Los detalles, la obsesión de la Lepra

Controlando todos los aspectos del juego, Independiente Rivadavia cambió su esquema y renovó las esperanzas del porvenir.

Los detalles, la obsesión de la Lepra
Lanús perdió ante Independiente Rivadavia por la primera fecha de la Liga Profesional. (Fotobaires)

Sacrificio, compromiso y orden. Independiente Rivadavia dio una lección de táctica y estrategia en su visita a Lanús, desde un 5-3-2 que rompió con los prejuicios de “no ser ofensivo”. Desde la sabiduría de su mediocampo para dar sentido a la tenencia del balón, el Azul cerró la noche inolvidable en el Sur bonaerense con una producción que invita a creer en la permanencia y con rendimientos en los cuales apoyarse para una campaña de datos positivos. Un triunfo que solidificó las bases de la propuesta.

Saber defender, la clave de todo

“Los equipos se arman de atrás para adelante”, repite un axioma futbolero. Sin ese aspecto del juego, es casi imposible soñar. Y Ciccotello lo comprendió tras una Copa de la Liga donde padeció todo tipo de “yerros”.

El DT ajustó las piezas, aceitó movimientos, trabajos para reducir el margen de error y confirmó un nuevo esquema táctico: 5-3-2.

A partir de ese ordenamiento, la Lepra recuperó confianza y se animó a mirar al arco rival sin temer al retroceso. Apostado en las coberturas que ofrecieron sus tres medios (todos con el manual del volante central), el elenco mendocino lanzó al ataque sus laterales. Y fue por izquierda donde rompió el partido y generó lo más productivo de una noche sin fisuras.

Con el balón en su poder, le dio sentido a la circulación, con opciones de pase tras cada recuperación y con mucho criterio para entender cuando jugar en corto y cuando lanzar.

Y cuando el rival fue quien se adueñó de la propuesta, los de Ciccotello no se pusieron colorados: retroceso colectivo, las líneas bien juntas y a ‘morder’ en cada centímetro del campo de juego.

Y arriba, el detalle clave: la astucia de Matías Reali y la potencia de Mauricio Asenjo. El ‘10′, y capitán, leproso mostró todo su repertorio de gambetas y quiebres de cintura. El gol fue la frutilla del postre a una noche inolvidable en el Néstor Díaz Pérez. Mientras, el ‘9′ ganó todo lo que le tiraron y fue referencia a la hora de dar descanso a sus compañeros.

Triunfo con sabor a esperanza; rendimiento más acorde a lo requerido y la iniguable sensación de haber encontrado, en el momento justo, la respuesta a viejos males. Casi nada.

Ante Godoy Cruz, se juega en el Gargantini

Aunque desde el Gobierno de Mendoza hubo intentos por llevar el duelo del próximo sábado, a las 15.30, al estadio Malvinas Argentinas, las negociaciones no tuvieron siquiera comienzo. La intención del ejecutivo provincial fue que ambas parcialidades pudieran disfrutar de un nuevo choque entre equipos locales en Primera División, tras de 42 años (NdR: el último fue entre Independiente Rivadavia y Gimnasia, en el Nacional de 1982). Sin embargo, desde la Lepra se encargaron, bien rápido, de “pincharle” la iniciativa. Daniel Vila, presidente de la entidad, dio por tierra cualquier especulación y confirmó que el juego entre el Azul y Godoy Cruz será en el estadio Bautista Gargantini.

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