“Daría cualquier cosa por un chori de esos que venden abajo del puente de la cancha de Godoy Cruz”, tira con la inconfundible tonada mendocina y mucho ingenio Gustavo desde la última fila de asientos del colectivo que traslada diariamente a miles de fanáticos de todas partes del mundo desde la estación de metro Al Wakra hasta el complejo “Barwa Barahat Al Janoub”, el barrio más argentino de Qatar y donde conviven el 90 por ciento de los hinchas de la Albiceleste. No es para menos. Y aunque el shawarma, el arroz con pollo y el pescado se dejan comer, una de las aristas que más se extrañan es la cocina argenta. Y, como mendocinos de pura cepa, también añoran el buen vino, que en Doha sólo se puede conseguir en bares y restaurantes de hoteles privados, y a precios que son realmente exorbitantes.
Son poco más de cien los mendocinos que llegaron a la capital de Qatar desde diferentes partes del mundo. De hecho, en uno de los tantos grupos de WhatsApp, que se denomina “De Mendoza a Qatar”, conviven 175 contactos. La gran mayoría arribó desde la tierra del sol y del buen vino, pero hay una porción importante de hinchas que aterrizaron desde Europa, como es el caso de los mendocinos que llegaron en camioneta desde Andorra después de una increíble odisea por Turquía, Irak, Jordania y Arabia Saudita.
Tal es el caso de Carlos Carvajal (31 años), quien en la previa del partido frente a Polonia alienta a la Selección en el playón de ingreso al estadio 974 y espera conseguir algún ticket para poder ingresar a ver el decisivo encuentro para la Scaloneta. “En septiembre decidí venir, ya que era la última fase de la venta de entradas, así que vine con tres días de hospedaje y una entrada para Ecuador-Senegal. Por suerte cuando llegué acá conseguí más días de alojamiento y un ticket para ver México-Argentina”, relata “Charly”, quien partió desde Mendoza en enero pasado con la valija llena de ilusiones, entre ellos, el de mirar por primera vez a la Selección en una Copa del Mundo.
“Empezamos este largo viaje junto a mi novia, que ahora se ha quedado en Andorra. El periplo inició por Latinoamérica: conocimos Perú, Colombia y Costa Rica, tres países con una cultura realmente hermosa. Después cruzamos el charco y nos fuimos a España, donde nos recibió un primo de mi vieja y ahí comenzó la aventura”, agregó antes de afirmar que está viviendo la mejor experiencia de su vida.
“Pensábamos viajar por tres o cuatro meses y ahí se fueron abriendo puertas, empezamos a hacer voluntariados, tuve la oportunidad de conocer mucha gente que me dio una mano. Hasta el mes pasado trabajé de manera remota como nómade digital. ¿Si vuelvo a Mendoza? No creo, aunque esto es día a día, país por país”, comenta este fanático de Godoy Cruz que asegura que extraña mucho ir al Gambarte o al Malvinas para alentar al Tomba en Primera División. “Lo bueno es que esto compensa toda esa falta”, se sincera antes de sumarse a la fiesta que arman los hinchas antes, durante y después de cada partido.
Lucas Masi (30) es otro de los mendocinos que utilizó sus ahorros e hizo más de 14 mil kilómetros para llegar a Doha y apoyar a la Scaloneta. Eso sí, su periplo comenzó a fines de octubre, cuando partió desde el Aeropuerto Francisco Gabrielli con destino a Madrid, España. Luego anduvo por Amsterdam y también visitó otras ciudades europeas, donde se encontró con un grupo de amigos mendocinos: “Es un sueño estar acá en Doha, acompañando a la Selección y representando a todos los argentinos que se quedaron en el país y les gustaría estar acá. Llevo un mes de viaje, estuve en Europa paseando un poco porque tengo amigos en varias ciudades y aproveché para visitarlos. Estoy muy contento, lamentablemente el viaje se me termina”, comenta Lucas, otro fanático del Expreso que lo sigue a todos lados y tiene un sitio partidario del Expreso (www.Bodegue.net) denominado La Página Bodeguera. Lucas tenía una entrada para el partido de cuartos de final, pero finalmente la cambió por un ticket para el encuentro de octavos de final frente a Australia, ya que por estas horas está emprendiendo su regreso a nuestra provincia.
Federico Correas (27) vive en el barrio Fuchs de Godoy Cruz y llegó a Doha el 29 de noviembre, un día antes del tercer partido del grupo, frente a Polonia. “Era un viaje que ya tenía prácticamente descartado, pero hace un par de semanas hablé con mi amigo Lucas y me dio un poco de manija para poder venir y estar viviendo mi segundo Mundial, por suerte”, describe. Lamentablemente, Fede no pudo conseguir entradas para el partido frente a la selección capitaneada por Lewandowski, pero sí logró estar presente en el último choque ante Australia, ya que tuvo la suerte de conseguir uno de los tickets que la FIFA puso a la venta en su sitio oficial.
Manuel Ignacio Clop (27) es un joven beltranino que, junto a su papá Rubén (57), disfrutan de un viaje inolvidable por su condición de viajeros y futboleros. Lucen orgullosos la bandera de Fray Luis Beltrán en el estadio Lusail, donde Argentina superó el difícil encuentro ante México y donde el próximo viernes volverán para disfrutar el imperdible encuentro de cuartos de final frente a Países Bajos. “Llegamos dos días antes del partido con México, nos estamos alojando en el barrio de Al Mansoura, estamos a cinco minutos del subte que nos conecta con toda la ciudad. Si Dios quiere, nos quedaremos hasta la final”, asegura Manu con muchísima ilusión.
Consultados por Los Andes sobre las bondades de este Mundial, agregó: “Nos parece increíble, es todo muy moderno y pareciera que estuviéramos en el 2050 porque todas las ciudades son nuevas. Por ejemplo Lusail, que es una ciudad que hace ocho años no existía, parece de realidad virtual. Hay aire acondicionado en las calles y pantallas LED por todos lados. Es realmente increíble. Comparándolo con Rusia, el mayor aspecto a resaltar son las distancias, la accesibilidad para llegar a los estadios y el modernismo que existe acá. En un día podés ver hasta cuatro partidos en un solo día, mientras que en Rusia estabas muy limitado a ver uno solo. En Rusia había partes todavía muy comunistas. En este lado es todo moderno, muy nuevo y no tiene más de veinte años”, afirman a dúo ambos maipucinos.
Según Manuel, entre la modernidad de la infraestructura y algunas costumbres remarca que existe una brecha bastante importante y tiene que ver con la cultura y las costumbres que se mantienen en Medio Oriente: “Por momentos parece que estamos en 2050, pero por momentos parece que volvimos a 1900 porque hay algunas cosas que están prohibidas. Hay cuestiones que nosotros las damos por sentadas y acá no lo son. Entonces, es como un viaje al futuro y al pasado al mismo tiempo. Están muy bien conectados el metro y la ciudad, y eso está buenísimo”, concluye.
Sebastián Cartellone, Pascual Fernández, Iván, Adrián González y Mario Castro es un grupo de amigos sanmartinianos que también tuvieron el prTordgio de vivir Qatar 2022 desde adentro. Partieron desde Mendoza el 6 de noviembre con destino a Madrid, luego conocieron Dublin y varias de las ciudades más importantes de Europa del Este (Praga, Viena, Bratislava, Budapest, Belgrado y Estambul). “Los chicos llegaron el 19 de noviembre a Qatar y yo llegué el 21 a la tarde porque perdí el vuelo de Madrid porque no aparecía mi maleta. Vimos los tres primeros partidos y los octavos, ese mismo día después del partido se volvieron los chicos y yo volví al otro día a las 3 de la tarde y ahora nos encontramos todos de nuevo en Nápoles, donde vamos a ir a visitar el santuario de Maradona. Luego vamos a estar un par de días en Roma, un día y medio más en Madrid y, si Dios quiere, llegaremos el domingo 11 de diciembre a Mendoza “, cuenta Sebastián, quién trabaja en un banco en la ciudad de San Martín.
Desde el Mundial de Sudáfrica 2010 hasta Qatar 2022 vienen enarbolando la bandera con el escudo del “Chacarero”, que acaba de pasar a la tercera fase del Torneo Regional Amateur. En consecuencia, para ellos, entre la Scaloneta y el gran momento del Albirrojo de Toti Arias, la ilusión pasó a ser doble.
Por la pasión con la que se vive el fútbol en nuestros lares y la enorme química que ha generado esta Selección Argentina con la gente, la hinchada albiceleste es, por lejos, la mejor del Mundial. Los seguidores de otras selecciones, colegas y hasta los voluntarios observan atónitos no sólo cada banderazo, sino que les llama la atención cómo es que una hinchada se queda cantando en la tribuna hasta una hora después de cada partido. Y en ese grupo de fanáticos que se hacen escuchar, Mendoza también dicen presente.