La historia del Turismo Carretera se nutrió de duelos que expusieron a pilotos y marcas en el mejor condimento que pueda poseer una disciplina deportiva: la rivalidad.
El TC es la divisional automovilística más antigua del mundo reconocida por Guinness, entre las que se encuentran en actividad. Con más de 8 décadas de pasión y vértigo, desde aquellas planicies en las que el propio TC marcó senderos, hasta los autódromos actuales, siempre hubo contrapuntos deportivos.
Los años dorados del TC dividían al país entre los Gálvez y Fangio. O Ford y Chevrolet, el clásico que se mantuvo en el tiempo.
Pero ninguno en la historia fue tan , áspero, férreo y combativo como el que protagonizaron dos pilotos que, al comienzo, ni siquiera representaban a las dos grandes marcas rivales: Roberto Mouras y Oscar Castellano.
Ambos tenían personalidades fuertes, Castellano y Mouras fueron los referentes de la década del 80. Y como cada uno era el piloto a batir, entre ellos la rivalidad aumentó de tal forma que no hubo tregua.
Se transformaron en referentes del TC a principios de los 80. En la pista, Mouras sufrió toques, exclusiones y hasta visitó el hospítal en dos ocasiones. El más recordado, en Punta Alta, Bahía Blanca, tras el duro enfrentamiento con su rival de Lobería.
Entre 1987 y 1989, Castellano dominó en la categoría. Dos títulos con Dodge y una con Ford. Y si bien la balanza se equilibraba en cuanto a resultados, la rivalidad persistía, ya que en el medio la tensión se alimentaba entre ellos.
La Asociación Corredores Turismo Carretera intentó controlarlo. Hubo citaciones, advertencias y hasta se tomó la decisión de poner en observación a las licencias deportivas de los dos ídolos.
Pero los dos se destacaban en lealtad, pese a los encontronazos. Castellano fue excluido en Olavarría de 1983. Y sobre fin de ese año, en el Gran Premio, los dos fueron advertidos y al año siguiente, otra vez en la capital del cemento, Castellano fue penalizado en carrera y Mouras, suspendido.
Pese a la dureza de las maniobras y lejos de acusaciones, cada uno se excusó por sí mismo, sin apuntar al rival. “Entré pasado con el derecho a la cuerda, pero creo que por una mancha de aceite no pude frenar bien. Me pasé, tomando la chicana por la mitad. De todos modos creo que el recargo de 30 segundos es excesivo”, comentaba en su momento Castellano
“Entiendo que todo fue producto de las circunstancias. No existió, al menos de mi parte, intención de perjudicar… Quien embocaba en primer lugar esa chicana, ganaba la carrera” decía Mouras.
La década de los 90 los encontró con Ford y Chevrolet. Castellano retirándose en 1991. Mouras transformándose en leyenda en aquel accidente mortal de Lobos, en 1992.
El TC siempre se nutrió de rivalidades. Pero más allá de la popularidad de las épocas de las cupecitas, o los toques promovidos en los autódromos, ninguno tuvo la tensión de la ruta entre Mouras y Castellano. Castellano y Mouras. Sin dudas, el gran duelo de la historia del Turismo Carretera.