Nicolino Locche: la vida íntima del “Intocable” contada por su hija Nancy

En un nuevo aniversario del fallecimiento, su hija menor repasaba la vida del gran campeón, desde otra mirada. El piano, las siestas en la casa familiar y su gran pasión: el vóley.

Nicolino Locche: la vida íntima del “Intocable” contada por su hija Nancy
Nicolino Locche

La niña, hoy toda una mujer, a veces quiere imaginar todo lo que su papá despertó en multitudes. A veces hace memoria y con gran esfuerzo nota la trascendencia de lo que su papá Nicolino significó para el deporte de mendocino y nacional. “Era muy chiquita. Tengo recuerdos muy vagos, pero los tengo”, asegura Nancy Locche, hija del exboxeador.

El “Intocable”, un apodo que lo dice todo, habla del exquisito estilo del ídolo máximo de todos los tiempos del deporte mendocino. Un día como hoy, hace 15 años, pasaba a la inmortalidad, dejando paso a una de las más grandes leyendas del boxeo, rodeado de cientos de historias.

Nicolino fue campeón mundial medio mediano liviano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), tras arrebatarle el título a Paul Fuji, el 12 de diciembre de 1968, por abandono en el décimo rounds. Aquella noche, en Tokio, Nicolino escribió su leyenda. Luego llegarían seis defensas consecutivas de la corona.

Nancy embarca delante de Nicolino, en uno de sus tantos viajes.
Nancy embarca delante de Nicolino, en uno de sus tantos viajes.

Nancy, la menor de los tres hijos que Locche tuvo con Ana María Corvalán, recuerda momentos de su infancia y algunos de su adolescencia junto a su padre. “Era muy cariñoso y sobreprotector conmigo; yo era su mimada”, confiesa esta profesora de educación física, quien además es una reconocida entrenadora del voleibol local, en los equipos de la Municipalidad de Luján, tanto en primera división como en el ascenso. Hoy trabaja con el equipo masculino de A2 y también de maxivoley.

“Cuando vivíamos en Chacras de Coria, mi papá me compró un piano y comencé a estudiar. Cuando venían visitas a casa, me pedían que tocara un rato. Él estaba feliz de que yo tocara el piano”, cuenta. Esa pasión duró hasta los 13 años. Luego llegaría el amor por el vóley. “Cuando nos cambiamos a Godoy Cruz empecé a jugar en Cepada y les dije que iba a dejar de estudiar piano. ¡Imaginate! En casa me querían matar (risas). El deporte fue mucho más fuerte y evidentemente era lo que quería, porque me he dedicado toda la vida al vóley”.

-¿Alguna vez Nicolino te fue a ver jugar?

-No que recuerde. Siempre andaba muy ocupado; iba y venía. Si recuerdo que me retaba porque solía volver muy tarde de entrenar en Cepada, que estaba a un par de cuadras de mi casa. Me quedaba viendo los entrenamientos de los demás y los partidos de mayores. Me retaba, pero nunca me lo prohibió.

Su relación con Nicolino

“Era la más chica, la más mimada… Después fueron cambiando las cosas, cuando mis padre se separaron. Pero mientras convivimos, todo más que bien con él. Era su protegida y siempre estaba dándome los gustos”.

-¿Recordás haberlo visto boxear?

-Sí, aunque era muy chica y eso me da bronca. Tengo recuerdos muy vagos. Mis hermanos, al ser un poco más grandes, tiene un recuerdo más claro de todo. Mi mamá viajaba con él y al ser la más chica me llevaban. Mis hermanos se quedaban con mi abuela materna. Si mal no recuerdo, fui con mi viejo a Panamá. A Buenos Aires fui un montón de veces.

La distancia y el reencuentro

“Siempre que queríamos algo, ahí estaba él. Mientras vivió con nosotros, fue una época muy linda. Era muy familiero”, lo recuerda Nancy. Sin embargo, no todo fue color de rosa. “La separación de mis papás me afectó bastante. Estaba en esa edad difícil donde no se entienden las cosas hasta que uno las vive. Con la distancia, de grande, quizás hay cosas de las que te arrepentís o las ves de otra manera. A mi vieja, yo la bancaba a full y siempre estuve con ella. Quizás porque siempre estuvimos muy unidas. Con mi papá, por suerte pudimos reconciliarnos. Uno de grande ve todo distinto”.

La relación con Nicolino tuvo a varios años de distancia, aunque dicen que siempre se vuelve al primer amor. “Estuve sin verlo muchos años. Volví antes de sus operaciones. Íbamos a Buenos Aires con mi hermana Ana María. Estaba internado y fue muy fuerte nuestro reencuentro. Se ponía feliz de verme. Y yo también”.

El ídolo de Bouchard y Corrientes

El Luna Park pasó a ser la segunda casa de Nicolino, donde fue un indiscutido. Cada sábado en la mítica esquina, como decía Chico Novarro: “no fue un sábado más”. Cuadras enteras ocupa la fila de fanáticos para ver pelear al Intocable.

No dimensionaba lo que sucedía porque era muy chica. Sí me daba cuenta que tenía un padre famoso, porque todo el mundo me lo hacía notar. Era ‘la hija de’ y hasta el día hoy me pasa. Alguien dice: ‘¿Sabes quién es ella?; la hija de Nicolino’. Y a mí me da vergüenza. Siempre supe que papá era reconocido. Ahora, de grande, veo los videos y comprendo la locura que se generaba en aquel momento. De chiquita para mí era algo normal”.

-¿Cuáles son los mejores recuerdos de tu infancia con él?

-Sin dudas, cuando vivíamos en Chacras de Coria. Son hermosos. Él siempre era muy cariñoso, pero la siesta era sagrada. A dormir y todos calladitos (risas). He heredado un poco de lo mismo y me acuerdo de él.

-Sin dudas te pasaron cosas locas al lado de tu papá…

-Recuerdo que teníamos una pileta y los fines de semana iba la familia. Entonces, se paraba un micro de turismo delante de la puerta de casa para que todos miraran donde vivía Nicolino Locche (risas). Siempre veías autos en la puerta de casa; se paraban para chusmear porque ahí vivía el Intocable. Ese tipo de cosas pasaban con él.

-¿Cómo lo recordás?

-Era un tipo muy piola. Le gustaba mucho el autocine e íbamos en familia bastante seguido. También recuerdo que cuando salíamos a almorzar o cenar, era incómodo, porque al final toda la gente venía a saludarlo y debía firmarle autógrafos. Los fines de semana también nos llevaba mucho a Cacheuta, a una hostería que había allí, cerca del puente colgante.

Admiración

El paso de los años agigantó aún más la figura que dejó el Intocable. Incluso Nancy se sigue sorprendiendo. “Me pongo a leer o a ver videos increíbles y veo cómo lo quería la gente; lo admiraba. Trato de ponerme en ese lugar; ¡qué increíble estar ahí, subido en el centro ring o en andas cuando ganó el título del mundo! Ver una multitud enorme que te está ovacionando… Siempre trato de imaginar qué sentiría él, allí solito, en el medio de todo. Es muy fuerte; lo veo y se me pone la piel de gallina de la emoción”.

De campeón a campeón. Hoy, en un nuevo aniversario de la muerte de Nicolino Locche, la Municipalidad de Capital difundirá en sus redes (Facebook, Instagram, Twitter y YouTube) un video realizado de manera amateur por otro grande: Pablo Chacón.

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