Sorprendió lo que pasó en el banco de River apenas convertido el 1-0 por Paranaense. Porque inmediatamente tras el gol local, Marcelo Gallardo decidió meter mano y sacar a Nicolás de la Cruz para meter a Jorge Carrascal. Y al uruguayo no le gustó la decisión del DT.
Caliente -no había tenido un buen partido-, el volante fue derechito al banco de suplentes. Pero en el medio, cuando Gallardo le extendió la mano para saludarlo, lo ignoró y siguió de largo. Menudo desplante.
A continuación, Matías Biscay, uno de los ayudante del Muñeco, intentó frenarlo tomándolo de un brazo. Pero el 11, que atraviesa un momento personal complicado por la detención de su hermana, intentó zafarse para sentarse con el resto de sus compañeros.
Gallardo había dicho en su última conferencia que lo que tenía que hablar con el charrúa por su situación personal lo iba a hacer de manera privada. ¿Habrá algún reto después de este gesto poco feliz?