Mago es una persona muy noble, muy profesional, muy cercano al jugador. El día de mañana puede llegar a ser un gran entrenador.
-¿Te sorprendió que le fuera tan mal al “Negro” Gómez?
-Me sorprendió que lo echen de esa manera. Para mí no fue un problema de resultados, pasó otra cosa. No se puede evaluar tan rápido la capacidad de un entrenador al que fuiste a contratar porque era idóneo. Resulta que en un mes y medio pasó a ser el peor. El Negro es un entrenador muy capaz, profesional y sus equipos juegan bien al fútbol. Fue una decisión apresurada, el Negro se merecía más tiempo y respaldo. Pero así como él pasó con varios en el último tiempo.
-¿Por qué estuviste tres años sin dirigir?
-Una mezcla de cosas. La mayor parte personal, por una cuestión de seguridad con mi familia. Sufrí dos robos (NdR: ambos en 2015) y un secuestro de mi señora (NdR: en 2010, cuando estaba en Godoy Cruz), que se salvó porque se tiró del auto a las siete u ocho cuadras. Me costaba mucho salir del país y dejar a mi familia sola. Después, había clubes u objetivos que no me seducían o, cuando algo me interesaba, no había acuerdo económico. Fue un poco de todo.
-¿En este tiempo te llamaron?
-Estuve cerca de la ‘U' de Perú, pero me ganó Ángel Comizzo. También de Central Córdoba de Santiago del Estero, pero no se dio. Estoy tranquilo porque hay posibilidades del Nacional B. No hay que apurarse. Antes de dar el okey, hay que ver los momentos, los clubes y los planteles.
-¿Por qué todavía no tuviste la posibilidad de dirigir a Vélez?
-Estuve cerca cuatro o cinco veces y no se dio por diferentes circunstancias y eligieron a otro. Una de las últimas veces el que no aceptó fui yo porque querían modificarme el cuerpo técnico. Esta última vez no sonó el teléfono, pero siempre estuve chances. Quizá se da en un futuro y no voy a renunciar porque dirigir a Vélez es un sueño por cumplir.
-Cuando eras ídolo de Vélez, acá en Mendoza te pusiste la camiseta de Boca.
-Sí, fue en el ’95, en la Plaza España. Boca me fue a buscar un par de veces, pero no se dio. La foto era para publicarla siempre y cuando se hiciera la transferencia, pero la pusieron igual. Eso fue un domingo a la mañana y a la noche jugabámos contra Boca en el Malvinas. El Gráfico salía los martes a la noche y la publicaron.
-¿Es verdad que Chilavert te decía ‘gordo traidor’?
-No, pero sé que había cierto malestar y era entendible. Yo di mis razones de porqué salió publicada la foto. Fue una traición del medio.
-¿Valías cinco palos verdes?
-Hoy sería una fortuna, más para el mercado local. Esos valores se hablan para afuera. El tema económico no era problema, estaba todo acordado para ir a Boca, pero Bianchi no quiso que fuera a un rival directo en la lucha por los campeonatos.
-Lo entendés a Mauro Zárate entonces...
-No sé lo que pasa por la cabeza de cada jugador, pero cada uno es responsable de lo que hace y dice. Tendrá sus razones, pero el hincha no juega mucho con la cabeza, sino con la pasión y el sentimiento. Y se expresa de acuerdo a eso.
-¿Creés que equivocó?
-No sé. Lo que sí sé es que hay que sacarle la careta a muchísima gente que se lava las manos diciendo que no sabía, que lo tomó por sorpresa, que no participó, que se peleó por su decisión. Es mentira. Todos sabían un mes antes que Mauro (Zárate) iba a ir a Boca porque había negociaciones. Nadie se va de un día para el otro.
-¿A vos te hubiese pasado lo mismo si te ibas a Boca?
-No sé, acá jugó mucho el tema de las palabras. Él habló un año antes y eso le jugó en contra con los hinchas. Si me iba a Boca, yo en Vélez había llegado a lo máximo. Le di todo: campeón argentino, de América y del mundo. Goles importantes en las finales, todo. No había nada que objetar.
-¿Después estuviste cerca de ir como entrenador?
-Sí, en el 2012. Pegó en el palo otra vez: me ganó Falcioni.
-¿Es cierto que de chico eras de River y tu ídolo era Juan Gilberto Funes?
-Es verdad que era de River, pero mi ídolo futbolístico siempre fue Maradona. Y en mi puesto me encantaba el Búfalo.
-¿Cuánto valdría hoy Asad?
-Y... de un jugador con Libertadores y la Copa del Mundo encima estaríamos hablando de un cifra sideral, de ocho cifras seguramente.
-¿Te quedó una cuenta pendiente en la Selección?
-Reniego de que casi todos los que fuimos a la Selección de ese Vélez, no fuimos citados en el mejor momento de cada uno. Y esa es una cuestión exclusivamente del cuerpo técnico de turno. Eso influyó bastante.
-¿Te quedaron rastros de las cuatro operaciones en la rodilla?
-Puedo jugar al fútbol con mis amigos 40 minutos, una hora. Por más que no se me hinche la rodilla, me duele bastante y prefiero parar porque me limita el movimiento.
La pésima estadía en Bolivia
Entre enero y marzo de este año, el Turco viajó a la altura de Oruro (3735 metros sobre el nivel del mar) para dirigir al San José, un equipo al que eligió por una cuestión afectiva: colores y camiseta idénticos a los de Vélez. Sin embargo, la experiencia no fue para nada positiva. Eso sí, alcanzó a llegar a Capital Federal unos días antes del inicio de que se decretara la cuarentena.
-Te viniste justo de Bolivia.
-Sí, llegué cinco días antes de que se decretara la cuarentena. Vine para no volver más porque iba a rescindir contrato por falta de pago.
-¿La pasaste mal en San José de Oruro?
-Sí, la verdad que terminé muy desilusionado con los dirigentes del club. Mostraron mucho desprecio hacia mi persona, me abandonaron sabiendo que yo era el entrenador del primer equipo. No atendían el teléfono, no se presentaban nunca en los entrenamientos y nos dejaron solos. Así y todo, el equipo brillaba, lo dejamos a tres puntos del líder. No entendí el porqué de esa actitud.
-¿Es verdad que estuviste en la calle y varios días sin comer?
-Sí, es cierto. Estuve dos días en la calle, sin hotel. Y un mes sin comer, ni almuerzo ni cena. Sólo desayunábamos en el hotel y después nos manteníamos a café, mate y galletitas. Fue lamentable. No nos pagaban. Arreglamos un bono por vivienda que nunca nos pagaron, nos mandaron a los hoteles y, como no les pagaban, no sacaban el almuerzo y la cena. Tampoco cobramos el sueldo. Estuve tres meses y no me pagaron nunca. Esta semana entró la demanda en FIFA.
-¿Te pasó alguna otra cosa peor?
-No me querían dejar entrar a dirigir un partido cuando no estaba despedido, je. El problema era que el club no tenía un mango y el presidente era un mentiroso, quería buscar la forma de limpiarme para no pagar. Fui a la cancha con un abogado y un escribano. Los jugadores escucharon todo y se iban a ir del estadio si no los dirigía yo. Tuvimos que pelear, pero entramos, salieron a la cancha y goleamos 4-1 a Oriente Petrolero con baile. Tengo muchos años de jugador y entrenador, pero lo que viví con esos muchachos es único. A los cuatro días volvimos a jugar de local y no me dijeron nada. Una locura. Todo muy amateur. No por nada el fútbol boliviano está tan bajo.