Godoy Cruz perdió ante Rosario Central su cuarto partido consecutivo en la Copa de la Liga Profesional.
El gol del Canalla fue convertido por Diego Novaretti a los 13 minutos del primer tiempo, luego de un tiro de esquina que el defensor conectó de cabeza y se encontró con la floja respuesta de Nelson Ibáñez.
Godoy Cruz comenzó mejor, con la intención de proponer y hacerse dueño de las acciones a través de la posesión de balón. Los laterales (Ferrari y Pérez) le daban amplitud y, en el medio, se avizoraba una novedad táctica:_el enroque de andarivel entre Martín Ojeda, quien empezó por la derecha, y Luciano Pizarro, interior por izquierda.
El Tomba tuvo diez minutos iniciales de dominio y puesta en escena en el campo adversario. En una de las más claras, Lomónaco no pudo conectar un córner de Ojeda.
Pero bastó que Central se acomodara en el campo y comenzara a presionar de manera más coordinada para dejar expuestos los inconvenientes que muestra el equipo de Martínez cuando debe retroceder.
A partir de los 10 minutos, Emiliano Vecchio empezó a tener más contacto con el balón, se asoció bien con Ferreyra y el sanrafaelino Gamba, crecieron Rinaudo y Villagra, y el Canalla empezó a merodear el arco de Godoy Cruz.
Y está claro que eso significa peligro de gol. Porque en la segunda situación de balón detenido, el Canalla encontró la ventaja después de un córner de Vecchio que Novaretti cabeceó de pique al suelo, Ibáñez no pudo contener, el balón pasó por entre sus piernas e ingresó pidiendo permiso. Insólito. Otro gol de pelota parada en contra (tercero en esta Copa Liga Profesional) y un nuevo cachetazo con la complicidad de un arquero que no estaba al cien por ciento de sus posibilidades físicas.
Por cuarta vez en el certamen, el Tomba comenzaba perdiendo un partido y debía remar otra vez contra la corriente. En lo inmediato, pareció sentir el impacto y respondió con una jugada elaborada por izquierda que Badaloni finalizó con una volea que salió cerca del palo derecho.
Pero hasta la media hora de juego, volvió a caer en una meseta que introdujo al partido en un pozo. Ante un rival que lo esperaba con un bloque bajo, el Tomba salía desde el fondo con pelota dominada pero era demasiado lento en las transiciones defensa-ataque de Godoy Cruz. El Tomba tenía la pelota muy lejos del arco de Miño y sus movimientos eran demasiado lentos y previsibles.
A la falta de factor sorpresa y cambio de ritmo, hay que sumarle que el Tomba tampoco liga nada. Porque cuando Bullaude y Lomónaco quedaron mano a mano adentro del área, la diosa fortuna no estuvo de su lado.
El ingreso del “Morro” García en el inicio del complemento trajo ilusión y esperanza de empate. Los cambios presumieron darle frescura y más verticalidad. Pero nada de eso sucedió: careció de la claridad necesaria para generar peligro y, para colmo, cada contragolpe de Central era una amenaza constante para liquidar la historia. El desorden y la desesperación fueron tal que Goñi terminó de ‘9’ y hasta tuvo una situación clara para empatar, pero su disparo se fue desviado.
El Tomba volvió a perder y ya no es noticia. Aunque lo que más duele esta vez, sin dudas, son las formas.