Si uno busca alguna buena noticia en Independiente Rivadavia se da cuenta, inmediatamente, que no abundan. Es que quedaron los ánimos bien caldeados en el club azul del Parque General San Martín. El único aspecto rescatable en la Lepra es que se le terminó la Copa de la Liga 2024 y es únicamente por eso que peor no le pudo ir. Último en los promedios del descenso y sumergido en una crisis deportiva total, el parate le vendrá bien a un equipo que necesita muchos cambios, fundamentalmente adentro de la cancha.
En contrapunto con la producción de Godoy Cruz Antonio Tomba (clasificado a la fase final de la Copa de la Liga y candidato), Independiente Rivadavia finalizó su participación con solo 8 puntos sobre 14 partidos disputados en lo que fue su regreso a la máxima categoría tras cuatro décadas de ausencia. Los del Parque perdieron 10, ganaron 2 y empataron 2, una cosecha muy pobre para tener pretensiones de salvación.
Si hacemos un breve repaso de lo hecho hasta acá, no podemos decir que el Azul arrancó mal la CLP. Todo lo contrario. El debut ante Independiente de Avellaneda fue con derrota, pero ese día el equipo mostró guapeza, algo de juego y ganas de competir, lo que generó el visto bueno inicial de la hinchada. Luego vendrían los triunfos ante Gimnasia La Plata y Huracán. Y la cosa pintaba bien. Aunque llamativamente el rendimiento cayó y generó una situación incómoda en los pasillos del Bautista Gargantini.
La temporada pasada, la Lepra hizo todo bien y se llevó el premio del ascenso. Este año, hizo casi todo mal y sufre en el fondo de la tabla de ecuaciones con el fantasma que sobrevuela ahí nomás. ¿Por qué se dio todo esto? La respuesta es multicausal.
Salvo excepciones, los refuerzos no rindieron como se esperaba. En esta columna de opinión rescataremos a los arqueros Gonzalo Marinelli y Mariano Monllor, quienes sacaron muchas pelotas para que las derrotas no fueran tan lacerantes. Les entraron por todos lados y hay que decirlo. Francisco Maidana, Federico Castro y Fabrizio Sartori Prieto son otros de los que “salvan la ropa”. El resto, a revisión.
Por supuesto que los que ya estaban como Matías Reali, Francisco Petrasso y Ezequiel Ham deberían ser tenidos en cuenta durante la segunda mitad del año, no solo por ser los “sobrevivientes” del ascenso, sino porque en Primera no desentonaron y merecen más oportunidades. Sobre todo “Chuky” Reali, el distinto del equipo al que dejaron muy solo.
Otra causa del delicado momento en Avenida Las Tipas fue dejar ir al goleador del fútbol argentino en ese entonces, el paraguayo Alex Arce. Su salida (poco explicada) provocó una suerte de implosión en el vestuario y, desde su adiós a la Liga de Quito, el plantel no volvió a ser el mismo. Tampoco tuvo reemplazo.
Dejar de improvisar posiciones y aferrarse a los manuales básicos del fútbol podrían ser una llave hacia la solución, tal vez. Que el 4 juegue de 4, que el 5 de 5, que el 8 haga la banda, que el 10 arme y que el 9 meta los goles. Que el equipo controle la pelota para que no la tenga el rival. En un juego tan complejo, muchas veces las ideas simples son las que ganan.
Después de esa ráfaga inicial, la Lepra sufrió el torneo y hasta lo terminó como el club más goleado de la división con 25 tantos junto a Tigre, el peor de la general. Es un montonazo.
Al DT Rodolfo De Paoli, que se fue de manera anticipada justamente por malos resultados, le siguió Franco Di Santo, quien jugó solo 53 minutos y erró un penal. Todavía cuesta entender por qué lo contrataron estando lesionado y falto de fútbol al delantero mendocino. El camino del ex San Lorenzo podría ser el de Bruno Bianchi y también el de Emmanuel Mas, aunque habrá que estar atentos a las novedades en el Gargantini porque, como confió una fuente ligada a la institución, “ni el DT Cicotello tiene asegurada la continuidad”.
Ni Rodolfo De Paoli ni Martín Cicotello le encontraron la vuelta al asunto. Nunca supimos a qué quiso jugar este Independiente Rivadavia, no llegamos a memorizar un once inicial y los resultados hablan por sí solos.
Vale recordar que, salvo modificaciones escandalosas a las que la AFA nos tiene acostumbrados, descenderá a la Primera Nacional el último de los promedios (hoy Independiente Rivadavia) y el último de la tabla general (hoy Tigre).
En Independiente tienen que acusar el duro golpe que le dio como bienvenida la Primera división. Luego hacer una profunda autocrítica (dirigentes, cuerpo técnico y jugadores) para después tomar las decisiones correctas que marquen la ruta justa hacia el objetivo único: quedarse en Primera. Sumar los refuerzos precisos y apostar a las incorporaciones correctas será crucial para mantener las esperanzas.