alleció Carlos Alberto Pairetti, uno de los grandes pilotos del automovilismo argentino. Fue campeón de Turismo Carretera en 1968, tripulando el prototipo Steven Chevrolet 250, conocido popularmente como “Trueno Naranja”. Nació en Clusellas,(Santa Fe) el 17 de octubre de 1935, aunque adoptó a la ciudad de Arrecifes como su lugar. En los últimos tiempos enfrentó diversos inconvenientes de salud. Durante el fin de semana, había sido derivado desde Arrecifes a Pergamino, ya que había sufrido una complicación pulmonar y cardpiaca.
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“¿Sabés la sensación que tenía cuando llegaba a lugares como Mendoza, con los Grandes Premios, y aceleraba mientras la multitud abría paso? Era una locura, pero esas imágenes me acompañarán por siempre”, recordaba Carlos Pairetti cuando hablaba de su enorme trayectoria que tuvo en el automovilismo argentino.
Siempre sostuvo lo mismo: “Para mí ganar un Gran Premio tenía más valor que ganar un campeonato. Por eso siempre valoré muchísimo los GP de 1963 y 1966. Es cierto que el título de 1968 y con un auto maravilloso como el ‘Trueno Naranja’ me catapultó a la gloria, pero íntimamente destaco aquellos logros”.
De chiquito quería manejar. En Arrecifes, el lugar que adoptó aunque su partida de nacimiento indique que es de Clusellas, Santa Fe. La pasión lo llevó a ser jefe de auxilios de Néstor Marincovich, tío de su amigo Carlos. “Yo trabajaba con un tío que era rematador y cuando le dije que me iba a dedicar a correr en autos, me echó del trabajo”, sonríe a la memoria.
“Me fascinaba manejar sobre tierra o barro. Y yo sabía cuando comencé a correr que sobre esas superficies me era favorable. De inmediato, supo ser el contrapunto de los Gringos de Olavarría, los hermanos Emiliozzi, que aceleraban a pleno con Ford y Pairetti, enfundado en la bandera de Chevrolet.
Lo conocían como “Il Matto” (“El loco”), apodo que trajo tras su gran experiencia en la Fórmula 3 en Monza, con el equipo Automundo. Allí marchaba primero y encaró una curva sin levantar el pie del acelerador, lo que provocó un accidente. Su director deportivo, Juan Manuel Fangio, lo describió: “Eso le suele pasar a los que aceleran. Los que van despacio nunca les pasa nada…”. Y vaya si Pairetti siguió acelerando. Aquella temporada de 1968 comenzó con el Barracuda, el auto construido por Vicente Formisano y empujado por un motor Chevrolet. Si bien había ganado en Balcarce, sabía que con ese medio mecánico no podía hacer frente a los poderosos Torino.
En un café compartido con Horacio Steven surgió la idea de hacer un auto con corazón de Chevrolet. Y ahí nació el proyecto de un auto que quedó en la memoria de todos: el “Trueno Naranja”.
“Cuando dije de correr en uno de esos autos, me trataron de loco”, comentó Pairetti. Ese auto fue la evolución de los prototipos Ford, que habían sido protagonistas de varios hechos trágicos. “Tenía el tanque de combustible en los costados y ante el menor toque, chau. Le pusimos el tanque atrás, le colocamos el motor Chevrolet y modificamos varios aspectos”, detalló “Il Matto”.
Pero ese automóvil entró en la categoría de leyenda. Y para alimentarla, hay pequeñas historias que lo sustentan. “La verdad es que no teníamos con qué pintar el auto. Y como salimos a alas apuradas, mezclamos los colores que teníamos en el taller, y así quedó ese naranja tan llamativo. De hecho nunca encontramos el mismo color para repintarlo”.
“Yo era medio loquito corriendo, pero no comía vidrios. Antes de usar el Trueno probé unas 170 vueltas. En el debut, por el apuro, ni siquiera pudo clasificar, largó último en Buenos Aires, pero en pocas vueltas ya estaba entre los 6 de adelante. Y en ese mismo lugar, a fin de año, batió a Copello y se llevó la corona.
En Arrecifes, su “lugar en el mundo”, el intendente Salvatierra decretó asueto para celebrar el triunfo deportivo.
El profesionalismo lo llevó a Ford. Le dio el primer triunfo del Falcon con Herceg en Hughes y luego corrió con Dodge. Pero Pairetti ya no era de una marca. Ni del automovilismo. Su figura pasó la frontera deportiva. Incursionó en el cine y participó de la película “Siempre te amaré”, donde hizo del doble de Sandro. Y luego se dedicó a la producción con el film “Piloto de prueba”.
Tras su paso como piloto, se dedicó al automovilismo, como promotor y empresario publicitario. Y siguió de cerca el desarrollo como deportista de otra gloria de Arrecifes: Norberto Fontana. Pero entre los enormes recuerdos de gloria, le queda una pena que jamás olvida: el destino del “Trueno Naranja”. Pasaron unos gitanos, compraron el auto y lo cortaron para venderlo como fierro viejo. Una verdadera lástima…”.
Las memorias de Pairetti se plasmaron en un libro autobriográfico, que resume su tiempo de gloria dentro del automovilismo. Carlos Pairetti, un referente histórico del deporte motor argentino.
PALMARÉS
Nació el 17 de octubre de 1935, en Clusellas (Santa Fe)
Debut en el TC: 25 de marzo de 1962, en la Vuelta de Pergamino.
Campeón de TC: 1968
Triunfos en el TC: 22
18 de agosto de 1963 Mar del Plata Chevrolet
6 de octubre de 1963 Vuelta de Tres Arroyos Chevrolet
7 de diciembre de 1963 Gran Premio Argentino Chevrolet
14 de junio de 1964 Vuelta de San Antonio de Areco Chevrolet
20 de septiembre de 1964 500 Millas Mercedinas Chevrolet
6 de enero de 1965 Villa Carlos Paz Chevrolet
17 de enero de 1965 Villa Carlos Paz Chevrolet
21 de agosto de 1966 Vuelta de Rojas Chevrolet
25 de septiembre de 1966 Vuelta de Pergamino Chevrolet
11 de diciembre de 1966 Gran Premio Argentino Chevrolet
6 de agosto de 1967 Vuelta de Hughes Chevrolet
17 de septiembre de 1967 Vuelta de Olavarría Chevrolet
28 de abril de 1968 Vuelta de Balcarce Chevrolet
14 de julio de 1968 Alta Gracia Chevrolet
18 de agosto de 1968 Alta Gracia Chevrolet
29 de septiembre de 1968 Buenos Aires Chevrolet
24 de noviembre de 1968 Buenos Aires Chevrolet
25 de mayo de 1969 Buenos Aires Ika Liebre
12 de octubre de 1969 Vuelta de San Nicolás Ika Liebre
4 de julio de 1971 Pergamino Ford
29 de agosto de 1971 Los Cóndores Ford
26 de marzo de 1978 Mendoza Dodge 1500