En la lista de convocados a la pretemporada que está realizando Godoy Cruz en Buenos Aires había un apellido fuerte que llamaba la atención. No era para menos. “Agustín es hijo de Manuel Villalobos”, uno de los Héroes del Barro”, se leyó luego. Y como el linaje futbolero conlleva una ascendencia ilustre que en el fútbol no se hereda así nomás, la inquietud por conocer más sobre la historia surge genuina. Manuel Agustín Villalobos, con sus flamantes 18 abriles, va detrás de un sueño. Ese que su padre (Manuel, marcador punta derecho y capitán del equipo que logró el ascenso con Godoy Cruz al Nacional B en 1994) y sus hermanas (Belén y Micaela, integrantes del equipo de Primera División femenino) ya supieron concretar.
-Agustín, ¿cómo tomaste el llamado para viajar con el plantel profesional a la pretemporada?
-Empecé entrenando el lunes 22, el domingo anterior me llegó un mensaje de Javier Patalano en el que me informaba que tenía que pasar a entrenar con la Primera. Comenzó la semana así y el miércoles a la tarde me avisaron que tenía que viajar con el plantel superior a Buenos Aires. No lo podía creer.
-Teniendo en cuenta lo que significa el apellido Villalobos para Godoy Cruz, ¿cómo estás viviendo este momento?
-La verdad que muy tranquilo, desde ese llamado para ir a entrenar con el plantel de Primera he estado muy tranquilo. Por más que mi apellido sea Villalobos, es algo que no me pesa ni tampoco es una mochila. Al contrario, para mi es una gran motivación.
-¿Cómo te definís como jugador?
-Un volante más bien ofensivo que si tiene que defender lo hace. Aunque mis características son más de creación.
-¿Quién es tu espejo como jugador o a quién admirás en tu puesto?
-Me gusta mucho Pol Fernández, es un futbolista que me gusta mucho y trato de mirar siempre.
-¿Siempre jugaste en esa posición?
-De chico pasé por todos puestos. Fui lateral, marcador central y también jugué de enganche. Hasta que me pusieron de volante central y después me tiraron un poco más a la derecha para ser interior.
-¿Desde qué edad estás en el club?
-Desde los tres años. Cuando empecé a estudiar en el colegio del club, comencé a jugar al fútbol en la escuelita de Godoy Cruz.
-Tu papá fue una gloria y trabaja en el club y tus dos hermanas son jugadoras de la Primera del Femenino. Imposible que no se hable de fútbol en una sobremesa familiar...
-(risas) La verdad que sí, hablamos todo el tiempo de fútbol. Apenas llegamos de entrenar nos preguntamos cómo nos fue y qué hicimos en el entrenamiento.
-Tu papá cuenta que es bastante reservado con vos en cuanto a que no se mete mucho, ¿es así?
-Sí, la verdad que desde que juego al fútbol él nunca se ha metido, siempre me ha dejado decidir a mí solo y siempre fue muy reservado. Obviamente, cada vez que yo acudo a él está para darme un consejo o para brindarme sus herramientas para mejorar, pero nunca ha interferido en decisiones mías o de algún entrenador.
-¿Con qué soñás?
-Sueño con debutar con la camiseta de Godoy Cruz.
-¿Cuántas veces lo tuviste?
-La verdad que varias veces. No te miento, el año pasado lo tuve tres veces seguidas y fue algo muy loco porque era jugando en el Malvinas y encima haciendo un gol. Además, siempre veo a mi familia en la platea y voy corriendo a dedicárselo a ellos.
-¿Con quién te tocó de compañero de habitación en esta primera pretemporada?
-Con Bruno Leyes, que gracias a Dios es un amigo con el que subimos juntos y solemos ir juntos a los entrenamientos.
-Cómo hincha de Godoy Cruz que sos, ¿cómo viviste el centenario de la institución?
-Fue muy emocionante porque cien años no se cumplen todos los días y se dieron algunas cosas muy importantes, como fue volver al Gambarte. Aunque no se dio de la manera que todos queremos, que es con la gente en la cancha, fue algo muy lindo.
-¿Qué sentís cuando se lo menciona a tu viejo como figura importante de la historia de Godoy Cruz?
-Es algo muy hermoso porque ha sido parte de la historia grande del club y eso me llena de emoción y de orgullo. Lamentablemente no lo pude ver jugar porque cuando él se retiró yo era muy chico.
-¿También has sido capitán como tu papá?
-Sí, hasta la novena fui capitán. Yo soy 2003 y jugaba en la 2001 y la 2002.
-¿Qué te dice Sebastián Méndez?
-No, todavía no se ha dado la posibilidad de hablar mucho. Con el que sí he podido hacerlo es con Adrián (González), quien me ha dado algunas indicaciones de juego.
-¿Qué significa Godoy Cruz en tu vida?
-La verdad que es mi casa, es mi lugar de nacimiento y donde paso la mayor parte de las horas de mi vida. Es un amor incondicional.
-Por lo que se ha visto en algunas fotos, parece que a los “pibes” ya les hicieron el bautismo de fuego.
-Sí, je. Nos hicieron cualquier cosa en la cabeza.
-¿Quién o quiénes fueron los “autores del hecho”?
-Roberto Ramírez (risas). Nos agarró a Bruno (Leyes), a Manuel (Quinteros), a Andrés (Meli) y a mí. Le metió corte, pero no pasa nada, je.
El legado de sus hijos, el gran orgullo de Manuel Villalobos
“¿Si me ilusiono con verlo jugar en la Primera de Godoy Cruz? Por supuesto. Pero debe ir de a poco. Depende de él, de lo que necesite el equipo en Primera y de cómo ande el equipo en estos amistosos. Independientemente de lo que suceda, siempre le aconsejo que le ponga muchas ganas a cada momento y que lo disfrute con responsabilidad. Es muy serio, se cuida, no toma, es muy profesional”. Quien habla es Manuel Villalobos y aunque intenta poner distancia con los sentimientos, le cuesta cuando debe hablar del “nene”. Y mucho.
“En lo futbolístico no nos podemos comparar porque yo era más de marca y él es más de juego y creación. Y si bien Agustín es derecho, juega bien con las dos piernas. Técnicamente está muy bien, tiene buena visión periférica, tiene la cancha en la cabeza y ha mejorado en el juego rápido”, describe.
-¿Te tocó dirigirlo alguna vez?
-No, gracias a Dios no. El siempre decía que no me iba a tener a mí de técnico. Le salió bien, je. Yo prefiero no tenerlo porque sería mejor que haga su carrera. Tuvo momentos buenos, malos. No jugaba en AFA, no jugaba en Liga. Se lesionó y durante la cuarentena más estricta del año pasado trabajó muy bien en doble turno. Debutó en el Tombita este año y después jugó todos los partidos en Reserva. El mediocampo del equipo era Villalobos, Quinteros y Leyes.
Acto seguido, cambia de frente y empieza a hablar de Belén y Micaela, sus hijas: “Las chicas juegan los domingos y nos levantamos temprano para acompañarlas siempre. La actividad que hagan, hay que hacerla con ganas, corazón y con todo”. Y agrega: “Todos han nacido en Godoy Cruz. Desde Belén que salía de mascota conmigo a la cancha cuando apenas tenía un mes o dos. En la final contra Guaraní Antonio Franco en el Gambarte ella sale en la foto”, recuerda.
Y no podía quedar fuera de la charla su esposa, María Laura, exjugadora de hockey césped, a quien sorprendió de una manera muy especial tras un clásico cuyano: “Ella estaba viviendo en Canadá, nosotros jugábamos contra San Martín de San Juan en el Gambarte por el Regional. Sabía que llegaba, aunque no tenía bien el horario. Había comprado unos anillos de compromiso. Ese partido llovió mucho en la cancha de Godoy Cruz, yo hice un gol y después del partido, cuando salimos del camarín, le entregué el anillo. Yo me casé en el 91, eso tiene que haber sido en el 90”.
Me imagino de qué se habla en las sobremesas de un almuerzo…
-Es que todo es fútbol, los tres juegan al fútbol. Tienen el fútbol incorporadísimo. Siempre se habla de fútbol. Vemos todos los partidos, y se habla mucho de los entrenamientos. Además de trabajar en Godoy Cruz (DT de la Cuarta de AFA) soy el coordinador de la escuela de fútbol del Dalvian. Y el tío de mi señora era el Pelado Marchena, que atajó en Talleres. Casi todo es fútbol, je.
Belén y Micaela, de tal palo...
María Belén Villalobos (28) es la mayor de la dinastía de Manu. Juega de marcadora central y en su haber cuenta con el dato histórico de haber sido parte del primer equipo femenino de Godoy Cruz que salió a la cancha a competir en la Liga Mendocina. La fecha histórica fue el 25 de marzo de 2018. Y a la hora de la requisitoria de Los Andes, no duda en dar su opinión de lo que representa el fútbol y Godoy Cruz en sus vidas: “El fútbol en nuestra vida es todo, cuando se trata de Godoy Cruz nos genera algo inexplicable. Vimos y vivimos muchas cosas. De mi parte tuve la suerte de poder acompañar siempre a mi viejo. Tenía meses cuando salí a la cancha por primera vez, lo pude acompañar en el ascenso del ’94 y dar la vuelta en sus brazos. Es un privilegio y algo hermoso que tengo, Godoy Cruz es el club que amo y nuestra vida. Fui a la escuela ahí y hoy me doy el lujo de defender los colores que nos enseñaron a amar tanto. Es algo muy lindo ponerse la camiseta y salir a la cancha”.
A la hora de analizar el presente de Agustín, abre su corazón: “Que hoy mi hermano esté donde está me llena de orgullo, me emociona y se me pone la piel de gallina. A veces se piensa equivocadamente que por ser hijo de... es fácil llegar. Y la verdad que no, es todo lo contrario. Mi hermano pasó por muchas cosas y que hoy esté ahí es todo mérito suyo por cómo es como persona y como jugador. Desde muy chico fue súper responsable, siempre supo lo que quiso y se cuidó siempre. Y eso está reflejado. A mí, como hermana mayor, me llena de orgullo y se me llenan los ojos de lágrimas. Ojalá pueda seguir disfrutando mucho, que aprenda y siga por este camino”.
Su hermana Micaela (22), otra fiel exponente de esa jornada histórica, no se queda atrás. La actual volante central de las chicas tombinas aprovecha para expresar la gran admiración que siente hacia su padre: “La verdad que es un orgullo que mi papá haya sido parte de la historia de Godoy Cruz, tuve la posibilidad de verlo jugar en otros clubes pero me hubiese encantado verlo jugar con la camiseta de Godoy Cruz, de igual manera nos ha transmitido la pasión, y el amor de ser hincha de este hermoso club”, comienza diciendo la mediocampista del equipo “A”.
Acto seguido, describe de cuerpo entero a Agustín: “A mi hermano lo acompañamos siempre desde chiquito y ahora verlo que de a poco va cumpliendo su sueño es una felicidad enorme. Vestir esta camiseta es lo mejor que nos pudo pasar, ver el sacrificio y el trabajo que hace día tras día, peleándola desde muy chico y jamás regalando nada, con muchas piedras en el camino, es emocionante. Él siempre tuvo esa meta clara, de que su sueño era llegar a jugar en Primera con la camiseta que ama. Y no tengo dudas de que lo va a cumplir”.
Por último, ‘Mica’ le pone palabras al sentimiento por Godoy Cruz: “Para nosotros, Godoy Cruz es el club donde crecimos y vivimos la mayor parte de nuestra vida, donde básicamente nos criamos, íbamos a la escuela, mi papá como jugador, cómo técnico, mi hermano jugando, y nosotras también. En mi familia es fútbol y Godoy Cruz siempre”.