El árbitro mexicano Edgardo Codesal, recordado de mala manera por los futboleros argentinos por el polémico penal que sancionó para Alemania en la final del Mundial Italia 1990, hizo hoy una confesión inédita después de 30 años.
Codesal representaba al arbitraje de la Concafaf porque es naturalizado mexicano, pero nació en Uruguay. Creía que la FIFA no iba a permitir que dirigiera esa final entre Argentina y Alemania por su origen sudamericano, pero finalmente lo hizo. Su desempeño, muy cuestionado, quedó para la historia.
"A mí me hubiera encantado que ganara Argentina por ese acercamiento, inclusive familiar, y por otro lado porque tengo grandes amigos en Argentina. De hecho, en el Mundial 86 con el árbitro Carlos Espósito estuvimos juntos en la tribuna en la final, gritando los goles como un aficionado más, a pesar de que había trabajado como asistente en ese Mundial”, declaró en entrevista para ESPN Radio Fórmula.
“Tenía mucho temor antes de la designación de la final que por ese aspecto, que sí hay gran rivalidad en el Río de la Plata, pensé que a lo mejor me podrían excluir, pero como yo representaba a México y estaba naturalizado, llevaba ya años naturalizado mexicano, la FIFA me hizo el favor de designarme para la final siendo representante de la Concacaf, no siendo un representante sudamericano, pero sí tuve temor de que no llegara a tener esa designación por esa razón”, explicó sobre lo que sintió en los días previos al partido.
Codesal no solo sancionó un polémico final a 5 minutos de que terminara el partido, por una presunta infracción de Roberto Sensini al delantero alemán Rudi Völler, sino que además no cobró una falta adentro del área de Lothar Matthaeus contra el argentino Gabriel Calderón que podría haber cambiado la historia de esa final.
Treinta años después, Codesal confesó que no habla con los medios argentinos porque todavía hoy recibe agresiones a través de redes sociales y hasta en su teléfono celular.