El ‘Rafa’ Iglesias salta como si lo hubiesen conectado a la 220, el ‘Popeye’ Almeida cierra sus puños y da un tumbo sobre sus pasos, el ‘Cachorro’ Abaurre mira al cielo y levanta los brazos como queriendo abrazarse con una nube, el ‘Hacha’ Almeida se desploma en el piso y el eterno ‘Gato’ Lentz se funde en un abrazo interminable con el otro ‘Gato’, Oldrá.
¡Godoy Cruz campeón! Un avioncito grupal por aquí, una vuelta olímpica más allá y el ‘Buby’ Manchado atravesando de rodillas el pantanoso campo de juego del estadio Clemente Argentino Fernández de Oliveira.
Ahí están, son ellos. Ni más ni menos que la generación dorada de Godoy Cruz Antonio Tomba, los héroes de la piedra angular de una historia de grandeza incipiente que comenzaba a cimentarse con ladrillos de gloria. De club de barrio a embajador del fútbol mendocino hasta la actualidad.
“Muchachos: lo único que les puedo decir es que jamás pierdan la humildad y la honestidad que tienen. Muchas gracias por todo”, pide Alberto Garro en un momento de intimidad a sus dirigidos en la previa a la final en Misiones
El triunfo 1-0 en un Gambarte a sala llena, con el inolvidable zurdazo cruzado de ‘Polito’ Naves (tras pase de Pereyra) ante el casi inexpugnable Puentedura parecía exiguo. “No es una derrota para preocuparse, en Misiones no tendremos problemas para vencerlos”, fanfarroneaba el ‘Negro’ Roldán, DT de Guaraní Antonio Franco en aquél entonces, luego de la primera final.
La definición en la tierra colorada fue una semana después, el domingo 19 de junio de 1994. Cerca de 300 hinchas del Expreso recorrieron los 1700 kilómetros que separan Mendoza de Posadas. Y más allá de que el equipo del ‘Tachuela’ Garro estuvo lejos de practicar el fútbol ofensivo y moderno que lo identificó desde su debut, el Tomba se plantó como equipo y le jugó de igual a igual al imbatible, en su casa, Guaraní Antonio Franco.
A falta de pases cortos y precisos, hubo un corazón a prueba de balas. Iglesias y Oldrá terminaron con chichones de tanto cabecear, los hermanos Almeida clausuraron sus sectores, Villalobos trabó hasta con la cara, Franco fue un león, Marcucci, Pereyra, Abaurre y Naves oficiaron de eslabones de la resistencia y Lentz y Cuello dieron una mano al ingresar. Y cuando ya nadie podía y los palos o el travesaño no hacían un guiño cómplice, Manchado se puso el traje de Superman y voló para sacar todo lo demás.
La gesta indeleble de un club de barrio que en plena aventura halló el oro en el barro.
El merecido homenaje de hace dos años
Durante el mediodía del sábado 6 de julio de 2019, la actual CD del Club Godoy Cruz agasajó a “Los Héroes del Barro” en virtud del 25° aniversario del ascenso al Nacional B. Del plantel campeón hubo algunos ausentes y estuvieron las hijas del Gato Lentz (falleció en 2004). Cada protagonista de aquella gesta inolvidable subió al escenario, fue ovacionado y recibió una camiseta retro con el número 25, además de una plaqueta y un vino como souvenir para la ocasión.