Matías Busto tiene 13 años y es la flamante joya del fútbol mendocino. Tras casi 10 años jugando al fútbol de salón y al fútbol 11 -donde brilló en la categoría 2008 de Fray Luis Beltrán-, “el Mati” ya firmó su primer contrato con el Club Atlético Lanús.
El lunes Busto llegó a la pensión del club granate -donde vivirá a partir de ahora- y ya se sumó a las primeras prácticas de la reserva del equipo que juega en la primera división del fútbol argentino. El adolescente, que juega “de 11 y por la izquierda” -según sus propias palabras- se convirtió en el vecino más ilustre de Beltrán y, durante las últimas semanas, todo el distrito maipucino se vio revolucionado por la despedida del “Negrito”, como le llaman cariñosamente quienes lo han visto jugar.
“Llegamos ayer (por el lunes), lo hisoparon y pudo ingresar a la pensión. Ya firmó y es jugador del Club Atlético Lanús, y hoy tuvo su primer entrenamiento”, relató con orgullo y emoción su padre, Jorge Busto, a Los Andes.
Hasta el propio intendente de Maipú, Matías Stevanato, lo distinguió antes de viajar y hasta le regaló un par de botines para su desembarco en Lanús, que se dio este lunes por la mañana.
Asistencia en el primer entrenamiento
Luego de presentarse a una prueba de jugadores que el club bonaerense hizo en Palmira en 2018, Matías Busto quedó seleccionado y viajó a Lanús para jugar sus primeros partidos en la categoría 2008. En el primer partido, el Mati la rompió y convirtió 5 goles. Y desde entonces participó de distintos torneos con el club granate, aunque seguía viviendo en Mendoza.
Pero a partir de esta semana ya es jugador profesional de Lanús, por lo que su vida se trasladó a aquella ciudad. Y ya en su primer entrenamiento con la reserva, Matías dio que hablar. “Como juega de 7, en la primera que tocó, salio corriendo, evadió a un defensor y, llegando a la esquina, clavó un buen centro para que el 9 la termine metiendo con un zapatazo al ángulo”, reconstruyó Jorge, su hincha número uno, la presentación de su hijo en la reserva de Lanús.
Pasta de campeón
“Estoy muy feliz, nervioso y ansioso. ¡Una mezcla de todo!”, resumió Matías a Vía Mendoza hace unos días, antes de viajar a Buenos Aires y mientras compartía su último sábado por la mañana rutinario en su casa de Beltrán junto a Jorge y a su mamá, Laura Martínez. “Siempre me gustó el fútbol, toda la vida lo he jugado. Y lo más lindo que me ha dado es el grupo de amigos, el poder viajar y participar de torneos. ¡Y los goles!”, agregó con timidez y humildad el adolescente, quien siempre fue hincha de Boca, pero ahora tiene su corazón dividido: mitad azul y amarillo, mitad granate.
“Soy fanático de Boca, pero si Lanús le gana a Boca me voy a alegrar igual, porque es mi equipo. Ya he podido jugar contra Boca, ¡y tuve un tiro en el palo!”, rememoró antes de dejar Mendoza.
Mati ya está instalado en la pensión en la que viven los jugadores que llegan del interior para jugar en el club, y esta semana ya participó de los primeros entrenamientos de la reserva.
Con la familia a todos lados
Mati, Jorge y Laura siempre han sido “uno los tres” y, como familia, han hecho todo juntos. De hecho, los primeros viajes a Lanús los hicieron juntos y -según ellos mismos destacan-, el club siempre se “portó excelente” con ellos, ayudándolos a pagar el pasaje para mantenerse unidos.
Ya con Mati instalado en Buenos Aires, el club también ha anunciado que ayudará a los padres a viajar periódicamente para seguir cerca de Mati y para poder verlo jugar algunos partidos. Además, el adolescente ya sabe que, al menos una vez al año, viajará a Mendoza. Y será cuando Lanús juegue de visitante contra Godoy Cruz Antonio Tomba.